Hambre de formas, denutrición de fondo

Nuestro país, en los actuales momentos, está transitando por una profunda crisis económica coyuntural, provocada por una serie de factores políticos y económicos internos y externos que inciden directamente en el poder adquisitivo del venezolano, por lo que la compra de muchos productos alimenticios que durante largo tiempo fueron considerados básicos o de primera necesidad se ha vuelto una odisea, aunque, en su mayoría estos productos ni siquiera pertenecieron a la dieta de nuestros aborígenes sino adoptados a través del abordaje al territorio americano de las sociedades europeas, africanas y asiáticas que fusionaron y transformaron estructuralmente la cultura, inmersa aquí la gastronomía. Aunado a esto, la influencia permanente de las empresas de alimentos que a través de la publicidad constante en los medios de comunicación orienta el consumo poblacional de acuerdo a intereses capitales que generan parámetros alimenticios de dominación.

            De alli pues, ahondando en los principales productos que presentan mayor escasez en la actualidad tenemos: el arroz, que se origina en Africa y Asia; el trigo, materia prima del pan y la pasta, proviene de Asia; la caña de azúcar, así como su uso como aditivo edulcorante se origina en Asia y comercializado en Europa; el uso de los codiciados aceites de origen vegetal y animal fueron introducidos en nuestro territorio como productos y métodos de cocción europeos, desconocidos por nuestros aborígenes; incorporo aquí a la gran protagonista de de nuestro consumo diario, la arepa, elaborada a partir de la harina de maíz blanco precocida, se tienen registros precolombinos de su consumo en Panamá, Colombia y en nuestros país, sin embargo, es cierto que fue a partir de 1960 cuando Empresas Polar al comprar la patente al Ingeniero Luis Caballero y a través de un importante sistema publicitario que se ha mantenido hasta la actualidad convirtió a la arepa en el principal producto alimenticio venezolano, desplazando al pan, al casabe, a la cachapa y a otros tantos contornos y principales que marcaban presencia en el menú cotidiano.

A partir de aquí es pertinente la pregunta… ¿A que se debe que afecte manera significativa la ausencia de estos productos?, si los que presentan mayor escasez son aquellos que originalmente no son nuestros o nos han dirigido comercialmente a su consumo.

Es por ello, que así como es necesario promover políticas que incentiven la producción campesina y urbana, es indagar en alternativas alimentarias que permitan independizarnos de los productos comerciales, romper paradigmas, ampliar la cultura gastronómica, atrevernos a abrir nuestra mente a nuevos sabores, sensaciones y aportar creativamente posibles soluciones a la crisis.

Del Patio Trasero al Plato en la Mesa

Hace algunos años, cuando leí la primera receta con Pira (Bledo, Amaranto, Hierba Caracas) pasó por mi mente lo mismo que a la mayoría, ¿Cómo era posible consumir una planta, que para mi hasta el momento era solo maleza, una plaga invasiva que se adueña de cualquier espacio silvestre y con la que hay que luchar principalmente para que no poble todo el jardín?, es lógico, si observamos a cualquier rumiante alimentarse no tendrá dudas en seleccionar este rico manjar; indagué fuentes bibliográficas y es evidente que es un alimento ancestral que quedó olvidada ante la imposición de los productos europeos. Cultivada por nuestros aborígenes Caribes, que presume su nombre original (Hierba Caracas) de su gran abundancia en el Valle de los Caracas. Es una planta que se produce durante todo el año y son consumibles sus hojas, tallo y semillas. Las hojas en ensaladas, cremas, croquetas, tortillas, revoltillos, infusiones; las semillas y el tallo se pueden secar, tostar y moler para ser agregadas en la masa para enriquecer las arepas y panes incorporando nutrientes a las preparaciones, asimismo, se conoce las propiedades curativas, en infusión baja la fiebre y elimina los parásitos intestinales y es que su valor nutricional está compuesto por fibra, hierro, calcio y proteínas, nutrientes usados por científicos para productos alimenticios de regímenes especiales.

            Así que, ¡A Comer Pira!... Pero no sólo pira, vamos a investigar, a ver nuestro alrededor, como lo hacían nuestros ancestros americanos, a buscar en la naturaleza todas las riquezas que nos puede brindar, quizá a través de esta crisis, como dice el provervio chino encontraremos nuevas y exquisitas oportunidades que además de ayudarnos a solventar la necesidad alimentaria, si tenemos suerte, comiencen a formar parte de la cultura gastronómica venezolana.

*Lcdo. (Msc)

@joseavelasquezs

javelasquezsalas@hotmail.com



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