Antiparadigma

El potencial científico

“La ciencia es un gigante ciego cuya utilidad o inutilidad dependen del lazarillo que la guíe”

Nuestra ciencia es un asunto increíble: realmente dignifica al ser humano, ha logrado paso a paso la conquista de la realidad. Ha transformado la concepción que tenemos del mundo. La mujer y el hombre pertenecen a la única especie animal que tiene historia y, verdaderamente, ésta es la historia de su conocimiento científico y sus aplicaciones. Si hay una obra de la cual nos sentimos orgullosos es del desarrollo científico. Ciencia es toda acción humana que transforma la realidad para el beneficio propio de la especie.

Sin embargo, a pesar del potencial del conocimiento científico, no hemos podido resolver los problemas de la civilización, de la cultura y de la sociedad en general. Han transcurrido ocho años del siglo XXI, la humanidad no ha podido solucionar dificultades tan esenciales como el hambre, la miseria, la injusta distribución de las riquezas, las terribles pandemias: el cólera, el sida, el cáncer; la caótica vida de las grandes capitales, la soledad vivencial de la mujer y el hombre contemporáneo. En fin, toda la problemática del mono sabio actual. Vale pues, hacernos las siguientes preguntas: ¿Qué sucedió? ¿Dónde fallamos? ¿Está la obra ciencia en contra, en perjuicio del autor? ¿Ha perdido nuestra especie el sentido del valor intrínseco de la misma? ¿Tendrá Rousseau razón cuando dice: “La naturaleza ha hecho al hombre dichoso y bueno, la sociedad, la cultura, la ciencia lo depravan y le hacen miserable”?

Bien, pensamos que la facultad humana de perfeccionamiento, en sí misma positiva, que ha creado la cultura, la ciencia y la técnica puede cambiar de signo, volverse contra el hombre corrompiéndolo o enajenándolo. La ciencia no es un fin en sí, sino que debe estar verdaderamente al servicio del ser humano, y que cuando se vacía de este contenido sus progresos no son más que desdichas para la especie. El carácter positivo o negativo de la ciencia depende de las condiciones sociales dadas y del buen uso racional que se le de a ésta.

En consecuencia, justamente la capacidad de perfeccionamiento hace que la vida humana no se dé nunca de una vez, sino que está sujeta a un desarrollo constante, en el curso del cual puede perder lo que esa facultad de progreso le había permitido adquirir, o incluso corromperse, y la sociedad pasará a ser regida por la perversión.

¿Y qué prueba esto, sino el carácter histórico del mono sabio, pues sólo un ser así puede vivir, a diferencia del animal, sin una pauta trazada de antemano por su naturaleza biológica y no ser lo que ha sido, ni lo que habrá de ser toda la vida?

La ciencia no se inmoviliza, lo que pasa es que resuelve unos problemas, pero de inmediato aparecen otros, ya que el acontecer de la problemática de la especie pensante, hasta que esta especie desaparezca de la faz de la tierra, es inagotable, y puede dar la falsa sensación que el conocimiento científico actualmente resulta impotente ante lo humano verdaderamente humano. La interacción de la facultad de perfeccionamiento y de corromperse impide que el homínido se inmovilice o agote su ser.

jesusfreites11@hotmail.com





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Jesús Muñoz Freites

Filósofo. Docente. Cronista Oficial del Municipio Los Taques en el estado Falcón

 jesusfreites11@hotmail.com      @camaradatroski

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