Crítica del capitalismo informático

Es un uso que tiende a ser corriente en el campo del pensamiento crítico especializado en informática (Carlo Verlloni, Christian Marazzi, Matteo Pasquinelli, Franco Berardi entre muchos otros, sin que entre ellos dejen de existir diferencias significativas), referirse hoy día al codificador digital (código digital binario) como dispositivo mediador de la conversión capitalista de los flujos informáticos en plusvalor. Que se activa a través de la capacidad de ejecutabilidad por mandato de acciones de su interfaz numérica con los operadores o usuarios, en tanto es un mecanismo de valorización económica incorporado tecnológicamente como gramática del lenguaje del software y de su soporte activador, el hardware, en los maquínicos equipos o plataformas informáticos audiovisuales fijos y móviles.

De allí que se pueda denominar al plusvalor, que se genera mayoritariamente por parte de los trabajadores informáticos autoempleados, y es apropiado sin remuneración alguna para sus productores por los monopolizadores capitalistas propietarios privados de las redes informáticas mercantiles, en contra o lucha también con los pequeños accionistas de empresas de la infoproducción, como infoplusvalía. Obviando nombrarlo "plusvalía de código" como indebidamente –creemos— se le ha denominado en ocasiones ya que no es el código directamente el productor del infoplusvalor, sin dejar de reconocer por ello la "performatividad" del código digital.

Tratando así de homologar conceptualmente este proceso de valorización informático, con el que Marx en su obra describió y analizó para la generación de la plusvalía económica ("ganancia") en el desarrollo del capitalismo industrial mediante la explotación de la fuerza de trabajo. En el que los elementos de la composición orgánica del capital, la inversión en el capital variable de la fuerza de trabajo (que es creadora de valor adicional al suyo, plusvalor) y su formación, más lo invertido en el capital constante o fijo de las maquinas tecnológicas o medios de producción principalmente (que tan solo transfieren su valor), la asumen preponderantemente los propios trabajadores informáticos o usuarios y no los capitalistas que alienantemente los incitan publicitariamente a la renovación o a la reposición consumista de sus equipos y formación; a diferencia de la composición orgánica en el capitalismo industrial fabril en la que la inversión la asumen directamente los capitalistas.

Esta perspectiva neomarxista que se propone evidenciar las dinámicas o lógicas del denominado capitalismo informático o digital en cuanto innovadora forma de acumulación del capital, supone que la productiva red informática global, o mejor, globorrecolonizadora, (la infoesfera), expresa o está constituida por relaciones sociales (las "redes sociales"). Un tipo de relación social simbólica o semiótica que se soporta en el tipo de trabajo inmaterial por cognitivo, explotado al no ser remunerado, de millones de trabajadores y usuarios informáticos, el llamado cognitariado, a semejanza del proletariado concebido por Marx como general intellect (trabajo intelectual colectivo o general de la sociedad).

En esta infoesfera la información se ha transformado históricamente de nuevo para adquirir una forma digital valorizadora, auto-regeneradora y biopolítica. Ya no es tan solo un bien cultural (valor de uso) como lo fue en el pasado, que puede tener un uso mercantil (valor de cambio) secundario; ahora es primordialmente una mercancía por encima de cualquier otro uso posible. Mercancía que adicionalmente produce otras mercancías como lo decía Marx, y que parafraseándolo podemos decir: información que produce o desde la cual se crea otra información o data, a la que se ha denominado metadatos.

En un primer nivel, la información resultante del uso informacional de las redes informáticas es procesada a modo de bucle retroactivo para obtener datos (big data) sobre las relaciones sociales de los usuarios de Internet, por ejemplo, que son organizados o empaquetados comercialmente de manera digital para ofrecerlos como mercancía informacional a sus potenciales compradores. De este modo se establece el valor de las relaciones sociales.

En un segundo nivel, la información digitalizada de los metadatos es auto-regeneradora ya que es utilizada para mejorar revalorizando su propio proceso informacional digital. Se usa para perfeccionar, por ejemplo, desde el software y sus activadores hasta las interfaces. De esta manera la información valorizadora se convierte en revalorizante a su vez de las tecnologías informáticas en tanto son capital fijo o constante. Otro ejemplo de esto es la evolución de los cambios que ha sufrido el maquinizado algoritmo PageRank que indexa valorizando las páginas de Google con base en el tráfico de datos que recibe y analiza.

Respecto de la información digitalizada para su uso biopolítico, se considera que los metadatos se emplean para la configuración de controles sobre las poblaciones (la datavigilancia), para la edificación de una sociedad no de la información, sino una panóptica sociedad de control por la información de los metadatos. Los metadatos se utilizan para rastrear y evaluar los comportamientos de los individuos en la sociedad y para prevenir posibles acciones masivas o colectivas que puedan ser consideradas primeramente como subversivas del orden establecido o revolucionarias en cualquier lugar y escala del planeta. Refuerzan las relaciones de poder capitalista existentes que consisten en la posibilidad calculada informacionalmente de incidir unos (los grupos dominantes y hegemónicos) sobre la conducta de otros (los grupos dominados). Los metadatos complementarían las acciones de espionaje de las comunicaciones digitales a nivel planetario por medio de programas como el PRISM delatado por el exagente estadounidense Edward Snowden.

Por otra parte, se puede sustentar igualmente desde el aspecto biopolítico de la información, que los cuerpos pretenden ser sujetados o disciplinados a través de convertirlos en sujetos informacionales para ser cuerpos dóciles y útiles, en usuarios/consumidores y no productores autónomos de (contra)información, por medio de dispositivos tecnoinformacionales bajo el pretexto ideológico de la necesidad de "estar informados" que puede paradójicamente, producir desinformación por la banalidad y superficialidad informativa que se ofrece predominantemente y el uso desechable de los paquetes informacionales (programas) que se promueve por su efímera duración debido a la programada obsolescencia prematura. Cuerpos dependientes alienadamente del uso o consumo heterónomo y fetichista de la información transmitida primordialmente por la red de Internet en la que aparecería homologada a conocimientos y saberes verdaderos y legítimos, induciendo por este motivo, por ejemplo, junto con la compulsión escolar a repetir, copias o plagios en la educación por vía de "cortar y pegar" dicha información.

Finalmente, hay que preguntarse: ¿Será viable revertir la lógica informática e informacional capitalista recodificándola y promoviendo la autonomía contrainformacional y reprogramadora de los trabajadores cognitivos y usuarios en tanto red libertaria anticapitalista como parte de la lucha planetaria por otro mundo posible?

diazjorge47@gmail.com



Esta nota ha sido leída aproximadamente 3046 veces.



Jorge Díaz Piña

Doctor en Ciencias de la Educación (ULAC), Magister en Enseñanza de la Geografía (UPEL), Licenciado en Ciencias Sociales (UPEL). Profesor universitario de la UNESR

 diazjorge47@gmail.com

Visite el perfil de Jorge Eliecer Díaz Piña para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes: