Contrabando, evaluar las soluciones

El gobernador Vielma Mora declaró, que es el autor de la idea de crear tiendas duty free –libre de impuestos- en la frontera con Colombia, para vender a colombianos, con un precio entre el nacional y los del país hermano, pagaderos en bolívares y divisas. Una incitación a debatir. Veamos algunos puntos que podrían discutirse.

El contrabando en el 2014, tiene un componente perverso, nunca visto desde el fin de la Gran Colombia: la guerra económica y uno monetario determinante, también nuevo; el diferencial cambiario. Con estas tiendas, se crearía un amplio diferencial de precios, entre cada uno de los precios de las Duty y los de expendios normales. Lo subrepticio aparecería, pues como lo explican la sicología y la economía, las personas siempre buscan maximizar sus beneficios, como ocurre actualmente, con los diferentes precios de los combustibles, otros productos y con el peso, el bolívar y el dólar.

No se debe olvidar la relación con Colombia, ya que desde 1834, los habitantes de la frontera común pueden adquirir la cesta básica en uno u otro de los dos lados, la costumbre crea la vecindad y es fuente del derecho Internacional. La restricción al comercio que implica las tiendas, no solo afectaría la relación fronteriza binacional, sino las propuestas de integración y unión hechas por el Presidente Hugo Chávez, como ningún otro líder en la historia de América Latina, salvo el Libertador. Tendríamos un discurso general de amplitud, pero restrictivo en una relación particular binacional, por el manejo que se haría a una coyuntura como lo es el contrabando.

Los trabajadores del lado colombiano que vienen a laborar a Ureña y San Antonio, para comprar como colombianos, es decir con pesos o dólares, deberán tener más que una nueva duplicación de sus sueldos, como ha ocurrido últimamente, y algunas pequeñas empresas, que son la mayoría, cerraron al no soportar el nivel de gastos y el costo y carencia de divisas y materias primas.

De crearse las tiendas podría incorporarse un chip a sus carnets de trabó para poder comprar en bodegas y abastos.

En estas tiendas, comprarían con dólares a través de Panamá para revender, pues no tenemos ahora bienes para ofertar a los más de 3 millones de habitantes del lado colombiano de la frontera. Pero, con el barril de petróleo a $75, no parece conveniente gastar divisas comprando exquisiteces, menos en municipios tachirenses de frontera con pobreza extrema.

Los compradores cambiarían a dólar paralelo, pues las tiendas venderían a SICAD II (Bs. 49).Esto subiría el paralelo, y por tanto la especulación, se agravaría lo del diferencial cambiario.

En fin, parece pertinente evaluar las soluciones, pensando más bien en la producción, crecimiento y desarrollo.



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Pável Rondón


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