La Conjura imperial y la batalla en la OEA

A José Vicente Rangel se le tiene como el periodista venezolano, no solo mejor
informado, sino con mayor conocimiento y comprensión del proceso político
venezolano, tanto por el acervo informativo acumulada en su larga trayectoria
de comunicador y analista político, como por su condición de actor destacado de
los últimos 50 años de la vida política nacional.

Para este veterano fablistan, el apego a la veracidad de los hechos y su
compromiso con la defensa con la verdad que de ella se deriva, es parte de un
apostolado que consecuentemente ha sostenido y que, para propios y extraños, le
otorga una credibilidad incuestionable que hace de cada uno de sus afirmaciones
y análisis, un referente obligado del estudio del complejo proceso político
nacional y sus relación con escenarios y actores cercanos y distantes con
influencia en el mismo.

Por eso, José Vicente Rangel “no se pela” cuando denuncia a través de los
distintos medios en los que hoy ejerce su “mayor pasión", el periodismo que, con
motivo de las próximas elecciones del 26 de septiembre, la derecha nacional, en
combinación con el gobierno de los Estados unidos y la derecha
contrarrevolucionaria europea, esta organizado una trama dirigida a atacar, por
diversos flancos y al mismo tiempo, al gobierno del comandante Hugo Chávez, con
el inocultable propósito de desestabilizarlo y debilitarlo; todo con el fin de
alcanzar una mayoría de diputados y diputadas en la nueva Asamblea Nacional
que les permita derrocar al gobierno bolivariano; sin negar los planes de los
sectores mas reaccionarios que están dispuesto, incluso, a apelar al magnicidio,
con le fin de alcanzar sus antidemocráticos propósitos, convencidos de que
Chávez y los bolivarianos no son derrotables en las urnas electorales.

Los hechos confirman, que tal aseveración no es fábula periodística ni
maniobra política, toda vez que en el escenario nacional e internacional se
evidencia las de diversas acciones concertadas de la contrarrevolución
venezolana y el imperialismo dirigidas a ese propósito.

La contrarrevolución, carente de ingenio, de proyecto de país y de propuestas
alternativas a la acción del gobierno bolivariano, concentraron el fuego de
sus mercenarias baterías mediáticas – ya que no tiene capacidad de movilización
social - en los efectos de la crisis eléctrica provocada por el fenómeno
natural de “El Niño”, pero ante la respuesta rápida y efectiva del gobierno y
el apoyo de la mayoría del pueblo a tales acciones, debieron replegarse
apelando a una supuesta corrupción que no denuncian ante los jueces ni
presentan pruebas para sustentarlas.

Igualmente forma parte de esta conjura nacional e internacional la intervención
del Cardenal Urosa Sabino, quien con el mayor impulso macartista, digno de un
“troglodita” de la política, lanzó un artero ataque con el proceso
revolucionario democrático venezolano y sus instituciones, apelando al vieja
formula del anticomunismo, con el deliberado propósito de utilizar la escasa
influencia que le queda sobre el pueblo católico venezolano para favorecer la
opción electoral – y no electoral – de la contrarrevolución venezolana y el
imperialismo norteamericano.

Pero, el estado de decrepitud de la oferta electoral de la contrarrevolución
personificada en una mayoría de sujetos representativos de la Cuarta República y
sus hijos putativos, hizo del escenario internacional, el espacio ideal para
atacar la revolución bolivariana, por lo que, además de cuestionar la efectiva
campaña contra el narcotráfico que ha permitido, en solo seis (6) meses, la
captura y deportación de doce (12) jefes mafiosos y la incautación de
veintinueve (29) toneladas de drogas provenientes de Colombia, han decidido
apelar al refrito de la supuesta presencia de insurgentes colombianos en
nuestro territorio, como medio para cuestionar nuestra política de neutralidad
en el conflicto social y armado que vive la hermana República de Colombia desde
que la oligarquía y la CIA de los Estados Unidos dieron muerte, en 1948, a la
mayor esperanza de redención del pueblo colombiano: el dirigente liberal y
socialista Jorge Eliezer Gaitán.

Hoy, el campo de batalla será en el Consejo Permanente de la Organización de
Estados Americano, en donde el mafioso No. 82 de la lista de la DEA, Álvaro
Uribe Vélez, sirviendo de instrumentos venal a sus amos del gobierno de los
Estados Unidos en su campaña a favor de la contrarrevolución venezolana,
pretende poner en escena una opera bufa, de la peor factura moral y política, en
la que se acuse al gobierno de la República Bolivariana de Venezuela de
permitir la presencia de insurgentes colombianos en su territorio; refrito
mediático que por manido e insostenible, solo puede ser defendidos por quienes,
como Uribe y su séquito narcoparamilitar, hacen coro ventrículo del imperio
para atacar a la revolución bolivariana.

Pero en esta batalla “entere el ayer y el siempre”, de “Florentino y el
Diablo”, el gobierno bolivariano tiene las pruebas irrefutables para desmontar
este “falso positivo” del gobierno uribista y cuenta con una vocería
diplomática, encabezada por el embajador Roy Chaderton Matos, con la dignidad
patria y experiencia profesional y política diplomática, que bajo los
lineamientos de nuestro comandante Hugo Chávez Frías y el Canciller Nicolás
Maduro Moros, derrotará, como lo han hecho en el pasado, todas las maniobras
urdidas por el imperio y sus lacayos en contra de nuestra revolución
bolivariana, desenmascarando los cipayos de la traición santanderiana y sus
acólitos de la subordinación imperial en Nuestra América, para seguir
avanzando, más decididos que nunca, en la afirmación de nuestra independencia,
la defensa de nuestra soberanía, en la profundización de nuestra revolución
bolivariana y socialista, la integración de América Latina y el Caribe y la
unidad de Nuestra América.


yoelpmarcano@yahoo.com


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Yoel Pérez Marcano


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