Una mirada desde las entrañas capitalistas para romper con la hegemonía del poder y la dependencia

Biodiversidad, energía y propiedad intelectual, sutiles factores para el control de los pueblos

El compañero escritor y cineasta chileno radicado en Venezuela, Pablo de la Barra, me sugirió discutiésemos la publicación de Oscar Barboza Lizano (AUNA-Costa Rica), referida a la biología tropical como método de injerencia en la soberanía natural de los recursos naturales (recomiendo buscarlo en www.rebelion.org por su nombre). Para esto, presento un escrito que intenta abordar parte de las causas de fondo que explican el problema, junto con ciertas bases generales para solucionarlos.
 
El problema. Los intentos por comprender la mecánica funcional de los hilos que mantienen nuestra dependencia hacia los modelos depredadores del medio y de la dignidad humana, ha pasado a un segundo plano para privilegiar una valiente y apasionada lucha frontal contra el modelo depredador, que sigue siendo en parte desordenada y ciertamente desgastante. El problema de base político y filosófico es que, en la medida que no comprendamos de fondo el asunto, jamás daremos con la solución adecuada para erradicar las causas que nos conducen hacia el suicidio colectivo.
 
Sin ánimos de desmerecer la leyenda de David sobre Goliat, este escrito trata de alertar sobre la imposibilidad de resolver un asunto ecológica, filosófica y humanamente complejo, sujeto a los términos y dentro del cuadrilátero que nos impone el sistema depredador. Aclaro que lo que llamo sistema depredador, ha sido bandera de desarrollo para izquierdas y derechas, por lo que también las naciones y nuevos bloques alternativos a la hegemonía de los EE.UU., no han hecho más que perpetuar el modelo a todas luces insustentable en el mediano plazo, irremediablemente fatal al largo plazo. Si de suicidas se trata, todos lo hemos sido y lo seguimos alimentando, incluso los que criticamos el modelo.
 
Al leer las necesarias reflexiones de teólogos liberados y liberadores, también filósofos sociales que pujan por una economía social más consecuente con la humanidad y economistas que vuelven su cara al ambiente, como Leonardo Boff, Luis Razeto o Manfred Max Neef, respectivamente y sólo por citar algunos personajes conocidos, me alegro y celebro que existan seres capaces de enfrentar el sistema con argumentos sólidos para rebatir parte de las columnas que sostienen el imperio de la ignominia que aún nos lleva a la destrucción de la vida en el planeta. No obstante, todavía falta algo.
 
Otros autores en apariencia enfrentados con el sistema capitalista, dejan ver un meta mensaje que no busca erradicar el capitalismo norteamericano, sino tender a un sistema más justo, más sensato y menos cruel…, pero igual es la prosecución del capitalismo y de la hegemonía del poder. Nos referimos a las obras del economista Joseph Stiglitz y del documentalista Michael Moore, críticos implacables de las consecuencias del modelo económico imperante en los EE.UU., pero sin sugerir arrancar de cuajo los mecanismos ocultos que configuran estructuralmente tal sistema. Al mismo orden explicativo se acerca Alvin Toffler, divulgador de los cambios sociales, políticos y económicos en torno a la era del manejo de la información (tal vez más claro en contexto, respecto a los buenos estudios del sociólogo Manuel Castells).
 
A su vez, el intelectual brasileño Darcy Ribeiro se acerca más a la clave del asunto, algo análogo a Alvin Toffler en su teoría sobre las transiciones históricas pero sin adular la hegemonía norteamericana, cuando sustenta que las transiciones se explican más a través de las revoluciones tecnológicas y menos en la lucha de clases (a despecho de los seguidores “religiosos” de Karl Marx que no han adecuado sus postulados a la actualidad social). Aquí tomamos ciertos elementos explicativos para regresar al tema del manejo de la biodiversidad y la energía pero, en cuanto al manejo de la propiedad intelectual como nueva base de la hegemonía del sistema imperante, casi todos coincidimos y reivindicamos a Karl Marx (con el uso de la hermenéutica para contextualizar sus postulados a la realidad actual) en cuanto a que el manejo del conocimiento (liberador) es la clave fundamental en el dominio de clases. Ya no se trata del control de los medios de producción (tierra, trabajo y capital), sino específicamente el control de la variable conocimiento como base de la manipulación del sistema y la confección del nuevo orden mundial. En la categoría marxista, traída al siglo XXI, cada vez más casos comprueban que el conocimiento es el componente de mayor peso dentro de los medios de producción trabajo y capital.
 
