El poder de adecos y copeyanos en el chavismo

El título de esta reflexión obedece a que cuando Hugo Chávez ganó por primera vez una elección presidencial en 1998 no lo hizo con los votos de extraterrestres ni tampoco con socialistas químicamente puros que bajaron del cielo revolucionario. Esa es una verdad objetiva por encima de propagandas.

En 1998 mi primer voto fue para Chávez, tenía yo 18 años. Hasta hoy he votado siempre por el chavismo. Ninguna culpa salpica a mi joven generación por la podredumbre adeco copeyana. Adicionalmente, como discípulo de marxistas me hallo entre los extraterrestres electorales, pero sé que mi pequeña comunidad por si sola no gana elecciones.

De hecho, estudiando las hazañas de Chávez aprendí que en política siempre se necesitan alianzas. Sucede que el también llamado Arañero de Sabaneta obtuvo un porcentaje de apoyo electoral bastante parecido al logrado por el ex mesías Carlos Andrés Pérez en la contienda presidencial de 1988, es decir, apenas 10 años antes del inicio de la era chavista.

Para gran parte de los venezolanos, Chávez fue visto como un nuevo Marcos Pérez Jiménez en el buen sentido, es decir, un militar capaz de realizar grandes obras para beneficio mediante el ejercicio de una autoridad fuerte y capaz de erradicar la corrupción de los gobiernos de AD y Copei.Hasta 1998, era minúsculo el porcentaje de venezolanos que militaban o votaban por los partidos de la llamada izquierda radical que nunca llego al 10%. Tan minúsculo era ese apoyo, que los radicales habían aceptado la denominación de chiripero y como tales insectos se sumaron a la candidatura del democristiano, opusdiano, burgués, anticomunista y co-fundador del Pacto de Puntofijo: Dr. Rafael Caldera.

El MAS se integró al gabinete del gobierno calderista, el PCV puso su tarjeta al servicio del candidato de la burguesía. Otros partiditos siguieron el mal ejemplo. Es decir, lo que Betancourt y Leoni no pudieron lograr con balas y cárceles, Caldera lo hizo repartiendo cargos y prebendas, es decir: desmantelar casi todas la izquierdas venezolanas, la ex guerillera, la marxista, la radical, la moderada, etc. Sólo honrosas individualidades permanecieron dignas frente a tanta depravación y traiciones.

En general esos pocos cuadros revolucionarios que permanecieron firmes en lucha por ideas de justicia social fueron marginados del mundo burocrático y laboral durante los gobiernos de AD y Copei, pues sólo se salvaron aquellos que renegaron de sus convicciones y vieja militancia a cambio de limosnas y cuotas oprobiosas.

En aquel estado de devastación social, moral y política de Venezuela donde el pueblo carecía de una alternativa electoral revolucionaria, milagrosamente Hugo Chávez consiguió la victoria presidencial frente a un Consejo Supremo Electoral bajo el control de los poderes oligarcas de esa época.

Chávez Presidente significó una hazaña de liberación popular y ruptura heroica contra el viejo y decadente régimen bipartidista. Millones de ex simpatizantes de los partidos tradicionales atendieron el llamado del Teniente Coronel para refundar la República mediante una Asamblea Constituyente basada en ideas generales sobre nacionalismo, trabajo, honestidad y eliminación de la pobreza.

Para entonces la alianza a favor de Chávez era tan amplia ideologicamente que cabía "tutiri mundachi, al extremo que hasta Venevision y ultraconservadores como Jorge Olavarria se manifestaban pro Chávez.

Por primera vez Venezuela tuvo un presidente que no era ficha de la burguesía nacional ni el imperialismo. Ello fue posible con amplias alianzas y una oferta de gobierno donde tácticamente todos cabían más allá de ideologías, sobre todo los golpeados socialismos de la entonces recién caída Unión Soviética y la Cuba bloqueada por EEUU en su dramático período especial. Debido a los riesgos de la "montaña rusa" electoral, no era momento todavía para exponer todo el arsenal ideológico que luego en una etapa más madura sirvió de orientación a la revolución social emprendida por Chávez.

Al inicio, cualquier acto de voluntarismo en función de un discurso radical socialista, ponía en riesgo el objetivo estratégico de la victoria electoral presidencial. El líder del 4 de febrero del 92 entendió eso, no así los antiguos intelectuales de izquierda que en sus campañas alzaban fotos de Lenin, Mao y Ho Chi Min como si fueran próceres asimilados por nuestro pueblo.

Esa campaña de "vengan todos a mi y superemos el nefasto pasado sin importar quien fuiste" fue magna creación de Chávez en 1998 y marcó para siempre la historia política venezolana como una estrategia electoral supremamente exitosa. Tanto así que los asesores del marketing político electoral clonaron o copiaron la estrategia e intentaron aplicarla con el menos talentoso Henrique Capriles en 2012 con el disfraz de izquierda progresista.

Lo cierto es que la vieja cultura de AD y Copei nunca murió, pues aunque derrotada política y electoralmente, ella está muy viva en Venezuela, no sólo en la oposición a través de sus partidos fundadores y derivados como PJ, VP, UNT, María Corina, etc., sino que también forma parte del embrión chavista desde su gestación, aunque propagandística mente cueste reconocerlo. No olvidemos personajes como Miquilena y otros que saltaron la talanquera.

No obstante quien suscribe no es un mecenas sino un analista. Por eso siempre opinamos al rigor de las evidencias. Entonces, insisto y advierto, dentro del variopinto universo chavista hay obreros, campesinos, amas de casa y estudiantes bajo el mismo ideal de una patria igualitaria, trabajadora y sin pobreza. Pero a todo nivel nunca han dejado de estar los oportunistas, los corruptos, los reformistas y todos esos individuos infames que Jesucristo llamó "los mercaderes del templo".

Nótese que Simón Bolivar logró la independencia de Venezuela con el apoyo de masas populares donde participaron esos mismos mercaderes. Los de ayer y hoy son los mismos.

Simón Bolívar aprendió por derrotas anteriores como la sufrida por Francisco de Miranda, que sin apoyo de masas no había victoria posible ni duradera. Chávez también lo entendió en su época y jugó sus cartas magistralmente, el resultado: ganó 18 elecciones y colocó a su sucesor en Miraflores. Hoy, a 18 años de gobierno chavista en el poder, la nueva dirigencia o nuevo alto mando político puede y debe intentar depurar el movimiento revolucionario.

No todos estarán a la altura de lo que fue Hugo Chávez como expresión humana más cercana al ideal del hombre nuevo, pero si es posible que las mayores responsabilidades del país descansen en los hijos e hijas más honestos y capaces de esta tierra. Y que asimismo se implante y reproduzca en cada comunidad un sistema de formación política basado el ejemplo extraordinario de nuestros libertadores, Bolívar, Chávez.

Sólo masificando el pensamiento y acción del socialismo revolucionario, así como derrotando el sectarismo, el vanguardismo, el burocratismo, la corrupción, la improvisación y la flojera es que habrá real posibilidad de trascender a una sociedad productiva fundamentada en valores morales superiores, de lo contrario la restauración del pasado será una pesadilla hecha realidad.



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Jesús Silva R.

Doctor en Derecho Constitucional. Abogado penalista. Escritor marxista. Profesor de estudios políticos e internacionales en UCV. http://jesusmanuelsilva.blogspot.com

 jesussilva2001@gmail.com      @Jesus_Silva_R

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