8 de Feb. 2009.- El pasado 29 de enero, el Centro Nacional de Tecnología de la Información dio a conocer las primeras tres normas técnicas que regirán el uso de programas informáticos para el Estado. Un paso importante para la paulatina implementación de algunas ofertas de software que perfectamente se pueden conseguir en el mundo libre.
El formato ODF se institucionaliza para desplazar todos los desarrollados por la plataforma de Microsoft Office. El PDF, para documentos no editables, y el Html para los portales web creados por el Estado, son los otros formatos seleccionados.
A casi dos años de su llegada al Cnti, Carlos Figueira, profesor de la Universidad Simón Bolívar, logró desmitificar y, en cierto grado aclarar, el turbio panorama que estaba generándose con el proceso de migración al software libre que se hizo ley con el decreto 3.390, de 2004.
El proceso, que corría el riesgo de ser visto como un campo abierto para las corruptelas se le dio forma concreta, se establecieron acuerdos sinceros con las comunidades de software libre y con las empresas fabricantes de equipos. Ahora los retos son mayores, la creación de Altagracia como sistema generador de código, y de Canaima como sistema operativo, serán base para lograr el gobierno electrónico y la plena migración de la diversa plataforma del Estado.
Pero Figueira va más allá. Sueña con un usuario que tenga el libre albedrío de decidir por qué sistema operativo inclinarse a la hora de comprar una computadora. Ve injusto que la gente no tenga derecho a escoger, que de entrada se le venda una plataforma informática. Es por ello que aspira y vislumbra un escenario donde Canaima, la meta de distribución que se inspira en Debian, sea esa alternativa de selección.
Tarea que, si bien suena ambiciosa, puede levantar voces a favor y en contra. ¿Cómo comenzará a hacerlo? La primera gran prueba de fuego estará en el millón de computadoras escolares del proyecto Magallanes. Como se recordará, el Ejecutivo nacional, a través del Ministerio de Telecomunicaciones, adquirió bajo acuerdo con Portugal un lote de un millón de Classmate PC, el más grande que se hace hasta ahora en el mundo de este proyecto que promueve Intel.
Hasta el momento, ya se logró que Canaima se adecue a los requerimientos de estos equipos. Dice Figueira que se está trabajando de la mano con el Ministerio de Educación para que no haya inconvenientes con el manejo de los contenidos educativos. "Nosotros cumplimos, el sistema operativo está instalado en las computadoras, ya hicimos las pruebas y todo funciona".
A partir del computador escolar, Figueira apelará a impulsar normativas que velen por ese libre albedrío inicial de los usuarios.
Asegura que estará de acuerdo con cualquier alcaldía o gobernación que quiera impulsar proyectos de este tipo; incluso, se puso a la orden para que el proyecto que impulsa la Alcaldía del municipio Sucre de llevar el Olpc (One Laptop Per Child) cuente con el respaldo técnico del Cnti, eso sí, deben trabajar con software libre.
"Si trabajan con software privativo, tengan la seguridad que los combatiré, si es libre los apoyaré. No podemos ir en barcos distintos". La vehemente defensa de Figueira seguramente encontrará rechazo, contraposiciones, críticas y también apoyo. Esto se acrecentará, sin dudas, cuando más y más alcaldías impulsen proyectos de este tipo.
Por eso, resulta imperioso que se consulte al beneficiario final, pues las imposiciones no son buenas, vengan de donde vengan.
Lo ideal, para el pueblo, desde mi perspectiva, es que además de la oportunidad de escoger, tenga acceso a la mayor cantidad de plataformas posibles, pues adquirirá más destrezas, indispensables en un mundo diverso y competitivo.
