El nombre de Higuerote

Alonso de Ojeda, fue el primer europeo que recorrió las costas de Venezuela desde el río Esequibo y el Orinoco hasta el cabo de la Vela, donde estableció los límites entre Venezuela y Colombia. Las fronteras correspondían a las provincias que constituían La Real Audiencia de Caracas, creada en 1786, que iban de este a oeste desde el río Esequibo al Cabo de la Vela en la Península de la Guajira. Qué, un mal hijo de la Patria, con el alegato de que éramos un país indefenso, permitió, modificar esta línea fronteriza y le entregó a Colombia en 1941, la Península de nuestra Guajira, (108.350 KM2). 

Luego de navegar hacia el oeste, llegó a las costas de barlovento siguiéndolas a todo lo largo de su arco hasta llegar a un cabo que abruptamente irrumpía en la mar. Cosmógrafo, ¿que os recuerda la forma de este cabo?, comenta Ojeda. No se, señor, diría que un codo. Pues ese será su nombre, anotad en vuestra carta que esta punta de tierra que avanza en la mar se llama Cabo Codera. Y desde 1499, el Cabo Codera recibió su nombre del mismo hombre que bautizó a nuestra Patria con el nombre de Venezuela.  

¿A que no saben de donde viene el nombre de Higuerote? 

Escribe Fray Bartolomé de las Casas que en los primeros tiempos del siglo XVI, a cuarenta y cinco leguas de Cumaná y muy cerca de un cabo que entra en la mar, llamado Cabo Codera, había un pueblo grande regido por un cacique llamado Higoroto... que aunque infiel, era muy virtuoso, y su gente muy buena, y que imitaba en amor y hospitalidad a su señor. Higoroto tuvo grande amor a los españoles y los recibe en sus casas como si fueran sus hijos. Prosigue el Padre de Las Casas que Higoroto era tan buena gente que le prestaba ayuda a cualquier español que la necesitase, por más prófugo de la justicia que fuese. Los recibía el señor Higoroto y abrigábalos, dándoles de comer  y su cama, y lo que más les fuera menester, con mucha alegría. Y si luego de refaccionarse se querían ir, los enviaba en sus piraguas hasta la misma Cubagua. Finalmente, era tal Higoroto y su gente de bueno con los españoles a quienes obligaba con tan continuos beneficios, que todos los españoles llamaban aquel pueblo de Higoroto mesón y casa, refugio de todos los españoles que por allí iban y venían. 

Cierto día llegó un barco al pueblo de Higoroto. El capitán y sus hombres, como era costumbre en el pueblo, fueron recibidos con alegría y colmados de agasajo. Comed y bebed, amigos míos... Nada nos hace más feliz que servir a quienes llegan a nuestro pueblo... Dios os guarde, Higoroto, le dice el capitán del barco, (de origen portugués) por dejarnos reparar el cansancio que nos agobia. El viaje de retorno a Puerto Rico es duro y peligroso. Pero poco o nada tenéis que temer de la mar con tan fuertes embarcaciones le comenta  Higoroto, mis canoas son nada en comparación con ellas... Qué no daría yo por hacer alguna mía, o por lo menos navegar con ella. El portugués le dice: vuestra palabra es ley, Higoroto. Nada nos placería más que daros un paseo en nuestra nave: Venid con nosotros e invitad a todos cuantos quieran venir. Y sin pensarlo más y seguido de más de doscientos muchachos de su tribu que alcanzaron la nave a nado, subieron al Galeón de los traficantes de esclavos, de origen portugués, pues no eran otra cosa, los que arteramente se apoderaron del buen cacique y de sus bondadosos súbditos, para venderlos como esclavos marcados en Puerto Rico. De esta manera dejó destruido aquel mal hombre ese pueblo, porque los que no pudo robar se esparcieron por los montes y valles huyendo de aquellos peligros. 

El lugar donde estuvo el pueblo del cacique Higoroto y que con el tiempo daría lugar a la ciudad y al nombre de Higuerote, por mucho tiempo permaneció deshabitado. Las costas de Venezuela y particularmente la de Barlovento, fue despoblada por los cazadores de esclavos, recibiendo por esta razón el triste nombre de la Costa de los Esclavos. Los corsarios holandeses y los piratas ingleses, aprovechándose de la despoblación española e indígena, lo tomaron como lugar para carenar sus buques. De ahí que se conozca a un lugar cercano como la Bahía de los Piratas. Carenero, toma su nombre por el acto de carenar. ¿No se llama acaso carenero al que hace el oficio de carenar?. 

Salud Camaradas:

Hasta la Victoria Siempre.

Patria. Socialismo o muerte.

¡Venceremos!

manueltaibo@cantv.net



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Manuel Taibo


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