La oficial de policía en la tasca clandestina

El tema se presta a que me malinterpreten, pero creo tener la razón. Hace unos días ocurrió en Maracaibo el asesinato de una oficial de Polimaracaibo por un grupo de oficiales de la PNB. Se manejan varias hipótesis, todavía las investigaciones que lleva a cabo el CICPC no han concluido. No me referiré a eso, ni tampoco a lo escabroso que fue el “procedimiento” de los PNB. Me voy a referir a algo ilegal, he aquí mi primer tema, como lo prometí en mi último escrito: la delincuencia uniformada y, por cierto, muy bien organizada.

Muy lamentable el “ajusticiamiento” de la oficial Peña. Nunca debió suceder. Pero mientras más leo este tipo de noticias, que, por cierto, son muy comunes en el Zulia, más me indigno. ¿Por qué? Porque un/una oficial de la ley, cualquiera que sea el organismo al que represente, debe antes que todo dar el ejemplo, debe hacer cumplir la ley, y no transgredirla. Cuando leí que la oficial estaba con su esposo tomándose unas cervezas en una tasca clandestina cuando llegaron los “llaneros solitarios” de la PNB, me pregunté qué hacía una oficial de Polimaracaibo en un sitio que ella debió más bien denunciar y clausurar, no proteger o gozar, porque está en contra de la ley. Las ventas clandestinas de caña se supone que están prohibidas por la ley. Todos los fines de semana (y los días de semana también) ocurren asesinatos en alguna venta de caña, clandestina o no, y cuando veo la hora del asesinato me pregunto por qué estaba abierta esa venta de caña a esa hora si el horario es de 9 de la mañana a diez de la noche. El desparpajo es tal que incluso después de investigar el homicidio, la venta de caña sigue funcionando como si nada, ni siquiera una multa por haber estado abierta a esa hora. ¿Y entonces? La ley, bien gracias.

Hace poco la Intendencia de Maracaibo ordenó renovar a todos los establecimientos que vendan caña el permiso de obligación de mantenimiento del orden público y la paz. Aparte, existen ordenanzas municipales bellísimas (pero que nadie cumple ni hace cumplir) sobre las normas para la venta de caña. Aparte de eso, en Maracaibo es precisamente Polimaracaibo quien se encarga de poner orden en este tema. Entonces, la oficial, quien era nada más y nada menos que supervisora y llevaba veinte años de servicio, no debía estar transgrediendo la ley.  

De la misma forma, a cada rato se lee sobre los asesinatos que ocurren en las fiestas “open”, también más que prohibidas, donde se le vende caña y droga por toneladas a menores de edad. Pero resulta que en muchas ocasiones el dueño de la miniteca y organizador de la fiesta es un policía. Si no, los policías cobran tremenda tajada por “permitir” que se lleve a cabo el “open”, mientras que los que necesitamos descansar en nuestra propia casa, no lo podemos hacer porque si reclamamos somos amenazados hasta de pegarnos un tiro. Es tal el despelote con este asunto que ciertamente ya han habido muertos por la contaminación sónica porque hay quienes sencillamente no se la calan más.

Pero bueno, el punto ilustra con un ejemplo macabro lo que implica proteger delincuentes. Repito, un/una oficial de la ley debe hacerla cumplir, no transgredirla ni darle “complacencias” a nadie. Por eso estamos como estamos. Se ve que en la formación de los oficiales de la ley no se incluye estudiar los pensamientos de Bolívar. El hacer cumplir la ley no es dictadura, es vivir como debe ser. Si no, ahí tienen a Camila Canabal, quejándose porque le hacen cumplir la ley en USA. Para eso se hicieron las leyes Camila, para civilizarnos, no para que viviéramos haciendo cada quien lo que le da la gana. Sí me expliqué, espero.

 

durante.paula@gmail.com



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