La dificil arquitectura de nuestra América

Con la celebración los días 2 y 3 de julio de la Reunión de Trabajo de los Altos Representantes de los países suscribientes de la Declaración de Cancún, en la se registró la histórica decisión de promover la creación de una Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe, teniendo como fecha de fundación la Cumbre de Jefes de Estados y de Gobiernos a realizarse el 5 de julio de 2011 en Caracas, en el marco de Bicentenerario de nuestra Independencia, se da un nuevo y decisivo impulso a la construcción, no solo de un sueño de nuestros iniciales Libertadores, sino al cumplimiento de un imperativo histórico nacido en la comunión de historias, pueblos, lenguas, religiones e intereses de los pueblos ubicados al Sur del Rio Bravo hasta la Patagonia y extendido en el arco insular del Mar de los Caribes.

La construcción de este proyecto político integracionista, que apunta a la unión de todos nuestros pueblos, tiene como escenario un mundo desequilibrado, conflictivo, inestable y convulso que no facilita su concreción y fortalecimiento, al generar tensiones y conflictos inconvenientes entre sus promotores y, especialmente, por la presencia de un factor disociante, desestabilizador y amenazante constituido por el gobierno de los Estados Unidos que se resiste, en contra de la corriente de la historia, a perder su centro de eje gravitacional del continente y del mundo y que está dispuesto a realizar todas las maniobras dirigidas a impedir la creación de un ente plurinacional de 600 millones de habitantes, con las reservas naturales y energéticas más importantes del planeta y dotada de una enorme potencialidad tecnológica, industrial y agrícola que pudiera rivalizar en el mediano plazo, con las economías capitalistas más importantes del planeta.

Crear un modelo arquitectónico y un proceso constructivo original y contextual, tampoco será tarea fácil, por cuanto a lo anterior habrá que agregarle, superar los intereses de quienes han retenido el control tradicional de los Estado y las sociedades de nuestro países, las laceraciones creadas por más de 60 años de confrontación política entre las izquierda insurgente y los grupos burgueses nacionales, los insuperados conflictos litigiosos por las demarcaciones fronterizas y las herencias de fracturas territoriales por acción del colonialismo europeo y los conflictos entre los nuevos Estados.

Por si fuera poco, en esta oportunidad, al proyecto histórico de Bolívar de crear una sola República integrada por naciones hermanas, tal como se debatieron en el Congreso Anfictiónico de Panamá de 1826, hemos de agregar la importante presencia de países derivados de procesos de conquista, colonización y dominación no hispánica que lleva al encuentro dea nuestro espacio cultura a otras historias, lenguas y necesidades, pero cuya presencia, sin duda, enriquecen y refuerzan una pluralidad nacional de este proyecto, que lejos de debilitar la integración y la unión, la fortalecerá con sus estos nuevos aportes.

Este escenario interno y los factores endógenos, de origen externos, que están presentes, exigen una visión de tiempo, forma y contenido que aleje las prisas políticas, macere los medios, métodos y estilos de la difícil negociación y coloque el acento en la unidad en los contenidos inciales del proyecto, impidiendo con ello que, simples elementos circunstanciales y subalternos del discursos o el detalle, se conviertan en elementos conflictivos de un proceso que debe conducir al la identidad superior de la idea integracionista, por encima de la diversidad de intereses que concurren en ese proyecto.

La diplomacia venezolana, que asumió la responsabilidad de favorecer los espacios y mecanismos para la construcción inicial del proyecto de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe, ha mostrado suficiente inteligencia y madurez en estos 11 años del gobierno bolivariano del comandante Hugo Chávez, como para entender y cumplir esta tarea histórica y, seguramente sabrá “hilar fino” en tan delicado proceso para neutralizar las conspiraciones imperialistas directas y las que aparezcan por mampuesto, para hacer avanzar esta “Barca de Noé” de nuestros sueños irredentos, hacia la construcción de este proyecto de Soberanía, Independencia y Bienestar para todos los pueblos de Nuestra América.


yoelpmarcano@yahoo.com


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Yoel Pérez Marcano


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