Ética para el trabajo colectivo

Estamos en tiempos de revolución y esto significa profundas transformaciones en todas las áreas de la vida social de los venezolanos. Se alteran las estructuras económicas, se introducen reformas sustanciales en el marco jurídico institucional, se abren nuevos espacios para la participación ciudadana y para el protagonismo social. Significa también el surgimiento de cambios en la manera de hacer política y de conquistar los liderazgos.

Ya no hay espacio para la dirigencia tradicional, cuartorrepublicana, acostumbrada a robarles el esfuerzo y el trabajo a quienes de manera paciente y dedicada hacían posible las reinvindicaciones sociales. Hoy es rechazada aquella gente que al momento de la victoria, aparecía de improviso y terminaba no sólo proclamando la autoría de las conquistas y abonándolas a su prestigio político sino, peor aún, decidiendo sobre lo que debía hacerse de allí en adelante. Era la dirigencia contra la que protestó Victor Jara y graficó en estos versos: “Usted que era el más quedao, se quiere adueñar del baile”.

Este comportamiento no es exclusivo de los individuos. También es frecuente en partidos, grupos políticos y hasta instituciones y organizaciones del Estado. Apenas comienza a perfilarse la solución a un determinado problema, se inicia una lucha fratricida por colocarle el sello del partido, del grupo o de la institución a la que se pertenece. A partir de allí, ya no importa la solución misma ni las personas o comunidades que se beneficiarían de su implementación o la mejor manera de llevarla a cabo. No. Lo que importa es quién capitalizará el beneficio político. Y, estas peleas, en no pocos casos, terminan obstaculizando las acciones necesarias y hasta paralizando y saboteando las soluciones.

Las comunidades deben estar alertas y rechazar este tipo de conductas. En ese sentido, en Catia tenemos una larga experiencia. Todas las grandes conquistas han sido fruto de una larga y contínua lucha en la que se afianzan numerosas voluntades y esfuerzos de individuos, grupos, organizaciones e instituciones. ¿Quién puede reclamar para sí la autoría del Parque del Oeste, del Museo Jacobo Borges, de la eliminación del Retén de Catia y del Retén del Junquito? Todas han sido conquistas del esfuerzo mancomunado de los catienses. Todos los luchadores sociales de Catia, unos más, otros menos; muchos de ellos de manera anónima, han puesto su preocupación, sus esfuerzos y sus ideas al servicio de estas nobles causas. Hoy, con la universidad para Catia, puede decirse lo mismo.

También es verdad que esas actitudes escamoteadoras del trabajo colectivo sufren en estos tiempos mayor rechazo. Cada día es menos posible birlar al pueblo porque están surgiendo dirigentes más concientes de la importancia de lo colectivo y orientados por nuevos valores. Cada día las comunidades tienen mayor participación y no están dispuestas a tolerar este tipo de comportamiento.

rhbolivar@gmail.com


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Rafael Hernández Bolívar

Psicología Social (UCV). Bibliotecario y promotor de lectura. Periodista

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