Hace pocos días, en carnaval, aprovechando el asueto, hice un recorrido interno por las desoladas calles de mi comunidad FRANCISCA DUARTE (San Felix, Edo Bolivar) para palpar más de cerca el alto grado de desidia, abandono y deterioro en que se encuentran sus cuatro sectores, y tal parece, que lo que fué el sueño del presidente Chávez , ver convertido éste lugar como él quería que fuera “el gran proyecto Juan Camejo”. Pero esto se esfumó como el agua entre los dedos. Mi decepción fue grande al ver el alto grado de deterioro en que se encuentra lo poquito que en alguna oportunidad fué objeto de una inversión para uno que otro“pañito caliente”, pero eso no pasó de ser migajas que ocasionó que millones de bolívares se dilapidaran y fueran a parar a los bolsillos de inescrupulosos contratistas tanto locales como extranjeros. ¡Qué tristeza! ver que nosotros los habitantes y los incipientes consejos comunales no podemos hacer nada, porque las autoridades a quien les compete responder por dichas obras y trabajos exigidos no han volteado a ver ni siquiera a las mínimas necesidades que son los servicios básicos tales como cloacas, alumbrado y reparación de las calles que están destrozadas en su mayoría, por no decir todas..
Son incontables las veces el cual hemos levantado nuestras voces para manifestar y solicitar que se nos atienda en nuestras exigencias que por ley nos corresponde a todos . En Francisca Duarte hemos vivido entre unas autoridades sordas que se hacen los mudos al momento de atender los llamados de emergencias de esta comunidad,… y esto es lo que hace que la población vaya perdiendo poco a poco la ilusión que el presidente Chávez una vez depositó en los gobernantes de Guayana para que ejecutaran dicha obra . Me quejo de las fallas de los gobernantes que tenemos, por la falta de sensibilidad humana y los descuidos a la atención de los problemas y necesidades a las que hemos sido sometidos durante mucho tiempo
Por lo visto,creo que será necesario invocar de nuevo el ánima invisible de Hugo Rafael, porque tal parece y nos hace pensar que ni siquiera Dios por aquí no pasará a meter su mano!.
Fuerza, Francisca Duarte!.. Sigamos resistiendo...
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