La dependencia ya no tanto es financiera, por lo que el mayor logro político de las revoluciones latinoamericanas no consiste en emanciparnos del Banco Mundial o del Fondo Monetario Internacional, estamos hundidos en la peor de las dependencias: la tecnológica, y esto hay que comprenderlo. ¿Para qué nuestras revoluciones transfieren millones de hectáreas a nuestros hermanos del campo, si la tecnología que emplean para poner a producir la tierra no los libera sino que los esclaviza?, ¿qué sentido tiene el mensaje de Fidel Castro, leído por su emisario en la Cumbre de la FAO celebrada en Roma en 1996, al decir que el hambre y la miseria son acompañantes inseparables de la pobreza, por tanto hay que transferir más recursos a los pobres, si esto igualmente no los libera sino que los esclaviza?, ¿se trata de negarles recursos a los pobres o de acompañar estos recursos con mecanismos los liberen de la dependencia tecnológica cada vez más brutal?
 
Aquí tirios y troyanos desatinan al tratar de resolver el asunto o, en todo caso, enfrentarlo, al tiempo que se perpetúan las condiciones que agravan el problema. Casos como sustituir los tratados de libre comercio con los E.UU., a favor de la integración Sur-Sur por medio de la CELAC y UNASUR, y más en lo comercial con MERCOSUR y ALBA-TCP, sin embargo dependientes de la semilla transgénica que exporta Argentina, o imposibilitados de enfrentar en bloque al Estado brasilero por las grandes hidroeléctricas que devastan gigantescas porciones de la Amazonía con su biodiversidad e importantes culturas ancestrales (al igual que hacen las petroleras en Venezuela explotando cada vez más yacimientos), nos lleva por igual al modelo insustentablemente suicida  y depredador. De igual manera, nuevas potencias y proveedores aliados (China, Rusia, India, Bielorrusia, Irán, entre otros) nos mantienen atados al mismo tipo de tecnologías insustentables.
 
En el mejor de los casos, sustituimos termoeléctricas por sistemas en apariencia menos contaminante (hidroeléctricas y plantas geotérmicas) pero de grave impacto ambiental y cultural al comprometer frágiles ecosistemas y milenarias culturas para su instalación. En el mismo tenor, hemos sustituido importantes espacios de agricultura contaminante por agricultura orgánica no contaminante pero ineficiente por los bajos volúmenes en cosechas producidas, teniendo que intervenir cada vez más áreas naturales para extender la frontera agrícola a fin de compensar los bajos rendimientos de la agricultura orgánica.
 
Una aproximación a las soluciones. Se trata de hacer mejor las cosas, no tanto de hacer más inversiones y generar más riqueza, porque la carrera por el crecimiento económico como medida sustancial del desarrollo, nos lleva de manera cada vez más acelerada al exterminio. Entre tantas aristas que sustentan ciertos problemas de base, veamos sólo tres que nos pudiesen conducir a determinadas soluciones.
 
(1)Desarrollo de nuevas alternativas fuera de los mismos modelos tecnológicos que nos imponen.  Entre tanto los centros de investigación y fundaciones privadas que promueven tecnologías alternativas para la generación de electricidad menos contaminante, sean financiadas o patrocinadas en gran parte por las mayores petroleras del planeta, la alternativa generada siempre será menos eficiente. Mientras no se agote comercialmente la explotación y uso del combustible fósil, las petroleras harán lo posible por estar detrás del retraso del despertar de las nuevas tecnologías. Cuando hacemos una investigación de origen y observamos que bancos y fondos dependientes en primer o segundo grado de las trasnacionales del petróleo, nos explicamos por qué se ralentiza la masificación de las tecnologías no contaminantes. Cuando las universidades, centros de investigación independientes y ONG’s pro desarrollo limpio, dejen de recibir fondos de los bancos, fundaciones y gobiernos comprometidos con el negocio petrolero (Venezuela, Rusia, EE.UU, etc.), comenzaremos a ver los cambios a favor de un mundo menos destruido y más limpio. Aquí no se puede defender a ningún bloque, todos promueven el problema.
 
De igual manera sucede con los fertilizantes de síntesis química y más aún con los biocidas (plaguicidas, fungicidas y herbicidas), todos derivados de la industria petrolera, en este caso la petroquímica.  No interesa una tecnología que emplee mínimas o nulas cantidades de estos productos, estos intentos siempre serán rechazados por tirios y troyanos, todos amparadores de la gran industria petrolera, por tanto interesados en el uso ingente de ciertos productos.
 
Paralelo a estas industrias y dentro de la misma ignominia, se encuentran también asociadas a las petroquímicas, los fabricantes de drogas sintéticas y casi toda clase de fármacos. De allí que el conocimiento liberador sobre el uso consciente y natural de la biodiversidad y sus propiedades curativas, jamás será permitido por quienes estén asociados al negocio petroquímico y petrolero en general.
 
