El sabor a navidad en Venezuela es opuesto a la soberanía alimentaria

Este es un tema delicado que creo necesario tratar, advirtiendo que puede causar repulsión, molestia o confusión en algunas personas, pero que si en frío analizamos podemos llegar a entender que mientras que las aceitunas, las alcaparras, la nueces, el panetone, las uvas, entre otros productos importados sigan siendo el ingrediente mas importante en nuestras navidades, poco podremos hacer por nuestra soberanía alimentaria, porque se contradicen necesidad histórica con costumbres.

Hoy en día en Venezuela y en algunos países del mundo se intenta recuperar o llegar a tener lo que llamamos la SOBERANÍA ALIMENTARIA, que no es mas que la capacidad que tiene un pueblo para producir sus propios alimentos. Esto no se debe confundir con SEGURIDAD ALIMENTARIA, pues la seguridad alimentaria tiene mas que ver con la capacidad que tiene un pueblo para obtener los alimentos que necesita de la manera que sea, y esa manera generalmente termina siendo la importación de lo que no producen por si mismos. La Seguridad alimentaria aunque garantiza los alimentos, también tiene la capacidad de modificar las culturas dependiendo de las necesidades del mercado en el momento, es decir; de acuerdo al producto al que se le quiera abrir paso en el mercado, se generará toda una cultura al rededor, masificada por los medios de comunicación que garantizarán su ingreso al ideario de la región a la que se le aplique la estrategia de mercado. Una vez incrustada la idea en la mente de los consumidores se les hace necesitar el producto, reiterándoles una y otra vez a través de mensajes, que ya ese alimento es parte de su vida, es decir lo convierten en una necesidad en nuestras mentes.

¿no les parece un poco ilógico que el plato NACIONAL navideño VENEZOLANO dependa de dos productos importados?

¿el plato nacional navideño no debería depender de ingredientes nacionales o por lo menos de ingredientes que se pudieran producir en el mismo país?

Tanto afán de mi parte por explicar esto es porque ni la aceituna ni la alcaparra ni las nueces y pocas uvas pueden ser producidas en nuestras tierras por sus condiciones climáticas y de suelos, de lo contrario no perdería mi tiempo en pedir reflexión acerca del tema.

Amo la hayaca y el pan de jamón, espero con ansias diciembre solo para degustarlos, pero aunque soy fiel defensor de la cocina nacional, considero necesario empezar a rectificar sobre algunos aspectos de nuestra cultura alimenticia en Venezuela, y declaro con todo el respeto que merece nuestra venezolanidad que la cocina navideña VENEZOLANA tiene poco de venezolano y que aunque la hayaca defina nuestras raíces mas antiguas, la realidad es que la mayor parte del menú depende de la importación de unos productos que no se producirán nunca en estas tierras.

Sé que el tema duele a algunos, a otros divierte y a otros les hace pensar un poco, mi intención no es molestar a nadie, es solo reflexionar respecto a la necesidad que tenemos de desprendernos de todo aquello que no nos deje depender de nosotros mismos, sea material, espiritual o culturalmente hablando.

A partir de este año hago la prueba, unas hayacas con aceitunas y otras sin ellas y así me iré acostumbrando y a lo mejor re-aprendo, pues nuestra tarea es des- aprender para volver a aprender con criterios mas apegados a nuestras necesidades reales, no las que el mercado nos impone o la que nos hicieron creer.

Deseo con toda mis fuerzas que mi país llegue a tener Soberanía alimentaria algún día, pero para eso debemos descolonizar nuestras mentes, dejar de ser lo que no somos y empezar a ser lo que debemos ser, la idea de la madre patria o del primer mundo nos hizo aceptar todo cuanto nos quisieron vender, pero ya el planeta es otro, hoy en día debemos enfocarnos en descubrir lo que tenemos dentro de nosotros como seres humanos, dentro de nosotros como pueblos o naciones. No debemos seguir dependiendo de nuestra capacidad de compra, o de impresionarnos por lo foráneo, sino de nuestra capacidad de producir.

Les suplico analicen esto con mente fría, no se trata de que comamos caraotas con arroz en navidad (que no le veo nada de malo), se trata de que cambiando algunas pequeñas cosas en nuestras mentes, en nuestras ideas incrustadas, podemos hacer un gran cambio en nuestro país.

A la mayoría de los niños venezolanos no les gusta el sabor de la aceituna y la alcaparra, es una tortura el plato navideño para muchos pequeños, y aún así insistimos tanto en acostumbrarlos a un sabor que no quieren para que luego cuando sean grandes lo necesiten para sentir que hubo diciembre, ¿ilógico no? podríamos hacernos los locos y complacer a los pequeños de la casa que a lo mejor nos han dicho toda la vida que no es necesario incluir ese producto en nuestro menú navideño.

Aún así acepto que las cosas no cambian de un día al otro, y que si hoy no se proponen cambios, entonces en el futuro no los habrá.


hidamolinar@gmail.com



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