La ofensiva de los cultivos transgénicos en Latinoamérica

Sembrado para comer es sagrado sustento del hombre que fue hecho de maíz.Sembrado por negocio es "hambre del hombre que fue hecho de maíz."

Miguel Ángel Asturias en Hombres de Maíz

Las semillas originarias de Nuestra América están siendo amenazadaspor el modelo depredador del agronegocio. Esto se debe a lapreocupante avanzada de este modelo en nuestra región. Por ejemplo en México, el 15 de noviembre, el grupo ETC hizo público que el presidente saliente, Felipe Calderón, antes de entregar sumandato este 1 de diciembre, tendría previsto el aprobar lo que sería"la masacre del maíz mexicano": otorgar para el cultivo de maíztransgénicos a las multinacionales Monsanto y Dupont, un área cuya extensión equivaldría a la de El Salvador. Si esto sucede, implicaríaun fatal golpe para la alimentación, la salud y la soberaníaalimentaria del pueblo mexicano que, como la mayoría de loslatinoamericanos, tiene en el maíz su principal fuente de alimento.

La medida presidencial incluiría igualmente la obligación de pagar laspatentes a estas empresas, para los campesinos que, aunque no loquisieran, por efecto de la polinización natural -resultado de laacción de agentes como el viento o los insectos- tengan semillas transgénicas en sus cultivos.La persecución de campesinos para asegurar y facilitar los interesesdel agronegocio es parte de la realidad que se vive en Colombia, trasla firma por parte del gobierno de dicho país de un Tratado de Libre Comercio que ha dado vía libre al control por parte de lastrasnacionales de la comercialización de las semillas. Así,testimonios como el de Orlando Pana, en el Encuentro Internacional Guardianes de la Semilla, celebrado en Octubre pasado en el estadoLara (Venezuela), nos hablan de cómo se criminaliza y se persigue alcampesino por sembrar semillas orgánicas, conminándolo a sembrarsemillas transgénicas.

En Paraguay la situación no es mucho mejor: es el sexto exportador desoya a nivel mundial y el 80% de estas exportaciones provienen decultivos transgénicos. Según denuncian movimientos campesinos ysociales paraguayos, Monsanto estaría vinculada al golpe de Estado de Junio pasado contra el presidente Fernando Lugo, por ser éste unobstáculo en la profundización de la liberalización del comercio desemillas transgénicas en el país. El presidente de facto, Federico Franco, aprobó, el pasado Octubre, el liberalizar el cultivo de cuatrotipos de maíz transgénicos y dos de algodón genéticamente modificado. Mientras, la Federación campesina paraguaya ha denunciado que estetipo de cultivo está ocasionando abortos en las mujeres campesinas,debido a su alto nivel de toxicidad.En Costa Rica la población está alerta, ya que el próximo 3 de Diciembre la Comisión Técnica de Bioseguridad hará pública su decisión en torno a la aprobación -o no- de la solicitud de Monsanto paracomercializar y sembrar distintos tipos de maíz transgénicos.En Argentina, el actual borrador de Proyecto de Reforma de la Ley deSemillas beneficiaria, de nuevo, a Monsanto.

De aprobarse este borrador, una de sus consecuencias sería la restricción del "usopropio" de las semillas por parte de los agricultores. Por ende, seles cercenaría el derecho de intercambiar, depositar y reproducir suspropias semillas. En Bolivia, la recién promulgada Ley de la Madre Tierra entra en vigoren un contexto de aumento sustancial del cultivo de soya transgénica. Y es que el modelo agrario basado en un imaginario desarrollista quebusca la productividad a toda costa, le abre las puertas en la regióna los cultivos y semillas transgénicos. En Ecuador, el presidenteRafael Correa expresó que "fue un error" haber declarado, en la constitución de 2008, a Ecuador como un país libre de transgénico, yque no descarta la posibilidad de realizar una enmienda para permitirlos cultivos transgénicos en su país. En respuesta a estasdeclaraciones, la organización internacional Vía Campesina remitió unacarta abierta al mandatario exponiendo las razones por las cuales los cultivos transgénicos no son la solución para  el país.En Venezuela hay, desde el 2009, información sobre los esfuerzos de lamultinacional Monsanto para influir en las políticas públicas,realizando labores de lobby con parlamentarios de la Asamblea Nacional.

Actualmente, un sector de productores agrícolas está solicitado al gobierno del presidente Hugo Chávez "permitir la siembra'controlada" de maíz y soya transgénica. Aunque en Venezuela no se permiten estos tipos de cultivos, no estamos exentos de caer en latentación de seguir el modelo hegemónico del agronegocio. Sobre todotras las recientes declaraciones del presidente Chávez afirmando que"Venezuela tiene el potencial de convertirse en una de las nacionesque produzcan más soya en el mundo". Si tenemos en cuenta que Venezuela está desarrollando su agrosector con la colaboración yasesoramiento de Brasil, el segundo país exportador mundial de soya transgénica (el primero y tercero son Estados Unidos y Argentinarespectivamente), nos puede asaltar la preocupación.Así pues, la expansión de los cultivos transgénicos en Latinoaméricaatenta, de manera sistemática, contra la vida de nuestros pueblos y contra nuestra cultura. Y al mismo tiempo que está en riesgo esasagrada relación que tienen nuestros campesinos y poblacionesindígenas con la tierra y sus frutos, peligramos con ellos el resto delas mujeres y hombres de maíz. Los cultivos transgénicos son aquellos en los que las plantascultivadas son el resultado de semillas manipuladas genéticamente através de la biotecnología para incrementar la producción masiva. Estetipo de cultivos genera enormes impactos negativos en la salud humana, tales como cáncer, enfermedades degenerativas y malformaciones, entreotros.

Convienen recordar que un reciente estudio de la Universidad de Caen (Francia), publicado por la revista Food and Chemical Toxicology,presenta los resultados de un experimento en el que, tras alimentar aratas con maíz transgénico, éstas desarrollaron tumores en distintaspartes de su cuerpo. A nivel medio ambiental y social, existen otros impactos consecuenciade la proliferación de estos cultivos como son la desertificación delos suelos, la reducción de la biodiversidad, la dependencia de losagricultores de las multinacionales, el empobrecimiento de los pequeños campesinos y la criminalización de los y las que rechazan loscultivos transgénicos, así como la destrucción de la cultura quevincula al hombre y la mujer con la semilla orgánica, local ytradicional u originaria.

  @metacientifica



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