¡Yo vivo en una patria nueva!


Me alegra y conmueve esa bella expresión en labios de Niños, Niñas y Adolescentes, quienes sonrientes, inocentes, felices y jugueteando, corren detrás de la vida que la inocencia alguna vez nos arropó a todos y a todas, y cuya transmisión reiterada a través de los Medios de Comunicación, como leiv- motiv de una campaña publicitaria diseñada en las entrañas de algún Órgano del Estado, trata de convencernos de las diversas Obras diseñadas, impulsadas y defendidas mil veces por el Primer Mandatario. Muchas nadie puede negar.

Pero los ciudadanos venezolanos, cuando acudimos al mundo real, al mundo verdadero, nos encontramos con una lista de eventos disímiles entre ellos. Ayer, era la LECHE EN POLVO la testigo muda, secuestrada por las Mafias del Acaparamiento y de la indolencia, hoy es la HARINA PAN, EL AZÚCAR, EL CAFÉ, PASTA REGULADA, EL ARROZ y otros tantos rubros alimenticios, nuevamente secuestrados, acaparados en las manos de gente innoble y si me lo permiten, traidores de los valores más excelsos de la Patria de Bolívar. ¿Mañana cuales otros se evaporarán?

Leyes adecuadas e inexorables tenemos, y las he citado en otras oportunidades, pero la indolencia o la más pavorosa corrupción las hace palidecer cuando no, desaparecer entre las manos de los funcionarios llamadas a aplicarlas. ¿Por qué cientos de buhoneros en sus tarantines, lucen estos y otros rubros alimenticios de PRIMERA NECESIDAD Y CON SOBREPRECIO? Se ha podido constatar en las adyacencias del Mercado de QUINTA CRESPO, que las autoridades competentes nada hacen para aplicar con todo su rigor, las sanciones contempladas en la Ley respectiva.

Se comenta a viva voz que en la República de COLOMBIA, en ARUBA, en CURAZAO y otras Naciones cercanas, nuestros alimentos desaparecidos, llenan los estantes de aquellos Supermercados para saciar las necesidades de otros ciudadanos y las apetencias de riquezas, de algunos inescrupulosos funcionarios venezolanos, mientras aquí, la escasez es patética y la especulación va de la mano de la corrupción, sin que los funcionarios llamados a resguardar nuestras Fronteras, Puertos, Aeropuertos y Vías Fluviales, se percaten de tan reiterados delitos.

Nuestros funcionarios deberían velar por la más rigurosa aplicación de las leyes venezolanas, para garantizar el ABASTECIMIENTO de nuestros alimentos y la SEGURIDAD ciudadana que tanto se requiere, ya que juntas, podrían lograr el impacto que aquella publicidad se empeña en transmitirle al público. Pero mientras haya funcionarios indolentes, quienes poco o nada de atención prestan al Señor Presidente ante sus exigencias, la advertencia pende cual espada de Damocles, y la ciudadanía espera preñada de ilusiones por las soluciones que aquellos no les facilitan…YO VIVO EN UNA PATRIA NUEVA, eso deseamos. Amén.


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