Maracaibo 2011: “la piqueta le cayó”

El Libro de Guinness debe abrir una sección dedicada a Maracaibo. Tomen nota: hemos batido récord en mala vialidad, basura acumulada en las calles, camiones cisternas y carros zombis prestando servicio de transporte público.

Es en serio, en ninguna ciudad del mundo hay tanto carro viejo y destartalado trasladando pasajeros. Nuestros ciudadanos más humildes deben pagar altas tarifas especulativas a unos carcachos que parecen salidos de un “triller”. Vaya un reconocimiento a los magos que revivieron tanta chatarra fantasma, dejando casi vacías las famosas chiveras.

El caos del transporte público en Maracaibo es grotesco; la burla cotidiana a las normas y señales de tránsito es sólo comparable al sufrimiento de los usuarios que pierden hasta la poquita ropa que tienen por los mordiscos que dan estos monstruos con púas de cables asomadas como la dentadura del pobre señor Melquior de la Esclava Isaura.

El problema de la basura se ha exacerbado recientemente con el despido masivo más escandaloso e impune que se conozca, en contra de humildes madres y padres de familia que la Alcaldía echó sin ninguna consideración. Vaya a toda esa clase trabajadora de la limpieza urbana, nuestra solidaridad, y pedimos a las instancias superiores de Gobierno no dejarlos desamparados.

La falta de agua en miles de hogares explica la flota gigantesca de camiones cisternas que cobran lo que les da la gana, prestando un servicio caótico que atenta contra la dignidad y la salud de nuestra gente.

La ciudad vive una regresión negativa a situaciones atrasadas que contrastan radicalmente con la opulencia de su comercio y el dinamismo de su economía. Pero también con la fortaleza académica y cultural que no terminan por impactar en pro del rescate urbano y moral de la que fuera en antaño pionera de la luz y las concreciones.

Esa paradoja se expresó brutalmente en las elecciones parlamentarias donde un reo por asesinato obtuvo la más alta votación de los electores.

Ni las espantosas estadísticas de la inseguridad conmueven la conciencia colectiva. La impunidad con que ocurren descaradamente delitos graves contra la cosa pública y contra la soberanía nacional, no nos inmutan, al contrario, se han sumado a la cotidiana podredumbre de herencia cultural colonial y puntofijista que nos carcome.

El saqueo en combustibles y alimentos subsidiados por el Gobierno con el dinero de todos, es parte integrante de un paisaje dantesco cristalizado en el colectivo.

Esta Maracaibo del 2011, intoxicada de rumba y envilecida de mediocridad, se asemeja en extremo a aquella urbe apática y alcahueta que permitió la destrucción de sus propias raíces el 20 de marzo de 1970 cuando “la piqueta le cayó”.

Nuestra desvergüenza sin embargo, se nos muestra tan inmensa como lo es la destrucción del Lago del que tanto nos ufanamos, mientras seguimos viviendo a sus espaldas sin mirar lo que la naturaleza está reclamando a nivel universal.

Ese vacío y manido discurso de la “zulianidad”, que suplanta los íconos concretos de la fe y la idiosincrasia por mamotretos de anime, que enmudece al Catatumbo a fuerza de malgastar electricidad en millonarias ferias, debe ser sustituido por la unidad consciente y comprometida de las reservas originarias que se resisten a morir de inacción.

Enhorabuena se están despertando poderes creadores frente a la “piqueta” espiritual que castra el ímpetu y el afán de futuro de la descendencia de Nigale.


Constituyente de 1999
caciquenigale@yahoo.es


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Yldefonso Finol

Economista. Militante chavista. Poeta. Escritor. Ex constituyente. Cronista de Maracaibo

 caciquenigale@yahoo.es      @IldefonsoFinol

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