Alquimia Política

Cerrando círculo con el tema del Proyecto Factible

El artículo anterior, “El Proyecto Factible: herramienta de diagnóstico y propuesta” (http://www.aporrea.org/educacion/a210113.html), creó mucho interés entre mis lectores, sobre todo en autoridades en el ámbito de la investigación científica como el Dr. Fidias Arias, a quien agradezco su interés y apoyo en mi proceso reflexivo-crítico. El problema medular con el Proyecto Factible, cuestionado por algunos eruditos en la academia, se debe a lo que llamo por Lakatos “intereses de los Programas Científicos”; los de ciencia aplicada abogan porque sus investigaciones, al ser experimentales y de campo, tienen mayor mérito que el esfuerzo abstracto e intelectual de quienes investigan desde las ciencias humanas o sociales. No conciben que un ingeniero agrónomo pase seis meses en una montaña haciendo experimentos y un administrador pernote esos seis meses en una biblioteca, y que el producto de investigación tenga el mismo peso específico. Plantear esta postura, les confieso, da pena ajena; que todavía existan profesionales que no sepan que un marco teórico es un debate crítico de ideas, deja mucho que pensar de nuestro sistema educativo universitario. Peor aún, vanagloriar la investigación descriptiva y explicativa como la panacea para la producción de nuevo conocimiento, es ya desconocer el esfuerzo de autores como Kant, Popper y el mismo Thomas Kuhn, quienes desde la filosofía de la ciencia han explicado que el proceso metodológico para encarar la heurística en el conocimiento de las distintas disciplinas del saber humano, es un asunto de complementariedad, de interdisciplinariedad y transdisciplinariedad. No existen investigaciones buenas ni investigaciones malas, existe “enfoques” desvirtuados de la realidad.
    

El Dr. Arias, en un excelente material investigativo que compartió conmigo, me dice: “La investigación aplicada (de campo o documental), siempre está presente en la fase de diagnóstico de un proyecto. Incluso, es preferible referirnos al dúo investigación-diagnóstico como la etapa que permite identificar problemas y necesidades. Además, según la naturaleza del proyecto, la investigación también se emplea en los estudios de factibilidad e investigaciones de mercado, valga la redundancia…”; y más adelante, haciendo alusión al aspecto formal del Proyecto Factible, que es una metodología pertinente y compleja para los estudios de cuarto nivel, destaca el Dr. Arias el carácter formal y científico, amparado en las Normas de universidades como la UPEL, de que mantenga su sentido de propuesta, aunque ya en programas doctorales, donde un proyecto factible puede perfectamente servir de contexto metódico para orientar la producción de nuevo conocimiento, tenga la necesidad de incluir el objetivo de aplicación y el de evaluación, como una primera aproximación al valor de la propuesta teórica o práctica que se ha logrado inferir. Expresa el Dr. Arias: “Según el Manual de la UPEL (2010), en su numeral 16, los Trabajos de Grado de Especialización y Maestría pueden llegar sólo hasta la etapa de las conclusiones acerca de la viabilidad del proyecto, mientras que las Tesis Doctorales que adopten esta modalidad, deben contemplar además, las etapas de ejecución y evaluación”.

En este último aspecto, desde mi parecer, se debe especificar que la investigación llega hasta la propuesta y que la inclusión de esos dos objetivos más, aplicar y evaluar, forman parte de una aproximación de verificación y contraste en el contexto de estudio, de los elementos constitutivos de la propuesta. De este modo sí, se acepta un cuarto y quinto objetivo, pero sino se aclara esta postura, no se estaría ante un Proyecto Factible, sino ante un Proyecto Acción.

Un aporte significativo a este debate lo ha dado la doctorante Nancy Coromoto Peñaloza, ella dice: “…si sumamos a esos objetivos un cuarto propósito específico como es el evaluar la propuesta, en cierto modo nos acercamos más a una investigación acción, sin embargo, hay que considerar que esta última se plantea con la finalidad de abordar situaciones o necesidades sociales comunitarias (es el enfoque de la investigacion-accion), porque se pide la intervención, y es catalogada como parte del paradigma cualitativo, porque su diagnóstico que establece una situación o necesidad, mas no hay aplicación de instrumentos a una población especifica que posteriormente será cuantificada en función a ciertas preguntas, solamente se describe y explica la realidad observada tomando en cuenta todos los elementos que pueden ser objeto de amenazas, oportunidades, fortalezas y debilidades...

En otras palabras, hacer uso de la matriz FODA o DOFA, como quieran plantearla; la falla en estos dos tipos de investigación, a mi parecer, es porque se ha desvirtuado el enfoque investigativo del proyecto factible y la investigación acción, donde se piensa que con proponer o aplicar acciones simples como talleres, charlas pueden cambiar una realidad social y eso no es así. El problema está en las propuestas, en las alternativas de solución que al evaluarlas no son realmente productos científicos; son pocos los participantes de 4to y 5to nivel que tienen esa indagación y perspectiva investigativa. No estoy en contra ni a favor, lo que debe interesar es darle una visión distinta de cómo abordar y que propuestas dar para llegar a una aproximación a la solución de problemas determinados, porque tampoco es que resolvemos todo. Aquí lo que hace falta es interés investigativo, son pocos los que realmente construyen conocimiento, dado que para hacer buenas propuestas hay que estudiar, investigar conocer en profundidad el contexto que se quiere intervenir…”

En concreto, volviendo al Dr. Arias, él se pregunta: “¿Por qué persisten mitos y dudas si el tema de los proyectos está tan claro? Porque en Venezuela somos muy creativos y, específicamente en el medio universitario, algunos inventan mucho. En Venezuela se inventó el agregado de factible para los proyectos y también que los proyectos factibles son un tipo de investigación, afirmación absolutamente falsa.” El Proyecto Factible soluciona problemas prácticos y satisface necesidades sociales; en cambio, el Proyecto de Investigación produce nuevo conocimiento.

Dejemos a un lado posturas ególatras, infértiles, demagógicas; empecemos a desarrollar un debate serio acerca de los Programas Científicos. Recuerden que por el hecho de haber hojeado un manual de metodología no nos da licencia para argumentar, de plano, que un método o modalidad investigativa tiene o no razón de ser en los procesos de búsqueda de soluciones y ampliación del conocimiento acerca de determinada realidad. Me complace que mi artículo inicial y mis ideas, hayan movido el piso y generen más allá de “los malos deseos”, un sentimiento de respeto desde donde coadyuvemos a modelar una academia pertinente, protagónica y participativa.



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Ramón Eduardo Azócar Añez

Doctor en Ciencias de la Educación/Politólogo/ Planificador. Docente Universitario, Conferencista y Asesor en Políticas Públicas y Planificación (Consejo Legislativo del Estado Portuguesa, Alcaldías de Guanare, Ospino y San Genaro de Boconoito).

 azocarramon1968@gmail.com

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