Agricultura familiar, CVAL y mercado libre, y poder popular

En el sector El Cercado en Barquisimeto, estado Lara, habita una pequeña comunidad de agricultores, es decir, cultivadores con predios de muy escasa dimensión, pero con dos elementos claves para la agricultura: campesinos con experiencia en el trabajo agrícola y mucha vocación para la producción; poco a poco han conformado un mercado comunitario en el cual expenden productos agrícolas sanos, lo que significa que han sido cultivados con agro-insumos ecológicos y además vendidos a precios justos.

La pequeña comunidad de productores ha logrado mantener con mucho esfuerzo su feria de hortalizas, sin embargo, esta incipiente experiencia fue víctima del mercado capitalista.

Nos contaba ayer José López, viejo revolucionario hermano y hoy comunero que "de la experiencia de 26 patios productivos decidieron hacer un mercado campesino con sus cosechas, todo estaba funcionando muy bien en la comunidad hasta que un grupo de personas organizadas en la UBCH (Unidad de Batalla Bolívar-Chávez) de la misma comunidad junto a CVAL (Corporación Venezolana de Alimentos), decidieron ‘ampliar’ el mercado con más mercancías, luego, al faltar CVAL acudieron entonces a MERCABAL (Mercado Mayorista de Barquisimeto) a comprar hortalizas y vender también en el mismo espacio de los comuneros.

Por supuesto, estas personas ofrecieron mayor variedad y hortalizas cultivadas no en forma orgánica, o sea, con venenos, a un precio más elevado debido al pago de flete y otros factores que inciden en el costo total de los productos; es de hacer notar que estos elementos no están presentes en la feria comunal ya que el objetivo de los comuneros no es el afán de lucro sino la lucha por el abaratamiento de la alimentación del pueblo. La intromisión del capitalismo y la avaricia por el lucro arrinconaron a nuestros conuqueros hasta atentar con el buen funcionamiento de la iniciativa comunal.

Hoy el debate es entre las iniciativas colectivas comunales y su protección, contra quienes participan en el mercado ofertando y colocando productos cuya procedencia no es sus predios sino comprado en los grandes mercados, incluso muchos de ellos hasta son importados. De esta manera encarecieron los diversos rubros, en contradicción con los objetivos del mercado comunal, que eran por un lado político, en el sentido de enfrentar la guerra económica que se desarrolla contra el gobierno revolucionario, y por otro, educativo en lo que se refiere a asumir una nueva cultura que permita a la comunidad mejorar los hábitos para un consumo consciente y sano. Bajo estos criterios es que estamos enfocando el mercado comunitario.

Ahora el mercado no está presente, los productores de pequeñas parcelas se debaten en la disyuntiva de si vender a precios justos sus productos agrícolas o asumir lo difícil que representa entrar en la lógica del mercado libre.

En verdad esta experiencia resulta bastante interesante, en virtud de que implica estudiar la conducta de los participantes en mercado y la distorsión que produce la incorporación de otros productos que no provienen directamente de productores. Todo esto hace que se renueve aquel enfrentamiento que a finales del Renacimiento se produjo entre las débiles asociaciones de artesanos y la poderosa naciente burguesía europea, quienes con su capital lograron adquirir los medios de producción, despojando a los trabajadores de su técnica y tecnología, y a través de la división del trabajo y la acumulación originaria de capital, lograron no sólo apropiarse de los instrumentos de trabajo y colocar las ciencias y la tecnología a su merced, sino más aún, lograron alienar a los trabajadores respecto a la producción de los bienes.


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Arnaldo Guédez


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