El Congreso de la Patria: ¿Acto de sobrevivencia o reafirmación de una vocación transformadora?

 

"Los pueblos nunca saben, ni ven,

sino lo que se les enseña y muestra,

ni oyen más que lo que se les dice."

Mariano Moreno, Plan de Operaciones

 

La convocatoria a una instancia que por definición supone el debate de ideas y con ello la aceptación de las diferencias, los disensos y el reconocimiento de formas distintas de entender la nación, su gobierno, sus dificultades y potencialidades es un acto de valentía política en cualquier circunstancia. Más aún cuando se trata de un conglomerado de fuerzas que movidas, al menos en el discurso, por la transformación estructural de la sociedad vienen de sufrir una derrota electoral que estimada como probable alcanzó los niveles de desastre para colocar en condición de minoría a quien venía ejerciendo la mayoría desde que el sistema de gobierno responde a los lineamientos de la Constitución de 1999.

El Congreso de la Patria llega con muchas heridas a su instalación porque entre otras cosas no ha logrado superar dos de las condiciones sobre las cuales se erigió la necesidad de convocarlo. Porque es menester decirlo, el Congreso de la Patria es una instancia terapéutica para un proyecto que requiere revisar sus banderas, reconocer sus errores, ajustar sus expectativas y fundamentalmente, evaluar las condiciones en las cuales se encuentra la base sobre la cual se erige como posibilidad política: el pueblo.

El pueblo venezolano se encuentra actualmente en medio de la más dura batalla por preservar y enriquecer una identidad que apenas se estaba gestando en estos años de transformación constitucional y más aún, de transformación material que implicó la incorporación de millones a modos de vida que les había sido esquivo no sólo por años sino por generaciones. ¿Quién puede olvidar los ancianos aprendiendo a leer? ¿A los niños recibiendo atención médica especializada para resolver problemas que en otras circunstancias eran causas de muerte segura? ¿Quién no recuerda las famosas cuotas-balón que significaban la deuda eterna para adquirir vivienda y vehículo? Esos son recuerdos que lejanos y ahora nublados por un presente casi catastrófico de la condición económica individual corresponden a un gobierno del cual el actual es heredero. Es preciso no olvidar esto porque en el presente de angustia, el pasado que se rememora se hunde en las referencias de un gobierno no chavista que una amplia mayoría de los venezolanos no conoció. La memoria es selectiva y seguramente en los actuales momentos, se afirma la memoria individual por encima de la colectiva. Entre otras cosas, porque la memoria colectiva siempre estuvo regulada por los medios que ahora siguen apostando a la amnesia criminal.

El Congreso de la patria fracasó en la posibilidad de reafirmar su vocación transformadora porque sigue apelando a los viejos y desgastados mecanismos de una representación política que deja de lado los liderazgos emergentes. En ese sentido, la forma como finalmente se va configurando es un paso más hacía el escepticismo de un pueblo chavista que está allí esperando ser escuchado pero sin encontrar aún los canales que le permitan decir sus angustias, sus planes, sus críticas y saber que son escuchadas. Saber que aún cuando no se haga lo que piden, se les escucha. No es un problema de medios de comunicación. Es más simple, se trata de comunicarse lo que supone no un canal de quejas y otro de dádivas, sino el mismo canal para encontrarse y saberse constructores de un mismo país a pesar de las diferencias. La unidad que se demanda no es la homogeneidad de las masas, sino la viva y enriquecedora experiencia de saber que somos venezolanos. Quizás sea poco pedir, pero es inevitable que el sentido de patria se va quedando rezagado entre los valores de quienes son portadores de la cédula de identidad venezolana.

La vocación transformadora o el acto de sobrevivir no será dirimido en las conclusiones, se dirimió en la forma como se llega a un Congreso que luce como un cónclave donde la unidad no se construye sino que se decreta. Cada vez más parecido a una secta, la posibilidad de los cismas y la fragmentación va creciendo exponencialmente a medida que las diferentes lecturas del legado de Chávez se va dilatando en el tiempo para construir un "chavismo originario", un "chavismo socialista", un "chavismo comunal" y acaso, en el fondo, la unidad se desdibuja en que lo esencialmente "chavista" es la inconformidad de que es inadmisible decir que estamos bien cuando la mayoría de nuestro ciudadanos se encuentra mal por obra y gracia de un sistema de injusticia. Si no es posible coincidir en un núcleo duro de la inconformidad y rebeldía chavista, lo que ocurrirá será una estampida con jirones de "chavismo" que irán a sucumbir a la unidad ficticia y atorrante de una oposición que obedece a un sólo amo. Ese amo que sin tener derecho al voto, gobierna y dicta las pautas de un orden que le permita tomar por asalto, una vez más, la tierra de Bolívar y los bolivarianos.

Son tiempos difíciles porque el enemigo se viste de tantos trajes que a ratos llega vestido de trasnacional salvadora de las contingencias sin saber cuantos puñales guardan en sus letras chiquitas de los contratos leoninos.

A Tiempo: La inconstitucionalidad de la ley de Amnistía y Reconciliación nos deberá mostrar de forma más o menos inmediata, cuántos de los venezolanos ciudadanos están dispuestos a sacrificar la idea de país y sociedad para todos en procura de sus intereses pequeños y bastardos. Esos mismos intereses que ellos defienden para que otros se beneficien hasta el cansancio. Pero es verdad, ganar no cansa.

 

 



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Alejandro Elías Ochoa Arias

Profesor Titular de la Universidad de Los Andes. Profesor Invitado de la UBV Zulia, Universidad Politécnica Territorial Kleber Ramirez. Ha sido autor de varias publicaciones en revistas científicas nacionales e internacionales. Ha sido conferencista invitado y profesor invitado de la Universidad de Hull en Inglaterra, la Universidad del Cuyo en Argentina y la Universidad de Santiago de Chile en Chile. Ha contribuido en la definición y puesta en marcha de los centros de investigación: Centro de Investigación y Desarrollo en Tecnologías Libre (CENDITEL) y del Centro de Investigaciones en Gestión Integral de Riesgos en Mérida.

 dioseses@gmail.com

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