¿Ciencia para la liberación? o ¿Ciencia para qué?

Vengo de haber facilitado un curso/taller sobre elaboración de alimentos para peces usando recursos locales, en la ciudad Libertad de Barinas gracias al entusiasmo de productoras que me invitaron a ese hermoso paraje de la geografía venezolana.

Lo que vi fue un enorme potencial piscícola, agrícola, pecuario, con la producción constreñida y aletargada por estar desarticulados la parte productiva, de las acciones del Estado que se perciben divorciadas de las grandes Políticas de y de nuestro modelo productivo.

Aun cuando la ciencia venezolana ha generado grandes logros en la historia relativamente reciente, parece que lo más arraigado fuera el paradigma de nuestra dependencia de la agricultura y de las materias primas extranjeras a todas luces respondiendo a intereses económicos, internos y externos.

Ejemplos: En el año 1987, gracias a programas de mejoramiento genético de sorgo, maíz y arroz conducidos por el FONAIAP (hoy INIA), habíamos llegado a ser prácticamente .autosuficientes en la producción de semillas de maíz, sorgo y arroz. A partir de ellas, principalmente, se alcanzó una cifra récord en Venezuela de cosechar aproximadamente dos millones quinientas mil toneladas, para luego disminuir al año siguiente un 30% ubicar la producción nacional por debajo del millón ochocientas mil toneladas continuando la tendencia a la baja, con las implicaciones que esta disminución produjo en el aparato productivo agrícola, pecuario y la alimentación humana.

Yo no tengo dudas que la explicación la podemos encontrar en el negocio de las transnacionales de las semillas, de la especulación con las divisas en control cambiario y un gobierno títere doblegado a los intereses de potencias extranjeras y la oligarquía criolla que se regodeaban en nuestras supuestas incompetencias para privatizarnos en todo sentido y abrir las puertas al ALCA o neo colonización definitiva.

La cultura de la dependencia era tal que a inicios de los años 90´s era evidente el desconocimiento generalizado del potencial de nuestros recursos forrajeros, su manejo agronómico, la inclusión de tecnologías automatizadas para siembra y cosecha, procesamiento, inclusión en raciones balanceadas y respuesta animal, situación que afortunadamente cambió en relativamente muy poco tiempo.

Desde el año 1996 figuró oficialmente una propuesta para crear miniplantas ajustada a pisos agrícolas locales para la alimentación de bovinos, que en 1999 obtuvo una evaluación positiva otorgada por consultores externos al FONAIAP en el marco de un convenio FONAIAP - CORPOVEN. En el año 2001 hubo aval positivo del CIEPE, como consultor externo al INIA del proyecto miniplanta procesadora de alimentos para aves usando recursos locales. Propuesta de alimento para peces usando recursos locales canalizadas a ciencia y tecnología datan oficialmente desde el año 2005 y reiteradamente año tras año desde entonces, sin haber trascendido las bondades de la independencia.

En el año 2000 hubo un récord histórico de la producción de cereales en Venezuela alcanzando cerca de los tres millones de toneladas, apuntalado fundamentalmente por el rubro maíz cuya producción superó holgadamente el millón setecientas cincuenta mil toneladas, año en que los silos y empresas privadas de Venezuela sabotearon los esfuerzos del Estado, muchos fueron llenados con productos importados y empresas como la procesadora de harina precocida de Polar, en Barinas, con capacidad de 60.000 kg/hora, fue desmantelada y llevada a Colombia; a propósito de intereses internos y externos contrarios a las políticas de Estado, y la preparación para el golpe del año 2002.

La cultura de la dependencia es tal, que hoy día, pareciera que quienes dirigen y deciden en el sector agrícola no conciben alimentos balanceados para animales que no estén basados en: maíz, soya, tortas oleaginosas, núcleos y harina de pescado, es decir, las importadas.


vecontreras@yahoo.com


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