Los Estados Unidos, la propiedad intelectual y la promesa de un “futuro mejor”

La historia de América Latina nos ha dado contundentes muestras de la influencia de las corporaciones y los gobiernos de países “desarrollados” en la vida política y económica de las naciones del Sur, habiendo prevalecido relaciones hegemónicas donde fuerza bruta, falsas promesas, presiones y chantajes fueron y son componentes esenciales de un eficaz mecanismo de saqueo.

En su racionalidad depredadora para mantener patrones de consumo no sustentables en el tiempo, y tras el rotundo fracaso de la Alianza para el Libre Comercio de las Américas (ALCA), los Estados Unidos han reelaborado su estrategia de política expansiva en aspectos de “propiedad intelectual” relacionados con el comercio, creando burbujas de negocios y ganancias con bienes materiales (bienes raíces, tierras, granos, combustibles) pero incursionando además en los mal llamados “bienes intangibles”: saberes humanos creadores de riqueza.

Estudios desarrollados por varios investigadores han señalado la importancia que le asigna el capitalismo corporativo a la protección de estos mecanismos de succión y transferencia “legal” de divisas, donde las disciplinas que conforman la “propiedad intelectual” poseen básicamente al menos 4 misiones claramente identificadas:

  • controlar (por patentes) el conocimiento creador de valor, al incorporarse como tecnología al capital fijo, en los procesos productivos de las corporaciones -farmacéuticas, químicas, biotecnológicas, alimenticias, energéticas, etc.-,
  • apropiar ganancias (mediante marcas) distorsionando estructuras de costos y fijando precios ficticios en bienes y servicios, desvirtuando la esencia del sistema de signos distintivos.
  • captar recursos ilegítimamente (invocando derechos de autor) hacia las grandes empresas de comunicaciones, software, disqueras, editoriales, internet, cinematográficas y otras, sin considerar los derechos de los verdaderos creadores de las obras culturales o científicas.
  • bloquear (por patentes y no transferencia) la ciencia y tecnología en los países “en desarrollo”.

La Cámara de Comercio (Amcham) de EE.UU y sus sedes en Latinoamérica, comenzaron a desplegar hacia los gobiernos una agresiva agenda en “propiedad intelectual”, auspiciando públicamente el reforzamiento de normativa en materia de derechos de autor, patentes y marcas; creando para ello ámbitos propicios a la adhesión o la aplicación de reglamentos, decretos, leyes y tratados relacionados a estas disciplinas en particular dirigidas a las oficinas de marcas, patentes y derechos de autor, pero también fiscalías, policías, aduanas, parlamentos y ministerios varios.

Las industrias norteamericanas denuncian “pérdidas” económicas por “propiedad intelectual”, especialmente en países que cuentan con cierto grado de investigación científica, una dinámica actividad cultural o importante actividad comercial, blancos predilectos de las corporaciones.

Es allí donde la protección de software y la biotecnología por patentes, junto con la penalización de la “piratería” y la “falsificación de marcas”, son parte del discurso ultra-neoliberal, y sus acciones de lobby.

En la Argentina, y luego de la Cumbre de las Américas, el cambio de representante diplomático daba cuenta del interés y la conexión con la “propiedad intelectual”:
“Si bien en la superficie las aguas de la relación bilateral están muy calmas hay, sin embargo, temas de fondo que están generando una corriente subterránea adversa. Basta con leer el capítulo dedicado a la Argentina del último informe de la Oficina del representante comercial, (USTR) sobre las barreras comerciales que Estados Unidos enfrenta en el mundo para comprender por qué en la agenda de Wayne los temas más urticantes serán no tanto los de tipo político como los comerciales y los económicos. El informe habla de los siguientes problemas:
"Falta de protección adecuada y efectiva a las patentes en la Argentina", y se refiere en particular al problema de Monsanto con la biotecnología agrícola, diciendo que las negociaciones han alcanzado una
impass . "Y las compañías podrían verse forzadas a recurrir a demandas legales adicionales si las negociaciones no se reinician y no se llega a una solución razonable".
El informe se queja también de las tarifas que el gobierno de Kirchner esta imponiendo a "la importación de juguetes y textiles chinos que están afectando a varias compañías norteamericanas establecidas en nuestro país que importan desde China". [1]
 

Posteriormente la conformación e instalación de una matriz de opinión necesaria incluiría artículos de prensa, seminarios y eventos con promesas de un “futuro mejor” para aquellos gobiernos, instituciones, funcionarios y sociedades que se empeñen en la defensa de la “propiedad intelectual”, o la estigmatización para quienes así no lo hagan.

El modelo de “propiedad del intelecto” es construido por el Norte y difundido por los pasivos actores necesarios de este esquema apropiador, donde el discurso del otro, ingresa fácilmente en los espacios vacíos de política propia.