En cuanto a la preservación de áreas naturales a la vez sujetas a mecanismos capitalistas y leoninos (casi una redundancia) de subvención internacional, como los bonos de emisión de oxígeno, pero especialmente los bonos de carbono, ciertos países se encuentran a merced de los mercados internacionales a la hora de optar soberanamente por las medidas más idóneas para la protección de sus ecosistemas. Al afectar un espacio forestal o selvático mediante un instrumento ciertamente comercial, como los bonos de carbono, para retrasar su desarrollo agrícola, industrial o urbano, para a su vez permitirle a otro país que amplíe su rango de emisiones mediante un mecanismo de compensación transado financieramente con ese otro país con mayor grado de industrialización por tanto mayor necesidad de contaminación. 
 
Es uno de los mecanismos capitalistas más abominables para condicionar el uso de un área natural a expensas de las condiciones del tenedor de los bonos o del mercado en general y, si el espacio natural comprometido no tiene una figura de protección fuerte e integral, ante una irrupción financiera, el país receptor de la inversión tal vez decidirá otro mecanismo para compensar el déficit financiero en la provincia (estado) o en el país.
 
Síntesis 1. Una de las mayores trampas para los promotores de la autogestión y el desarrollo local sustentable, consiste en buscar la solución dentro de los mecanismos que el mercado capitalista y depredador pone a disposición. Existen otros tantos ejemplos del caso, pero no serán tratados en este escrito.
 
(2)Educar sobre lo conocido, nos lleva a perpetuar el modelo, lo contrario nos libera. Universidades y centros de investigación de tirios y troyanos, conducen a sus estudiantes e investigadores a que desarrollen sus tesis, proyectos especiales y pasantías, en torno a temas conocidos, de esta manera se filtra considerablemente la posibilidad de innovar. Quienes somos o hemos sido tutores o jurados, sabemos de esto. De manera insistente, echamos para atrás los proyectos de investigación que promueven soluciones intuitivas, sin el apoyo deliberado de antecedentes teóricos. Si de manera decidida las escuelas y universidades promoviésemos una educación más desenvolvente o menos envolvente (Simón Rodríguez, Paulo Freire), me atrevería a asegurar que a mediano plazo comenzará a operar el cambio, y eso que aún no hablamos de la educación para la cooperación, más no para la competencia.
 
Por ejemplo, la mayor parte de los habitantes del campo y pueblos indígenas, pero también muchos ecologistas, tecnólogos populares y artesanos, tienen una especial conexión con la naturaleza y las prácticas más amigables con el medio, tan intuitivas como pragmáticas, lejos de los convencionalismos teórico-académicos. A pesar de esta conexión, las voces más autorizadas enseñar desde las aulas de clases son quienes más credenciales académicas tienen en la materia, más no quienes más o mejor se consustancien con la naturaleza. Este aspecto en particular nos distancia cada vez más de la capacidad de apuntalar el desarrollo de nuestras sociedades en armonía con las condiciones que propician y perpetúan la vida en el planeta.
 
Visto de otro modo, quienes certifican las nuevas tecnologías no son precisamente los que más sensibilidad ambiental poseen. Hemos sido testigos de la existencia de nuevas y revolucionaras tecnologías agroecológicas de muy altos rendimientos en cosechas, pero no certificadas por tirios ni troyanos, para su institucionalización y masificación, precisamente por la falta de credenciales académicas por parte de sus desarrolladores. Estamos en manos de la “gran ramera” (trayendo a colación aquel viejo pasaje profetizado), que no es la religión como muchos han supuesto, sino la ciencia, la que marca el orden jurídico, político y social de casi todo cuanto nos rodea (digamos la mayor “religión” en la actualidad) y, quien controle la ciencia y el conocimiento, lo controla todo.
 
Síntesis 2. Las patentes y el control de la propiedad intelectual, está precedido por el poder de certificar o, por el contario, desautorizar un conocimiento innovador. En la medida que el conocimiento liberador sea norma y además masificado, iremos resolviendo el problema. Uno de los mecanismos para hacerlo consiste en instituir al corto plazo, dejar gradualmente de investigar sobre lo conocido y dar mayor peso investigativo al estudios que partan de supuestos intuitivos con alta carga de innovación, con tendencia a la cooperación e integración social, el bajo impacto ambiental y la política económica justa.
 
