Nosotros, los venezolanos salimos a las calles a cumplir con nuestros deberes y obligaciones, afrontando transformaciones y adversidades económicas y sociales que influyen e impulsan a distintos niveles el juego de la naturaleza humana, es decir, el cumplimiento de satisfacer las necesidades más básicas y aquellas generadas tecnológicamente-indispensable para el hombre de este siglo. Aunque las sociedades buscan cumplir esta ley para subsistir a costa de inevitables medios sociales (trabajo en sus distintas formas) hay algo que las diferencia unas de otras.
¿Qué las diferencia?
No es más que la destreza técnica de adaptarse a las condiciones de su territorio o nación, y al mismo tiempo transformar la conciencia ante las situaciones generadas dentro de la sociedad. Importante elemento que no se nos puede pasar: la "cultura" como distinción característica entre sociedades.
Históricamente las sociedades han construido su propio progreso, algunas siendo resultados de otras, poco a poco se va extendiendo una estructura creada y dirigida al mantenimiento de un sistema asimétrico que no contribuye a la plena satisfacción de las necesidades de un todo.
A raíz de esta visión, la desigualdad de satisfacción de necesidades más deseadas se convierte en el objetivo y cumplimiento fundamental de las naciones y pueblos, para ello, se requieren medios o recursos que les proporcione el poder de cumplir con el objetivo tanto buscado.
Alternativas de cambio surgieron y más con el empuje tecnológico y la nueva conciencia creada por éste, desde distintas razones y ambiciones humanas. Hoy vemos confrontaciones de distintas dimensiones para el control y dirección de sociedades, para mantener un sistema desigual o para la transformación necesaria netamente popular y social (una sociedad pluripolar).
La sociedad venezolana en estos últimos años ha venido experimentando cambios sociales, que se hacen visibles ante otros países. A pesar de situaciones y condiciones que modifican inevitablemente aquellos planes sociales, económicos y políticos se sigue reconociendo que Venezuela gradualmente se sistematiza e independiza. Se ha dejado en claro que de una buena condición económica depende la estabilidad o alteración social. Que del proceso de desarrollo surge una estructura social que hay que direccionar y educar a toda costa para llegar estratégicamente al objetivo que se quiere realizar, sobre todo si estamos dando inicio a un proceso de transición para América Latina y el Caribe.
Producto de la crisis social y la guerra económica se ha dado impulso y fuerza participativa a la organización popular, a través de la comuna como alternativa de confrontación pacifica para el mercado distorsionado venezolano en la actualidad y como muestra de ejemplo independiente para las grandes redes corruptivas(empresa, bachaquero etc.) una organización social que día a día se modifica y adapta las condiciones de la sociedad venezolana adoptando un sistema de aprendizaje, creando consecuentemente colectivos participativos, en otras áreas populares no solo en el sector alimentario. La comuna se transforma en el espacio de gestión social en colectivo con el fin de mantener la protección y soberanía en todos los ámbitos de la nueva conciencia social.
Nueva conciencia social y necesaria que será la garantía de la construcción de un sistema más igualitario en relación al trabajo y necesidades, donde todos contribuyan a la producción. Esta nueva organización en la que el pueblo venezolano se experimenta debido a su poca experiencia histórica, la misma abre y debe ser el camino a un sistema que debe ser consecuentemente y autosustentable en el tiempo para la desintegración progresiva del sistema capitalista, y que al mismo tiempo construya una estructura desde el poder popular que pueda suplantar al estado.
Militante de la Juventud del Partido Socialista Unido de Venezuela (JPSUV)
Centro de Escritos Económicos y Sociales, Estudiante de Economía Política, Miembro de la Redcec