La inseguridad se ha convertido en una matriz de opinión recurrente en los últimos 40 años en nuestro país, con lo cual se nutren nuestros medios de comunicación, incluyendo la imagen de la seguridad ciudadana en América Latina. Afortunadamente han surgido iniciativas consensuadas sobre cómo atacar el problema de la inseguridad (estructuralmente) y es lo referente al repensar de la seguridad ciudadana, enfocado en la formación y organización de la policía a nivel regional, como uno de los planteamientos, que de manera efectiva incorpora a las organizaciones comunitarias, que son las principales afectadas por esta grave deficiencia, consecuencia mezquina del capitalismo que durante décadas se le ha inculcado en nuestros pueblos.
Como uno de los adelantos de políticas publicas en referencia a la seguridad ciudadana (que está en formación), la misma va dirigida a lo que se denominado la Nueva Policía Comunitaria, orientada a la participación activa de las comunidades organizadas (consejos comunales); donde los criterios pedagógicos, humanistas y socialistas se han conjugado con las estrategias y métodos estrictamente policiales, desde la escuela de formación de agentes policiales de la Policía Metropolitana.
Luego de transcurrir 70 años desde su fundación, dicha institución, cuenta con un nutrido grupo de profesionales (multidisciplinario) civiles y uniformados, que tienen a su cargo la formación de este nuevo policía que nuestra sociedad reclama; dándole los conocimientos y herramientas, basados en los siguientes principios: humanidad, equidad, igualdad y participación colectiva, las cuales son necesarias para el desenvolvimiento en las circunstancias actuales, caracterizada por la transición de carácter político, social y económico que nos obliga a un cambio de valores para que el componente policial se desarrolle a plenitud. Por lo antes expuesto, nos hemos planteado metas y objetivos, los mismos se están desarrollando en el proceso de formación y transformación del agente policial.
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