Derrotar los cosiateros nuestra tarea

La vida de los seres humanos nunca transcurre tan plácida como quisiéramos siempre, existen detalles, que nos hacen saltar del sueño apacible.

Hace unos días que el Presidente Chávez presentó una propuesta, para Carabobo, la cual respetamos y estamos discutiendo. Creemos que Carabobo el "territorio de lo posible”, donde una casta de forajidos nos ha venido gobernando durante casi un cuarto de siglo, tiene que dar un golpe de timón en otra dirección. Y es que decir un cuarto de siglo, es tan poco.

Los gobernantes de hoy, son los mismos de hace casi doscientos años. Dos siglos de oprobio y de miedo, de mediocridad y perversión; los mismos que se bañan de pueblo y desprecian la pobreza, los mismos que ven a los humildes como seres despreciables y que sólo nos saludan los días de elección o de campaña.

Aquí en esta tierra nuestra desde cualquier punto, ya han sido mil gritos de dolor y angustia los que hemos dado en contra de las perversiones de un grupo de poder. Sí, los Salas, herederos permanentes de los que como Judas llevaron al señor al Calvario, sí esos herederos de los que llevaron a Bolívar al exilio, son los mismos que sueñan con universidades allanadas, con policías corruptas, con patriotas colgados en las calles. Esos que sueñan son los Salas Römer.

Si esos son los mismos que en casonas le dieron cuerpo y forma a la traición, los mismos que con sortilegios del Siglo XXI, quieren transformar a un pueblo que hace tiempo se arrancó el velo, echó a volar sus ideas y caminó por las calles con el pecho lleno de nuevos bríos para cabalgar por estos caminos que ya no son tales, aquellos que se reeligen porque creen que son una familia con el derecho divino de los reyes, aquellos donde la ciudadanía no tiene valor alguno, aquellos que dan Golpes de Estado; esos seres que no le hacen honor a lo que deberían ser, hombres de palabra y de honor.

Nosotros desde este pedazo de tierra no podríamos permitir que los que dieron tormento al General Bolívar, que es nuestro Padre, nos den tormento a nosotros, que somos sus hijos. Aquellos que allanaron las universidades, hablen ahora de autonomía. Aquellos que se intercambian el poder y se sienten una casta hablen de democracia. Aquellos que la palabra “civilidad” los hace escupir el sagrado suelo de la patria, se digan patriotas.

Si los días que vienen son nuestros días, los días de los de a pie, los días de guardar para conjugar los esfuerzos de una nación que nos quiere ver surgir como seres fraternos y libres. La vida nos pone una nueva prueba, la vida nos pone en este camino, la vida nos permite esta vez marchar en la dirección correcta, la vida nos pone en un lugar privilegiado para mirar de frente un accidente en el camino; ese escollo debemos superarlo, ese horror debemos enfrentarlo, ese miedo debemos descubrirlo.

El yo colectivo despierta para ponernos del lado de los nuestros. Ese gran colectivo que ha dicho ¡basta! de los Salas, que son sinónimos de la Cosiata, de la traición, de la cobardía, del miedo, de la perversión y del desprecio a los más humildes, hoy alzamos la voz en esta tierra de gloria patria.

Esta vez nos toca andar de verdad a todos los hombres y mujeres; sí, caminar juntos, detectando fallas, corrigiendo detalles, solucionando problemas; pero más allá de eso, nos toca acompañarnos a nosotros mismos; esta vez nos toca decidir y proponer, exigir lo que nos corresponde por legitimo derecho: nos corresponde ser constructores de nuestro propio destino y de nuestro presente.

Valencia es nuestra ciudad y no pretendemos permitir que nuestro General Bolívar vuelva a ser exiliado, desterrado, humillado por estos herederos del miedo; por esta banda que ve en cada hijo de la República un enemigo de sus fechorías.

Esta vez, tenemos la posibilidad de permitir el regreso de la felicidad a nuestros corazones, y no podemos ser cómplices de un crimen que se desea reeditar doscientos años después. Nuestro voto y nuestra palabra son las armas que hoy empuñamos los humildes, y hoy decidimos gritar ¡basta! a una familia que considera a Carabobo su hacienda, que se humillan frente al fuerte y son déspotas frente al humilde.

Esta vez es nuestro desquite, esta vez nos toca a los que somos un millón de miradas, esta vez nos toca a los de a pie, esta vez nos toca a los campesinos y a los trabajadores, esta vez podemos empuñar la palabra ¡BASTA! contra los que siempre intentaron decretar el silencio.

Aquí estamos con Bolívar a la carga, sumando hermanos y hermanas que quieran entablar junto a mil iguales el próximo combate...

La República vuelve a estar de pie, nos toca marchar al encuentro de lo que nos corresponde por derecho, la fraternidad. Tendríamos que decir y entonar y gritar aquella máxima: GLORIA AL BRAVO PUEBLO, sólo que esta vez el PUEBLO ESTÁ BRAVO. EL PUEBLO SOMOS TODOS.



EQUIPO POLITICO

YURI VALECILLO

BLADIMIR BONDARENKO

ISRRAEL SOTILLO

RAMON BELISARIO

QUINTIN HERNANDEZ

JOSE ANTONIO PALMA

JESUS LAREZ "CHUCHU"

yurifoto1@gmail.com


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