¿Pérdimos o ganamos?


Empiezo por decir que estoy totalmente de acuerdo con las dudas expresadas en Aporrea (el 15/04/13) por Heriberto Gómez a través de su artículo “Nos robaron los votos” y por Andrea Coa, también en Aporrea (del mismo 15/04/13) con el artículo “Cómo nos robaron dos millones de votos” con relación a los resultados electorales del 14 de abril.

Es estadística y sociológicamente imposible que una tendencia clara de triunfo de un candidato en unas elecciones del signo que sean se voltee, así de simple y como por arte de magia, de la noche a la mañana. A menos que ocurra algo grave, previo al día de la elección, como ocurrió en España en aquel tristemente célebre atentado de marzo que volteó una tendencia, aparentemente irreversible, en apenas unas horas.

Aquí no hubo traición del pueblo chavista, ni deslealtad ni nada que se le parezca. Si, un poco de triunfalismo, algo de flojera o indolencia institucional bolivariana y también mucho de descontento en el chavismo de base ante tanto burócrata, ineficiente y corrupto que se arropa en las telas de la revolución y ocupa descarada e impunemente cargos de dirección en el “gobierno revolucionario”. Eso lo aderezamos con la devaluación (la peor de todas las ocurrencias de un candidato, que además ejerce la presidencia de la república, justo en tiempo de elecciones), la especulación, la blandenguería ante el desabastecimiento programado de Polar y afines, la desatada criminalidad en gran parte del país y, me atrevo a decir incluso, el uso abusivo, antipopular y reiterativo de la “Ley Seca”. Sí hubo elementos de causa, estos y otros que escapan a este modesto análisis, que pudieron incidir en unos resultados peligrosos como los que estamos padeciendo actualmente, pero de ahí a decir que los escuálidos sacaron casi igual número de votos que nosotros, eso sí que no lo creo ni lo acepto me lo diga quien me lo diga, menos aun cuando veníamos de ganar recientemente con Chávez en octubre de 2012 con una marcada diferencia de más de 700.000 votos y 20 gobernaciones en diciembre (OJO: diciembre de 2012).

Vuelvo al punto original de esta reflexión. Los resultados de las elecciones del 14-A son o van a terminar siendo más dudosos para nosotros los chavistas que para los mismos escuálidos. En tal sentido debemos ser excesivamente responsables y cautelosos en el manejo de las auditorías, que tienen su principal centro desestabilizador, desde la perspectiva escuálida, en el conteo del 100% de los comprobantes de votación, y dejar de creer y proliferar tan ciegamente que el sistema es invulnerable

El día de las elecciones, una de las estrategias saboteadoras más pensada de los escuálidos era introducir doble comprobante en las cajas de resguardo: una real que daba la máquina y una falsa que llevaban preparada algunos votantes oposicionistas a estos efectos. Si se hace reconteo del 100% de los comprobantes de votación eso arrojará inconsistencias y será un hecho que no permitirá hacer coincidir comprobantes de votos con actas y cuadernos de votación. ¿Y después qué? Formato libio o sirio y a disparar se ha dicho. Así de sencillo. Por eso no debemos caer en la trampa del reconteo del 100% de los comprobantes de votación. ¡Es una trampa camaradas! Además que la ley electoral vigente establece comprobación o auditoría del 54% de las cajas, no del 100%.

En cuanto a la “invulnerabilidad del sistema”, aquí la cosa es más terrible. ¿Cómo se explica que votando “graneaditos” ellos a partir de las 2:00 PM empezaron a remontar la cuesta con una supuesta avalancha que no se vio por ningún lado? No se veía cola en absolutamente ningún centro electoral de zona oligarca ni de clase media, donde ellos son “tradicionalmente” fuertes. Es más, ni siquiera en las zonas populares hubo colas o avalanchas a partir de las 2:00 PM. Esto es perfectamente comprobable. Puedo decir responsablemente que tengo conocidos y contactos en el comando escuálido que me aseguran que en sus estimaciones de votantes, gracias a los reportes de sus movilizadores que les llegaban desde sus comandos regionales, a las 4:00 PM habían votado no más de 4.700.000 oposicionistas. Esto también es perfectamente comprobable. Hay mensajes de textos, correos electrónicos y pines que pueden revisarse en una averiguación judicial a este respecto en su debido momento. Por ahora sólo cabe preguntarse: ¿Cómo es que ellos metieron más de 2.500.000 votos en menos de dos horas, sin colas, sin avalanchas y sin reportes, en este sentido, de sus movilizadores y movilizadoras? Todo esto formará parte, oportunamente, de un material de investigación y para que se aclaren las cosas, pero por los momentos es un elemento clave estar alertas ante un sistema que definitivamente ha dejado de ser invulnerable.

¿Qué camino nos queda?

La vía de la reconciliación y de la paz es y seguirá siendo la democracia y la justicia. Sabemos que hay planes de guerra en pleno desarrollo, pero no sería recomendable desde ningún punto de vista alentar un clima de confrontación bélica porque todos y todas perderemos. Además, nosotros y nosotras honrando el legado de Chávez debemos reivindicar siempre la alegría, la paz y el amor por nuestro pueblo, independientemente de cómo piense. En estos momentos debemos profundizar la democracia participativa, la democracia de la calle, la democracia verdadera que venimos construyendo desde hace muchos años con sacrificio, creatividad y tenacidad. Parafraseando al amigo y camarada Carlos Lanz diría que la antidemocracia sólo puede combatirse con más y más democracia.

Llegados a este punto, quisiera recomendar a Nicolás Maduro, nuestro Presidente, que convoque a reunión urgente a los sectores dirigentes racionales de la oposición y promueva el debate como Jefe de Estado y de Gobierno y asuma autocríticamente ante el país, con la fuerza del argumento y la moral en alto, que pese a haber ganado podemos y queremos fortalecer el sistema electoral venezolano buscando sus posibles vulnerabilidades para transformar y mejorar algo que como todo proceso humano es siempre perfectible dialécticamente hablando.

Esto permitiría ir “enfriando cabezas” y ganar tiempo para ir investigando lo que deba investigarse y para mejorar lo que a todas luces ya se percibe como insuficiente o “muy perfecto” para ser verdad: la calidad e invulnerabilidad del sistema electoral venezolano.

Si ganamos queremos que no haya duda, como duda no cabe de las intenciones y planes de los enemigos de la democracia. En ese sentido tenemos que reivindicar nuestra victoria revolucionaria, pero no acríticamente.

Más y más democracia Nicolás. No tengamos miedo de legitimarnos una y mil veces, de revisarnos una y mil veces y de generar debate constructivo y transformador, tal como nos lo enseñó nuestro Comandante Supremo Hugo Chávez Frías.

Independencia y Patria Socialista.

Venceremos.

Rafael Rodríguez Vergara es Tecnólogo Popular en Fundacite – Mérida y Asesor Voluntario de la Dirección Regional de Propaganda del PSUV en el estado Falcón.

Correo-e: rafa_ven21@yahoo.es



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Rafael Rodríguez Vergara


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