Los EEUU a punto de mandar el mundo al diablo

I

Los EEUU están a punto de dar un paso histórico, de enorme repercusión en la desinstitucionalización del mundo.  Vale decir, revolucionarlo, con sus inevitables repercusiones sobre el mundo entre el cual se revuelven:  desmoronamiento definitivo de lo que queda del actual arbitro internacional (ONU), toma de posiciones geopolíticas de la comunidad internacional, asunción de bandos, defensa feroz de intereses económicos e inicio (en el peor de los casos) de un juego de fuerzas de cualquier modo, que es como decir la guerra, el nuevo y siempre viejo capítulo de la barbarie mundial.

Han anunciado a través de su embajadora ante la ONU algo así como que se han cansado ya de las negativas reiteradas de Rusia y China a la intervención de una fuerza internacional para deponer al gobernante sirio Bashar Al-Assad.¹

II

No es que el cuento sea nuevo, ¡puf, por favor!  Ya hay precedentes.  Irak, el emblemático.  Entonces pasaron por encima de las resoluciones de la ONU para invadir ese país, deponer a su gobernante “fabricante” de armas de destrucción masiva, matar a más de un millón de personas, dividirle el territorio en zonas de extracción petrolera y, lógicamente, empezar a bombearlo hacia sus arcas de origen.

En ese entonces los rusos como país contrapeso del contubernio occidental (EEUU, Francia, Inglaterra y otros) lucían algo más amodorrados que ahora, cuando se han atrevido finalmente a algo, por lo menos a protestar ante la ONU junto a China el torcimiento mismo de la organización arbitral y la pretensión de instaurar una unilateralidad hegemónica mundial.  Entonces como que andaban aún despabilándose del shock de la perestroika y su consecuente desintegración desde la vieja URSS.

Tuvieron que perder ante Occidente geoinfluencia en Afganistán, Irak, Libia, entre otros, para reaccionar hoy, junto a China, y atreverse a decir “no” a la troica colonialista de siempre respecto de sus flamante planes en relación a Siria e Irán, este último el gran botín, botín petrolero.  Su Organización para la Cooperación de Shanghái (OCS), donde se alía a China, Kazajstán, Kirguizistán, Tayikistán y Uzbekistán, además de la posibilidad de incorporación de países como  Irán, India, Pakistán, Turkmenistán, Mongolia y Turquía, es un balbuceante intento aún de contrapesar el avance hegemónico de las potencias emblemáticas occidentales.

Sin embargo, con toda su merma y distracción histórica, la cual la ha llevado hasta el grado de descuidar principios defensivos en sus propias fronteras del Este europeo (el llamado escudo antimisiles de los EEUU), no se puede dejar de reconocer el papel de contención y de balance geopolítico ruso.  Sin él, sin la China de hoy, los EEUU y los países europeos con seguridad se habrían atrevido a más y el mundo se estaría perfilando en una suerte de III Reich reformulado, el imperio de los mil años ahíto de unipolaridad.

III

La variación de novedad hoy, el paso brutal y fatal que enunciamos al principio como un evento de desinstitucionalización del mundo conocido, es que los EEUU decidan operar en Siria por cuenta propia por encima de la oposición abierta de dos miembros eminentes del Consejo de Seguridad de la ONU, a saber, como se lleva dicho, Rusia y China, tanto más grave cuanto el fundamento funcional de esa instancia es la toma de decisiones en consenso.

Las palabras de la embajadora gringa, más allá de fijar una posición de Estado, provocar o expresar frustrante ira, parecen delinear una profecía, según los estadounidenses le tomaron el gustito a su libre accionar durante las décadas de ausencia rusa:  “no dejaremos de hacer lo que hacemos solo porque no haya resolución”.²

Clara palabra de guerra, a no dudar.  En Irak, ya dicho arriba, hicieron lo que desde un principio quisieron por encima de la débil oposición rusa; se proponen hoy hacer lo que quieren por encima de la ahora enérgica posición ruso-china. He allí la tentación de los mil demonios.

IV

Las implicaciones serían simples y dramáticas.  No serviría para más la ONU o su Consejo de Seguridad, como primer efecto; y como subefecto, la OTAN parecería llamada a emerger como la instancia mundial de toma de decisiones según es privativo del nuevo orden mundial el deseo de las potencias militarista occidentales.  ¿Es que acaso existe por allí una gélida organización de contrapeso efectiva como el otrora Pacto de Varsovia?  La OCS, como se dijo, aún balbucea.

Rusia, a más de perder el pequeño puerto que mantiene en Siria, perdería Siria completa como aliada, como socio militar y comercial, como geoestrategia, así como China.  Pero lo de más dimensión sería Irán.  Los analistas proponen que en realidad se ataca a Siria para cercar al coloso persa, el real objetivo.  Sus descomunales reservas de petróleo, su significativo valor estratégico geográfico, de ser tomados darían cumplimiento a la llamada “doctrina Eisenhower”, de 1957 (o también “doctrina Carter”, de 1980), cuyo propósito es “asegurar el acceso de EE.UU. a las prolíficas reservas petrolíferas del Golfo Pérsico.”³

Para las nuevas alianzas que emergen como bloque de contrapeso al poderío de Occidente, perder a Irán como zona de influencia, como suelo de operaciones, significa a secas perder.  ¡Tan fundamental luce ese país en el Medio Oriente para el equilibrio y la paz en el mundo!  No de balde para unos representa el último zarpazo programático de una vieja guerra por el dominio del mundo; y supervivencia, para otros, esa suerte de matojo de la que te aferras desesperadamente antes de desprenderte al precipicio.

Geográficamente el mundo no es el Medio Oriente, pero simbólicamente estaría siendo engullido entre ese cierre de mandíbula militar que se operaría desde Israel hacia Europa.

V

Lo anterior para el caso de que Rusia y China crucen lengua y brazos ante una intervención directa en Siria, cual hizo una primera Rusia respecto de Irak en 2003 (ya los aliados están indirectamente dentro de Siria, ONU a un lado); caso contrario, que se hagan operativas alianzas y reacciones, militarmente hablando, en defensa de espacios e intereses, incluso, como suele suceder, luchando las potencias indirectamente a través de segundos o terceros países, se tendría la guerra, siempre con el inenarrable riesgo de la confrontación directa entre potencias madres.

Se estaría a la vuelta de la esquina histórica, es decir, donde el perro una vez se mordió la cola dando inicio al ciclo perruno presente:  creación de una nueva Sociedad de Naciones, reconfiguración del mundo hacia sus polos geopolíticos, renacimiento (y valga el contrasentido) de la perenne guerra fría, una vez más acusando el hombre sus altos niveles de civilización barbárica (y valga nuevamente la contraespecie semántica).

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¹ “Rusia, alarmada por propósito de EEUU de actuar al margen de la ONU en Siria” [en línea]. - Univisión Noticias. - 20 jul 2012. - [2 pantallas]. -  http://feeds.univision.com/feeds/article/2012-07-20/rusia-alarmada-por-proposito-de?refPath=/noticias/estados-unidos/noticias/. - [Consulta:  22 jul 2012].

² Loc. cit.

³ Michael Klare:  “La nueva geopolítica de la energía” [en línea]. – Rebelión. – 2 jul 2008. - [Pantalla 4]. - http://www.rebelion.org/noticia.php?id=69727. - [Consulta:  22 jul 2012].



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Oscar J. Camero

Escritor e investigador. Estudió Literatura en la UCV. Activista de izquierda. Apasionado por la filosofía, fotografía, viajes, ciudad, salud, música llanera y la investigación documental.

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