¿Transporte público o transporte colectivo?

Hasta cuando los habitantes de esta patria bolivariana nos vamos a calar al transporte colectivo privado con busetas que impusieron en la cuarta república los adecos y copeyanos en convivencia con las empresas trasnacionales gringas: Ford, General Motors y Chrysler para, por esa vía, drenar millones de dólares a su casas matrices con la venta de chapas de carrocería, motores, cajas, transmisión, cauchos, baterías, bujías, cables, etc., todo lo cual, para esa época, se importaban en su mayoría de los Estados Unidos de Norteamérica?
 

En los años anteriores al puntofijismo, es decir de los 60 hacia atrás, se traían a Venezuela autobuses de 50, 60 y 80 puestos, marca Reo, Diamont, Blue Bird y Fargo que, para la población trabajadora movilizada en aquellos años, era mas que suficiente para viajar confortablemente sentado y rápido. Recuerdo que por esos años estudiaba en el Liceo Aplicación en el Paraíso y habitaba en la Parroquia “foránea” de El Valle, separada de la capital “Caracas” que comenzaba en La Bandera, por una carretera con terrenos enmontados a los lados lo que da una idea de lo distante de una población a otra y sin embargo entraba a las 8 am y salía de mi casa a las 7:00 am y llegaba sin tardanza, con tiempo suficiente para conversar y jugar con mis compañeros de clase, aún cuando tenía que bajarme en Puente Hierro y de allí tomar otro autobús, el de El Paraíso que lo esperaba en una parada de la Urb. Flores de Puente Hierro, a un lateral de la venta de carros Pontiac, que creo recordar se llamaba El Automóvil Universal.
 

Lamentablemente para nuestro país, los Adeco-copeyanos como buenos serviles y chupacabras de los gringos, no se preocuparon en construir desde muy temprano un  sistema masivo de transporte como el metro, monorriel o importar autobuses grandes de mas de 50 puestos, incluso pudiendo haber traído los de dos pisos que existen desde los años 30 en Londres y que bien podían circular por las Avenidas ya existentes en donde el problema del cableado eléctrico no constituía impedimento para su circulación.
 

Como buenos serviles se sometieron a la conveniencia del negocio de las transnacionales del transporte y se dejaron meter medio guarinei primero con unas busetas de 18 puestos que ensamblaron por centenas de miles en las décadas de los 60 y 70 y que el pueblo popularizó con el nombre de “camionetica”; estas fueron las primeras que sustituyeron a los viejos autobuses que existieron hasta la época del General Pérez Jiménez y dentro de las cuales metían 16 sentados y unos 5 a 7 parados que tenían que viajar con el lomo gacho por la baja altura de la cabina o, si corrían con suerte, sentado en el sobre salto del piso por el alojamiento del caucho trasero derecho.
 

Ante las múltiples quejas que por el descontento diario formuló la comunidad nacional  convinieron, en un supuesto acuerdo con el primer Gobierno de Carlos Andrés Pérez, y digo supuesto por cuanto en realidad fue una decisión proveniente de los centros de mando de las ensambladoras en Detroit y Chicago, iniciar la fabricación de unos mini-buses que el pueblo popularizó con el nombre de busetas y que inicialmente se fabricaron de 24 puestos, luego salieron de 32 y ya a finales de los años 80 los modelos con 44 puestos.
 

Es importante destacar que en ninguna ciudad de los Estados Unidos o de Europa existen estos minibuses por cuanto son ineficientes y costosos en su mantenimiento, ahh, pero fueron diseñado en los Estados Unidos para ser comercializado originalmente en Venezuela y una vez probados y logrado sus objetivos comerciales se distribuyen hoy día en casi todos los países de América Latina, África, Medio Oriente y el sur de Asia. La ventajas comparativas para las transnacionales del transporte es que para movilizar a millones de pasajeros diarios en las grandes ciudades de esos países se necesitan cientos de miles de estas unidades lo que no solo implica una fabulosa ganancia por la venta masiva en comparación con los autobuses tradicionales sino que la mayor ganancia está en el mantenimiento preventivo y correctivo es decir, en la sustitución de piezas de recambios: repuestos menores y mayores como cauchos, batería, bujías, cableados, inyectores, motores, cajas de cambio, etc. por lo que el gasto por estos conceptos se exponencia en una dimensión extraordinaria y mas aun si el destinatario no es una empresa pública o privada organizada, con talleres de servicio y personal de mantenimiento sino, como lo concibieron desde su origen, individualidades  que los trajinan y le sacan provecho hasta casi reventarlos, con un muy bajo, si no nulo mantenimiento preventivo.
 

Como consecuencia de lo antes narrado la comunidad en general sufre al respirar el monóxido de carbono expelido por sus tubos de escape, la escandalosa bulla de sus componentes mecánicos, la posibilidad de ser arrollados por una de estas bestias mecánicas desbocadas y el feo aspecto ambiental que muestran estas chatarras rodantes multicolores chocadas, rayadas y estropeadas.
 