(3)Empoderamiento jurídico y político de las comunidades para la toma de decisiones. Distintos países tienen marcos jurídicos que empoderan jurídicamente en distintos grados a las comunidades para participar de manera más o menos protagónica en la toma de decisiones de trascendencia local, estadal (provincial) o nacional. No obstante, persiste el vacío jurídico político que imposibilita facultar instrumentalmente tal participación. Esto ha ocasionado que muchas comunidades no puedan decidir efectivamente sobre manejo y uso de su espacio geográfico, incluyendo la cultura y la biodiversidad que éste alberga. Esto lo vemos en los entornos de las hidroeléctricas, cultivos forestales, explotaciones mineras y de hidrocarburos, etc.
 
En la actualidad la participación es un tema de gran interés para la ciencia política y para la praxis de quienes ostenten cargos de elección popular. Además, para los ciudadanos resulta un conglomerado de poderosas herramientas para ejercer presión y acceder a las demandas que estos exigen. Las redes sociales y el manejo libre de la información, constituyen mecanismos  válidos para canalizar estas demandas, incidir asertivamente sobre la opinión pública hasta alcanzar los objetivos propuestos.
 
A su vez, el cruce de variables como la creciente participación política de las comunidades organizadas y el acelerado uso de las tecnologías de la información y comunicación, dejará sin sentido a los partidos políticos en el mediano plazo. La articulación y agregación de intereses (de las nuevas comunidades organizadas) ya no quedará más en manos de los partidos políticos, tal vez tampoco de los sindicatos. Las nuevas comunidades integradas por sobre las barreras geográficas, lingüísticas y de nacionalidad, ahora conforman frentes de acción más sólidos y con enorme prospección política al mediano plazo. Basta que esta masiva afluencia de la participación encuentre cauces que le lleven a literalmente aterrizar sus propuestas. Por lo pronto, no basta que las comunidades estén empoderadas jurídicamente, deben también ejercer el empoderamiento político en la toma de decisiones sin las líneas de partidos y posiblemente también en ausencia de líderes como tradicionalmente los hemos conocido.
 
Síntesis 3. No basta con tener derechos que asistan a los ciudadanos a ejercer su participación social y política, incluso la intercesión de estos a favor de la protección de las áreas naturales. En particular, se requieren instrumentos más asibles para viabilizar las demandas medioambientales. Asombrosamente, en más de la mitad de los países de América Latina, estos instrumentos ya existen, el problema es que no se conocen y, tanto autoridades como activistas de base, debemos hacer uso de la más amplia gama de instrumentos legales de los que disponemos, sean resoluciones locales, leyes nacionales, recursos de interpretación del contenido constitucional y acuerdos internacionales debidamente aprobados por los parlamentos nacionales. Gran parte de los derechos y mecanismo ya existen, basta descubrirlos, relacionarlos y ponerlos en práctica. Según esto no hará falta mendigar atención de ningún burócrata, sino ejercer nuestro derecho y en consecuencia llevar a cabo las acciones respectivas sobre los espacios, biodiversidad y cultura que tendemos a salvaguardar.
 
Conclusión. El uso y abuso que se ha tenido sobre los recursos genéticos, así como de la disposición de las áreas que los albergan, se ha debido más a la ignorancia del grueso de la población, que a la exclusividad de su manejo abrogada por las grandes corporaciones farmacéuticas. Similar caso sucede con la instalación de hidroeléctricas, empresas geotérmicas y termoeléctricas, que por lo general afectan un espacio geográfico inmensamente mayor al que requieren para operar. Para el caso de este escrito se han cruzado tan solo tres variables explicativas del problema en cuestión (entre otras tantas), estas variables que inciden o comprometen la fragilidad cultural y ecológica de las áreas naturales, son: (1)Desarrollo de nuevas alternativas fuera de los mismos modelos tecnológicos que nos imponen, (2)Educar sobre lo intuitivo o desconocido, (3)Empoderamiento jurídico y político de las comunidades para la toma de decisiones. La conjunción de estas tres variables, suponiendo sus valores a favor del despertar de la sociedad toda, pudiese empujar ciertas soluciones a corto plazo, con un impacto favorable y medible a partir del mediano plazo. Queda de todos los interesados empujar juntos este despertar, indistintamente del ángulo, campo o trinchera donde nos encontremos, todos somos necesarios por más puntual o pequeña que sea nuestra participación.
 
Samuel Scarpato Mejuto, trabaja como docente e investigador adscrito desde 2001 a la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado (Barquisimeto, occidente venezolano), también es investigador doctoral en la Universidad Simón Bolívar (Sartenejas, a las afueras de Caracas). Asesor, conferencista y activista en temas asociados al desarrollo sustentable, gestión ambiental, economía agrícola y social, políticas indigenistas y agroalimentarias.
 


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