El discurso del otro:

  • “Hemos presentado nuevos proyectos de ley que fortalecen aún más nuestras propias sanciones nacionales por delitos de propiedad intelectual. Hemos ayudado a capacitar a jueces extranjeros y a oficiales de policía en países de todo el mundo. Queremos hacer más con usted, y queremos hacerlo mejor. Ganaremos esta lucha, juntos.
  • Cuando uno escucha la frase ‘derechos de la propiedad intelectual’, no se le viene a la mente el sonido de música salsa o reggae que brota de un reproductor de CD, o el rico aroma de café colombiano que emana la cafetería de la esquina, o el primer trago de un refresco frío un día caluroso
  • La importancia de los derechos de propiedad intelectual es algo que nos une, no que nos divide. El valor inmenso del que nos beneficiamos todos al respetar y aplicar esos derechos debería ser un vínculo entre todas las Américas, y no una batalla entre norte y sur
  • Estos fabricantes y artistas e inventores no son sólo multinacionales y grandes estudios cinematográficos de Estados Unidos; son la gente que vive en su calle, en sus negocios, en su radio. Compañías e individuos en todas las Américas se benefician de los derechos de propiedad intelectual.
  • Estamos dedicados a trabajar junto con otros gobiernos y partes interesadas – con usted – para proteger a nuestros ciudadanos, a nuestros innovadores, a nuestro futuro
  • La competitividad económica futura del hemisferio occidental depende de la aplicación eficaz de los derechos de propiedad intelectual, incluidos los derechos de autor que protegen la obra creativa de cineastas, músicos e ingenieros de programas de computadora; patentes que protegen artefactos de alta tecnología y medicinas que salvan vidas; y marcas que identifican al fabricante de un producto como garantía de calidad
  • Proteger la creatividad genera oportunidades de empleo, en especial, en naciones como la Argentina en los cuales los sectores de servicios que dependen de la posibilidad de atraer talentos jóvenes y creativos, como en los ámbitos de la música, el software y la activa industria cinematográfica y televisiva argentina, han demostrado su importante potencial de crecimiento .
  • Estamos hablando de cosas que brindan sustento, empleos, ingresos y entretenimiento. Estamos hablando de ideas y de identidad; de cosas que uno fabrica, cultiva e inventa y de la riqueza que pueden producir. Puede que no haya pensado antes acerca de ello en esta manera, pero la propiedad intelectual tiene un impacto indeleble en la calidad de vida de cada ciudadano del hemisferio occidental.
  • Queremos unir fuerzas para contener la marea de falsificaciones y robo que amenazan el crecimiento y la seguridad en el hemisferio. Estados Unidos inició hace un año una iniciativa llamada “STOP!” (Estrategia Dirigida a la Piratería Organizada), destinada a combatir las redes delictivas que trafican con productos falsificados
  • Los fabricantes y comerciantes inescrupulosos, que se benefician de la falta de conocimiento de los consumidores, venden frenos de automóviles, repuestos de aviones, fórmulas infantiles – incluso medicamentos – falsificados.
  • Estoy gratificado de ver una asociación entre lo público y privado, dedicada a fortalecer la protección de la propiedad intelectual aquí en la Argentina.
  • Durante los diez meses que llevo en la Argentina me ha impresionado muchísimo la creatividad y el ingenio del pueblo argentino. Ya sea en ciencias, cultura o negocios, he visto continuas muestras de su – vuestro -- espíritu inventivo.
  • Por supuesto, los dos Oscars ganados por Gustavo Santaolalla nos recuerdan la excelencia argentina en música.
  • Asimismo, las violaciones de la propiedad intelectual se relacionan con mucha frecuencia con organizaciones delictivas mayores; inclusive con el lavado de dinero y el financiamiento del terrorismo
  • ‘El Directorio de inteligencia criminal de la Organización Internacional de Policía (INTERPOL) ha identificado este asunto como un riesgo grave y creciente, y ha solicitado que los delitos contra los derechos de propiedad intelectual sean considerados más graves por los gobiernos del mundo’ [2]
  • Irónicamente, los grandes perdedores con ese fracaso con frecuencia son los artistas e innovadores locales, que son derrotados por los piratas y los falsificadores, en su lucha por lograr el reconocimiento de su talento, ya sean músicos brasileños o diseñadores de programas de computador en Malasia
  • Me he reunido con diversos fiscales e investigadores argentinos que trabajan en la prevención de los delitos relacionados con la propiedad intelectual y su tarea no es fácil, pero están profundamente dedicados a alcanzar dicho objetivo.
  • Al proteger la propiedad intelectual estamos ayudando a construir un futuro mejor [3] . 
fabpena@gmail.com

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[1] Ver: http://www.clarin.com/diario/2006/04/06/elpais/p-01801.htm
[2] Artículo: Los derechos de propiedad intelectual están ligados a la seguridad . (23-03-2004). Washington, D.C. Wayne, E.A; Ver: http://usinfo.state.gov/xarchives/display.html?p=washfile-spanish&y=2004&m=March&x=20040326151230XJyrreP0.9163782
[3] Ver: http://montevideo.usembassy.gov/usaweb/paginas/2006/06-016ES.shtml


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Fabián Pena


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