Y no se diga el sufrimiento de quienes lamentablemente nos vemos obligados a ser usuarios diarios u ocasionales de este mal llamado servicio público, que realmente es privado. Los choferes, en un 90%, y a lo mejor me quedo corto, son los menos indicados para prestar este servicio: vestidos como en su casa, algunos hasta en chancletas, son  indisciplinados, groseros, malos conductores porque aceleran y frenan violentamente  provocando tirones en los cuerpos de los pasajeros que causan mayor molestia en los que viajan parados, no respetan las paradas sino que bajan y toman pasajeros en cualquier lugar, no respetan las señales de tránsito, compiten con unidades próximas en la recolección de pasajeros, irrespetan a los adultos mayores, desechan a los estudiantes uniformados evitando la merma de sus ingresos por el pasaje estudiantil, aún cuando bien saben que, aunque tarde, siempre les llegará el pago adeudado por el Estado que podrían convertirlos en un ahorro obligado para, al recibir el dinero que por meses y a veces año les es contenido, invertirlo en la mejora de la unidad y que lamentablemente  no ocurre ya que esos ingresos excepcionales se destinan a la parranda, la frivolidad y el despilfarro.
 

Nos podemos quedar petrificado de asombro si a todo lo hasta aca he narrado le agregamos el hecho de que la mayoría de los choferes no son dueños de las unidades que conducen por cuanto existe una mafia que es propietaria de mas del 75 % de las busetas, con casos realmente inconcebible por lo absurdo, que solo ocurren en esta noble Patria de Bolívar y Chávez, como es el de un ciudadano de nacionalidad portuguesa, que emigró a Venezuela en la década de los 50 y hoy reside en una elistesca urbanización de clase alta en la ciudad de Funchal, propietario de mas de 500 busetas en la zona sur oeste de Caracas administradas por una empresa de su propiedad conformada por 3 paisanos que lo único que hacen es colectar y enviar, convertido en billetes de la divisa verde, el dinero recabado sin preocuparse del mantenimiento el cual corre por cuenta de los “avances” que lo realizan a su saber y entender.
 

Ante tanto desorden, mal servicio y despilfarro del tesoro nacional soy partidario y así se lo recomiendo a nuestro Presidente Nicolás Maduro no ayudar ni proteger mas a lo que no sirve ni tiene arreglo en tiempo y espacio. Dejemos que esa actividad se siga desmoronando y carcomiendo internamente por su propio desorden hasta desaparecer y fortalezcamos el servicio publico oficial con los autobuses Yutong. Que cada día se le ocupen mas espacios a esas chatarras rodantes inaugurando nuevas rutas y no caer en errores que puedan perjudicar a lo hasta ahora bien hecho.
 

Ejemplo:
Que la fábrica de autobuses chinos marca Yutong, establecida en el Estado Yaracuy, no se ponga a fabricar busetas y caigamos en el vicio que nos impusieron en los años 70; que siga fabricando, como fue el acuerdo con Chávez,  autobuses de 50 o mas puesto. Esta empresa, proveniente de un país amigo debe colaborar y no perturbar el desarrollo nacional en socialismo.

 

Que no se le entreguen esos buses a las cooperativas y propietarios de busetas, pues la sola presencia de locos manejando los que ya el pueblo venezolano, con agrado, los bautizó como “autobuses rojos” van a causar un desprestigio y una decaída a la empresa china y a las rutas trans que ya funcionan con mucha eficiencia en toda Venezuela.
 

No decaer en la formación integral de los choferes de autobuses rojos pues ya he sido testigo como usuario, de jóvenes choferes que aceleran y frenan violentamente las unidades, no respetan a los adultos mayores y se dirigen a los pasajeros con ordenes altisonantes. Debo reconocer que es una minoría pero aún así hace daño y pudre lo sano.
 

Eliminar las proveedurías que venden a precios solidarios cauchos, baterías y repuestos a los dueños de busetas quienes no agradecen el esfuerzo que hace el Estado por ayudarlos sino al contrario, convierten esa acción solidaria del Gobierno en un negocio redondo al bachaquear los repuestos y partes adquiridos. Desde que se implementó el programa de Proveedurías de repuestos para el sector transporte, hace ya varios años con el Comandante eterno aún vivo, yo no he visto la primera buseta con cauchos nuevos y miren que me fijo.
 

albertoromero@yahoo.com



Esta nota ha sido leída aproximadamente 1961 veces.



Noticias Recientes:

Comparte en las redes sociales


Síguenos en Facebook y Twitter




Notas relacionadas

Revise artículos similares en la sección:
Regionales


Revise artículos similares en la sección:
Anticorrupción y Contraloría Social