Volvemos a vivir el debate eterno en la ciudad acerca del transporte público. Normalmente este debate se da cuando se van aumentar las tarifas del por puesto y los autobuses en la ciudad; sin embargo, ahora hay elementos nuevos como la incorporación que el gobierno nacional hace de unos autobuses al sistema metro en diferentes corredores viales de la ciudad.
Desde el 2008 venimos proponiendo un sistema integrado de transporte ante el caos urbano que nos está matando. Las exitosas experiencias en ciudades hermanas —Curitiba en Brasil o del Transmilenio de Bogotá y que en Venezuela años después han sido adaptadas por Caracas, Bus Caracas, en Mérida por el Trolebús y en Barquisimeto— apuntan hacia un modelo que permita salvar la dimensión pública y económica del transporte urbano. Porque la solución no es que cada quien tenga un carro, por favor. Un plan integral de Movilidad Urbana que atienda no solo al transporte público, sino también al particular, a los taxis, a los motorizados y, por último, que tome en cuenta los desplazamientos de las personas con alguna discapacidad y les de accesibilidad a las ventajas de habitar la ciudad.
Un plan de movilidad urbana para Maracaibo también debe estar en el marco del plan de desarrollo urbano, social y económico de la ciudad, pues las medidas que hay que tomar para buscar una respuesta profunda, de largo aliento e integral, pasan por modernizar y ampliar la malla vial de la ciudad, el uso del suelo y el sistema de transporte. El deterioro de los desplazamientos en el tiempo empleado para llegar de un lugar a otro; las mismas condiciones laborales de los choferes y la inexistencia de medidas de seguridad social, atentan contra cualquier iniciativa que consista solo en atacar un aspecto del problema de manera aislada. Hay que exigirle a la Alcaldesa, quien tiene la competencia constitucional y legal sobre el transporte urbano, se aborden todos estos aspectos para que la visión integral no se pierda. De lo contrario, tendremos siempre buenas iniciativas que terminaran en nada porque estructuralmente el problema está intacto.
Hay que comenzar a estudiar la posibilidad de implementar un plan de cultura ciudadana asociado al tema de cómo los maracaiberos conducimos. Un programa de educación vial, una policía vial que sancione y controle a quienes violen las normas, exclusiva, sí, porque el estado es tal que por un buen tiempo será imprescindible. Debemos dotar a la ciudad de vías exclusivas para el transporte público, colocar paradas predeterminadas cada cierta distancia, y que estas tengan sombra, nos protejan del sol, por favor. Debemos transformar la malla vial, eliminar tapones, alargar avenidas, semáforos inteligentes, construir elevados donde se amerite, hacer estacionamientos, implementar terminales satélites y de transferencia para que las vías exclusivas se conecten con una línea interrbarrios con autobuses más pequeños, debemos prevenir construcciones ilegales.
Los transportistas no son los malos de película. Es cierto que son los dueños de los carritos y autobuses destartalados; pero aquí no ha habido política pública más allá de autorizar el corto y el largo o ponerle la cara de los políticos a los carros. Con todas las dificultades son los que han movido la ciudad, trabajando en condiciones infrahumanas, por eso cualquier iniciativa o propuesta de solución debe pasar por su incorporación al nuevo sistema. No digo que sea fácil; pero un nuevo sistema de transporte que les deje fuera no arranca con buen pié. A todas estas ¿a qué se dedica el IMTCUMA? Maracaibo se merece otro trato. Nunca había estado tan marginado y sin un real por las mismas autoridades municipales. Y si la Alcaldesa no lo hace pues habrá que proceder por la vía jurisdiccional para que asuma sus competencias, porque fue electa para estos problemas y no para andar sumándose a campañitas para salvar a la oposición.
Diputado Henry Ramírez.
@henrymaracaibo
