A los ¨chavistas¨ que defienden el referendum revocatorio y la idea de la ¨buena sociedad¨

Negar los errores de una gran parte del gobierno y de las cúpulas, tanto de sectores dentro del PSUV, como del Gran Polo Patriótico, sobre todo en materia económica, que han contribuido con el crecimiento progresivo de la inflación, la escasez de alimentos y medicinas, así como, la baja producción, especulación desmedida, burocracia y corrupción, soslayar todo eso, sería una pésima señal al pueblo que aún mantiene la esperanza en la construcción de una buena sociedad; pero negar silentemente la determinante incidencia de la guerra económica, encabezada por la burguesía nacional parasitaria en apoyo a la derecha, bajo la égida del gran capital transnacional norteamericano, sería ocultar el rostro del "capitalismo democrático" favoreciéndole consciente o inconscientemente.

¿Castigamos los errores cometidos por sectores importantes del gobierno, el PSUV y el Gran Polo Patriótico sirviendo en bandeja de plata el gobierno a los sectores más fascistas de la derecha venezolana?, ¿Tenemos claro quién es el enemigo principal?, ¿No es una mezquindad política solo evaluar los aspectos negativos de la situación actual, olvidándose de los avances en materia política, social, cultural, educativa, de infraestructura, científica, de salud y principalmente la defensa de la soberanía nacional, en serio peligro de caer el gobierno en manos de la dirigencia más entreguista y apátrida de la derecha nacional?

La idea de la buena sociedad, como uno de los aportes invalorables del marxismo, en el marco de la filosofía política, seguirá siendo la alternativa frente al capitalismo, mientras éste presente sus problemas clásicos, derivados de una desigualdad estructural de origen e insuperable, que tiene su fuente a partir de la contradicción entre los propietarios de los medios de producción y los propietarios de su fuerza de trabajo, tal como lo plantea con claridad meridana el gran filósofo Atilio Borón.

En momentos donde lo más importante se debe centrar en la defensa de la soberanía nacional en serio peligro y en corregir las desviaciones en el proceso revolucionario venezolano, pareciera que la posición correcta en esta coyuntura es sumarse a quien está más cerca de las posibilidades de rectificar y de construir una buena sociedad; es decir, al gobierno actual, los partidos y su organizaciones afectas; quienes se consideran "chavistas" y se suman coyunturalmente al revocatorio este año donde seguro saldría Maduro derrotado, entran en una gran contradicción, salvo que apoyen al "capitalismo democrático", denominado así por Atilio Borón, dado que la democracia para éste, es solo un aditivo de conveniencia, ya que, su aspecto central es la acumulación de capital.

Es verdad que el gobierno, principalmente el Presidente Maduro y la mayoría de su tren ministerial, así como el PSUV han sido casi impermeable a la crítica y pésimos practicantes de la autocrítica revolucionaria, pero también debemos revisarnos los que hemos criticado y en la mayoría de los casos desestimadas nuestras propuestas alternativas. Bien valdría la pena preguntarse: ¿Hemos sido lo suficientemente inteligentes, discretos, considerados e hidalgos a la hora de criticar?

El objetivo fundamental de la crítica revolucionaria es la rectificación del criticado, pero el criticado a su vez, cada vez que recibe una observación sobre su comportamiento político y/o personal debe procesarla fríamente antes de responder reactivamente, ya que ello genera la creación de una barrera entre el crítico y el criticado, la cual es un obstáculo para que la crítica garantice una rectificación útil, completa, oportuna y confiable.

Cuando el criticado, no percibe la sinceridad y buena intención del crítico, la rectificación pasa a un segundo plano y se inhibe la fluidez de la autocrítica para la reconstrucción y el avance progresivo de la cultura política, que debe fluir del más alto nivel conciencia, del alma y del corazón.

Como una conclusión preliminar para el debate, está planteado en esta difícil coyuntura, enterrar provisionalmente el hacha de guerra interna, ninguna casa dividida puede vencer al enemigo y volcarla con fiereza contra el enemigo principal, dícese el gran capital transnacional, sus aliados internos y externos; y luego, desempolvarla a partir de la autocrítica sincera, sin llegar a la autoflagelación, fundamentalmente de los funcionarios actuales del Presidente Maduro, que fueron principales colaboradores del Comandante Chávez y ex funcionarios de este último, por su altísima responsabilidad en la gravísima situación económica actual que mantiene de rodillas a densos sectores de la sociedad venezolana, producto de nuestros errores y la actuación implacable de la guerra económica.

"O nos unimos como hermanos, o perecemos como idiotas". Martin Luther King.

 

 



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Roger Lázaro


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