Cada día, debe adaptarse a los nuevos escenarios conservando sus raíces

El idioma español se proyecta mundialmente sin perder su esencia

Horacio Biord Castillo

Horacio Biord Castillo

22 de junio de 2016.- Vocablos indígenas como chocolate, tomate, bohío, cazabe, cachicamo, ají y canoa fueron asimilados por los ibéricos durante los contactos iniciados entre ambos grupos humanos en el siglo XVI. Más recientemente, la Real Academia Española (RAE) ha aceptado tecnicismos ingleses relacionados con la tecnología, tales como internet, blog, hacker, wifi, tuit, drone y chat.

¿Qué nos sugieren esos préstamos lingüísticos, en un mundo con casi 600 millones de hispanoparlantes (de los cuales unos 500 millones lo hablan como primera o segunda lengua) y donde el español es el idioma oficial de 21 países? Similar a los seres vivos, el idioma aprende cosas nuevas para sobrevivir. Evoluciona, cambia, se renueva constantemente, porque así lo hacen sus creadores.

"Las lenguas no tienen una vida independiente de sus hablantes y es interesante cómo a través del español se transfirieron muchos indigenismos a otras lenguas", explicó el jefe del Centro de Antropología del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (Ivic), Horacio Biord Castillo.

Cuando el papa Francisco autorizó el ofició de una misa en lenguas indígenas en San Cristóbal de las Casas en el estado de Chiapas, México, y pidió perdón por la exclusión y discriminación a las que han sido sometidos sus pobladores originarios, lo hizo como un reconocimiento público a ese "otro" rechazado y maltratado: el pueblo indígena.

Según el investigador del Ivic, los latinoamericanos suelen admitir el pasado indígena pero no la presencia del indígena, "que es otra cosa", afirmó Biord, presidente de la Academia Venezolana de la Lengua (AVL).

El español venezolano

Siempre ha habido interacción entre el idioma español y las lenguas nativas y de esa relación histórica han surgido alteridades y aproximaciones, indicó la docente Rosalina García, individuo de número de la AVL y miembro de número de la Academia de Historia del Estado Miranda.

De allí han surgido muchos venezolanismos, aquellas palabras o usos propios del español hablado en Venezuela. En la edición 2014 del diccionario de la RAE, fueron aceptados 10 venezolanismos: borona, chamo, emparamar, faramallero, leche (suerte), mecate, pana, pasapalo, rasca y sócate.

Ese intrínseco vínculo entre la lengua y la historia enriquece el idioma y facilita su expansión. "Somos una potencia lingüística. El español es una lengua masiva, plural, diversa y territorial. Es un instrumento de dominio comunicacional muy relevante que no está exento de peligros", agregó García.

La escritora se refiere a esa lucha constante entre la ancestralidad y el progreso: es decir, la necesidad de conservar las raíces sin dejar de incorporar novedades. "La lengua refleja la vida real, cambia constantemente porque es un organismo viviente. Sin embargo, tiene sus propias tradiciones, elementos nobles que deben respetarse".

Para el individuo de número de la AVL, Rafael Arráiz Lucca, es fundamental la preservación de la memoria histórica para que las generaciones venideras la conozcan, bien sea a través de la transmisión oral o la palabra escrita. "Sobre esto no hay nada que discutir: hay que hacerlo", informó el historiador.

A su juicio, esa masa enorme de hispanoparlantes no es garantía de un español de calidad. "En muchos casos en los que nos parece que se habla mal se debe a que el acento no nos es familiar. De todas maneras, cualquier lengua está cambiando todo el tiempo y pareciera que todas tienden a simplificarse en favor de la comunicación", aseguró Arráiz.

Una sola nación: Hispanoamérica

Es imposible hablar sobre América sin tomar en cuenta a los indígenas y su cultura; tampoco es viable pensar en España sin considerar la influencia americana. Lo diría el propio rey Juan Carlos I durante su reinado: "España, histórica, social y culturalmente, es ininteligible sin su vertiente americana".

Con respecto a ese punto, Rosalina García explicó que el Estado español, mediante la fundación del Instituto Cervantes y de las academias de la RAE en América, ha impulsado el panhispanismo, que no es otra cosa que la unión de los países de habla hispana en lo económico, político y cultural.

Horacio Biord Castillo lo define como "un gran bloque geopolítico y geoestratégico que le permita a los hispanohablantes hacer frente a los grandes retos de hoy en día.

El investigador del Laboratorio de Etnohistoria y Oralidad del Ivic hizo mención a dos desafíos globales del idioma español: la tecnología y los movimientos migratorios internacionales. Pasar de lo analógico a lo digital implica mucho más que sustituir un soporte gráfico; "estamos delegando la denominación informática al idioma inglés y sería interesante que también pudiese estar en español", dijo.

La nueva Europa

El segundo elemento que puede alterar la expansión del idioma español tal como se conoce en los actuales momentos, son el ingreso de miles de refugiados a Europa como consecuencia de complejos factores religiosos y bélicos.

"Pareciera que ese continente, que se erigió como el modelo y paradigma de civilización a seguir, está experimentando una crisis de identidad profunda; su rostro se modifica diariamente producto de las inmigraciones. Debemos prestarle atención a lo que sucede fuera de nuestras fronteras porque afectarán a los venezolanos", insistió Biord.

La manera más eficiente y directa de resguardar la lengua española de esas y otras variables externas, es promoviendo su valoración desde la niñez. "Un buen docente, enamorado de su lengua, es un ejemplo importante en el aula", aseguró el poeta Rafael Arráiz Lucca.

En verso o en prosa, la poesía es la manifestación de la belleza o del sentimiento estético por medio de la palabra; por lo tanto, es útil para enseñar las virtudes del idioma. "La poesía capta la esencia del mundo. Es el esplendor del idioma y es muy importante cultivarla", indicó García.

Independientemente de cuál sea el idioma, su protección es innegable y requiere el apoyo de la comunidad científica, académica y gubernamental.



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