Tony Boza: “La burguesía entró en ofensiva para recuperar la renta petrolera”

El profesor, economista y analista político Tony Boza

El profesor, economista y analista político Tony Boza

Credito: CiudadCCS

20 Ene. 2015 - Para el profesor, economista y analista político Tony Boza, la caracterización de la burguesía nacional permite entender cómo se han apropiado del mercado de divisas para manipular la economía, crear el desabastecimiento y devaluar ficticiamente el valor del bolívar a través del contrabando extractivo y el alza sostenido de los bienes básicos como los alimentos y la vivienda en lo que califica como una guerra cuyo primer objetivo es afectar el salario del pueblo venezolano para crear zozobra social.

Filósofo popular, economista de calle, lutier por ocio y promotor a ultranza de la diversificación de las fuerzas productivas con la participación del Poder Popular, Boza está convencido de que el pueblo venezolano es víctima de una guerra total para el control de la renta petrolera por una burguesía parásita. “No es un eufemismo, es su característica principal”, sostiene este zuliano que a punta de patear calles y comunidades organizadas está impulsando junto a un grupo de camaradas la creación de un Observatorio Nacional de Precios para que el ciudadano de a pie pueda, de la mano de la Ley de Precios Justos, la Ley Orgánica de Comunas y la tecnología, controlar y verificar la especulación en la transacción de todos los bienes y servicios que necesita el pueblo para satisfacer sus necesidades.

—Recientemente, usted publicó La Guerra contra el Pueblo, reflexiones para el contraataque popular, en ese libro señala que el país está siendo sometido a un ataque implacable por un sector que históricamente ha tenido el control de la economía. ¿Cómo se estableció ese poder?

—Yo digo que eso es como un principio filosófico que dice “solo hace el que puede”, para entender esta guerra económica hay que ver dónde están las fuentes del poder estructuradas por el poder económico. Desde 1920, cuando se hizo la primera ley petrolera, el sector bancario se interesó en arrancar la mayor renta posible a la riqueza nacional en un momento en que el poder se estaba reconfigurando alrededor de la renta petrolera. De ahí salió una burguesía que impuso al país un sistema de hacer negocios viciado para lograr captar la mayor cantidad de la renta petrolera.

—¿Cuáles son las características de esta burguesía?

—Bueno, hay un mito que dice que antes los precios eran estables y asequibles pero resulta que eso nunca fue así. No lo digo yo, en 1939 vino de Estados Unidos una Misión Técnica-económica presidida por Manuel Fox, funcionario del Tesoro estadounidense, que quedó sorprendida al descubrir que ya Caracas era de las ciudades más caras del mundo, donde los precios de los productos, tanto las nacionales como importados, eran tres, cuatro y hasta seis veces más caros que en Washington. Es decir había una estabilidad pero especulativa, no había aún inflación. El venezolano tenía que trabajar cinco, seis veces más que un estadounidense, y 15 veces más que un ciudadano de Colombia, Brasil, Quito, Ecuador o Argentina.

La historiografía formal positivista nunca echó ese cuento. Los empresarios venezolanos han tenido históricamente márgenes de ganancia de 600, 700, de mil y hasta de 3 mil por ciento. Para decirlo de otra manera, esa es su condición ontológica. Esa misión descubrió que el monopolio de los importaciones lo tenían, y aún lo tienen, los banqueros. La burguesía que desde entonces se instaló, tiene un carácter de especulación grosera cuyo objetivo es apoderarse con un proceso de rotación más rápida de la renta petrolera.

Eso hace que ellos mismos se hayan inhabilitado para establecer un proyecto o plan productivo para el país.

Si te metes en la revista Fortune, ves que las tasas de ganancias de la Exxon, de la Royal Dutch Shell, la British Petroleum, la Toyota, la Ford, la Chevrolet, que son las primeras empresas del mundo, tienen tasas del siete, el ocho por ciento. Eso es lo normal. Estamos hablando de la burguesía más próspera del planeta, de la más exitosa.

—¿Cómo se logró imponer esa dinámica?

—Lo que pasa aquí, es que nuestro principal recurso que es el petróleo, se pierde al momento en que se convierte y se entregan dólares. No solo es que se pierde ese recurso del erario público, sino que se está utilizando en un círculo dañino secundario y hasta terciario de liquidez monetaria no soportada en bienes o servicios. Pura transacción especulativa.

—¿Eso explica el por qué han aumentado el precio de los carros y la vivienda?

—Claro, porque el que está en esa movida, capta dólares, los vende a bolívares y vuelve a captar más dólares, es decir se remonetariza y repite el ciclo pero con mayor fuerza. Mucha de esa plata se está utilizando para comprar bienes que se encarecen porque son los mismos, no hay un sector que esté produciendo bienes y servicios.

—¿Qué papel juega en todo esto el control cambiario?

—El control cambiario no debería ser un problema. El tema está en cómo y a quienes se les están asignando los dólares. Se tiene que garantizar es que a quien se le dé un valor determinado de dólares traiga el equivalente de bienes y servicios, si eso sucediera la mitad de los problemas de la inflación, del desabastecimiento, el acaparamiento subsecuente, no existiría.

—¿Quién o cómo se impone el precio del dólar paralelo?

—Quien pone el precio de cualquier cosa es el que la tiene. La burguesía logró apropiarse de los dólares que produce el Estado defraudando al Fisco de la nación, comprando mercancía que no traen, sobrefacturando la que sí traen y luego reinyectando en la economía parte de ese volumen de dinero. Esas empresas están confabuladas, asumo yo, con complicidad de la banca dado el volumen de los montos que están manejando, a menos que anden con sacos de dólares y bolívares por ahí. De eso no hay pruebas aún pero se intuye el cómo lo están haciendo. Ellos configuran una fuerza de tenedores de dólares reales que son los que marcan y crean un mercado paralelo.

