Huelga del pueblo de Mérida contra las mafias del transporte público

"Los malos no triunfan sino donde los buenos son indiferentes".

José Martí

La propuesta de convocar en la ciudad de Mérida a un paro cívico de tres días por los usuarios del transporte público con el propósito para oponerse a los designios del capo del transporte colectivo de Mérida, que controla los sindicatos desde hace más de cuarenta años y ahora dirige un paro de busetas y taxis exigiendo unos aumentos imposibles de asumir por la colectividad, tiene la virtud y la inteligencia política de colocar al pueblo en el sitial que le corresponde como vanguardia y protagonista de su historia inmediata y cotidiana.

Convocar al pueblo y ayudarlo a organizarse es hacerle sentir en carne propia que sus llagas solo él las puede curar y cicatrizar, que él es su médico y la medicina que necesita. Esta es justamente la tarea conductora de los líderes populares de base organizada y no de aquella dirigencia institucionalizada que se atornilló en el poder de los cargos políticos y gubernamentales. Ellos no pueden hacerlo así quieran porque su existencia política ha estado oscilando en la rotación permanente del múltiple-carguismo con actividades sin eficiencia comprobada, la cual los hundió en la cómoda butaca que hoy ya les molesta. Nada más verlos en persona o por los medios de comunicación expresando unos retratos marcados por el "quietismo panzón" y unos "cachetes lipídicos" enfermos de antirrevolución.

El pueblo en la calle jamás será vencido no debe seguir siendo más la consigna universitaria de un salón sin estudiantes universitarios carentes de crítica revolucionaria y proposición, ni debe ser más nunca el lema de una pancarta mentirosa que convoca al elector mil veces para elegir a los mismo sujetos de siempre, que es como elegir a la ausencia de nadie.

Organizar el pueblo es la tarea histórica de los partidos de la izquierda decente, de las comunidades organizadas y de los Consejos Comunales, o sea, lo que Chávez legó como el Poder Comunal. Regresar a las marchas preñadas del ayer optimista con gente de pueblo y clase media convencida y creyente de su dirigencia, es la gran tarea titánica de que "ahora como ayer, si era posible".

Probemos, quien quita y sí, dice el dicho popular lleno de razón optimista y nostalgia por los sueños posibles de1998 que se empezaron a hacerse realidad. La historia crítica y caótica del país en los últimos años no fue siempre así.

¡Coño! cómo nos falta el Comandante Eterno y a la dirigencia de ayer olorosa a montaña, pólvora y bala que quiso pero no pudo. El Presidente Chávez con su sabiduría socarrona olorosa a gente del pueblo y con una estrategia a flor de labios, todo lo veía claro y lo comunicaba y enseñaba con una pedagogía política de gran estadista, envidiable era sin duda.

El hubiera no existe pero nos convoca a soñar de verdad otra vez y la vida del país sigue su indetenible marcha sin esperar el exclusivismo nuestro, hay otros más que lo pueden hacer bien y mejor, de eso no hay duda y a los hechos me remito

Convoquemos y organicemos al pueblo de Mérida para que demos una lección de civismo y poder popular en acción. Que nadie se quede por fuera, pidamos a las iglesias católica y protestantes que saquen al cristo de sus templos y de sus corazones a protestar en la calle contra las injusticias de los que ayudan a empobrecernos cada día más.

rivaspj@ula.ve

rivaspj12@gmail.com



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