—Pero, ¿cómo lo hacen?

—Aquí hay un fraude a la riqueza del país donde hay complicidades que incluyen a funcionarios del Gobierno, es imposible hacerlo sin su complicidad. Hay un tejido de un grupo, que no son muchos, que están articulados con la banca y sectores de la economía para justificar que le otorguen dólares a la burguesía importadora.

—¿Qué condiciones hace que esta situación sea posible?

—La poca transparencia en los procesos de asignación de divisas pero además un interés manifiesto en mantener esa estructura de poder que favorece a una élite.

—¿Qué objetivo tendría esa élite que usted menciona?

—Históricamente, esa élite ha venido usufructuando de una forma de estructuración del Estado. Cuando (el presidente Hugo) Chávez decía que el Estado era burgués era porque operaba bajo esa lógica, con la misma dinámica y metabolismo para beneficiar a un sector que ha sido mas o menos el mismo a lo largo del tiempo: financieros, importadores y parte del sector productivo.

Yo creo que en este momento ese mecanismo que tiene más de cien años ha pasado a una fase de ofensiva. Chávez logró destinar una gran parte de la renta a la justicia social a través de las misiones, pero como la burguesía sigue estructurada y hubo mayores ingresos petroleros no ha dejado de percibir una buena tajada que si hubiera sido utilizada para dejar una contraprestación de bienes y servicios al país habría menos problemas, pero resulta que no estamos lidiando con cualquier burguesía que explota, desde el punto de vista marxista, la producción, sino que es netamente especulativa para captar el máximo de la renta petrolera. Eso le hace olvidarse de cualquier norma, la hace capaz de correr cualquier riesgo con tal de apropiarse de una mayor ganancia, que no tiene parangón en el mundo entero.

—Hay quienes sostienen que esos sectores han incrementado ahora su capital aún más que en los últimos 40 años. ¿Cómo fue eso posible?

—Eso es cierto, duele decirlo pero es así. No se ha podido desmontar la estructura. La burguesía se ha apoderado en los últimos diez años de más dólares que en los treinta anteriores.
—¿Qué se puede esperar ahora de esta ofensiva?

—Bueno, en este momento la burguesía cree que hay una oportunidad de recomponer la alianza entre el Estado y la burguesía. Alianza que no está interrumpida del todo porque hay factores internos que la siguen favoreciendo, pero no como antes que tenía el poder para decidir quién era el presidente del Banco Central, o los ministros de Finanzas.

—La oposición insiste en que el problema es que no hay los dólares suficientes.

—Eso es totalmente falso. Si yo soy un empresario para producir y exportar pero resulta que mi producción sólo se traduce en el 3% de los dólares que entran al país, en términos orgánicos, ¿cuánto podría necesitar para duplicar mi capacidad productiva?, pongamos que 6%, digamos que se le pudiera dar 20%, pero aun así ese sector minoritario se sigue apropiando, actualmente, de más del cuarenta por ciento de todas las divisas que entrega el Estado. Ese es un argumento falso. No hay escasez de dólares, está demostrado que el Estado entrega los dólares, y de los que entrega 80% es a una tasa preferencial de 6,3 bolívares por dólar pero ahí también está precisamente la responsabilidad de las autoridades.

Hay un grupo de tenedores de los dólares que otorga el Estado que controla ese mercado paralelo, no lo hace con dólares que la burguesía dice producir, estamos hablando de 3 o 4 mil millones contra 130 mil millones que produce la industria petrolera. Por lógica de proporciones quien alimenta el mercado paralelo es quien está recibiendo los dólares que está entregando el Estado.

No es un problema de escasez de los dólares es un problema de quién domina los dólares que entrega el Estado.

—¿Entonces por qué insisten en señalar al Estado?

—A la burguesía le gusta hablar de escasez de dólares porque se supone que es el Estado quien lo controla, pero la realidad fáctica no es así. El control sigue cayendo en el sector privado. Ese es el gran dilema y la gran meta a superar.

No es una distorsión, tiene que tener un nombre más terrible, ese crimen contra la riqueza y contra el país porque eso se traduce en hambre, en insuficiencias. Afortunadamente tenemos un proceso revolucionario que vela por las garantías humanas, económicas y sociales de la gente pero no hemos podido ganar la batalla. Es por eso que la burguesía se siente con la fuerza suficiente para pasar a un plano de ofensiva.

—Falla entonces el control.

—El control implica seguimiento del dólar que se está entregando. Hay que garantizar que cada dólar que se entrega sea equivalente a un bien y a un servicio que necesita la población. Para mí el control debe seguir, lo que hay que hacer es transparentar los procesos.

—¿Cómo se podría hacer eso?

—Hoy existe la tecnología y la legislación necesaria para hacer eso. Lo que tenemos que hacer es un política inteligente que aborde los procesos, hasta ahora lo que tenemos es contraloría posterior, pero hay que intervenir los procesos para determinar las estructuras de costo y ganancia porque tienen focos vulnerables. Eso se sabe. Por eso yo creo que hay que incorporar al Poder Popular en este proceso de seguimiento.

—¿Cómo se podría incorporar al Poder Popular en el control?

—Junto a un grupo estamos proponiendo la creación de un Observatorio Nacional de Precios donde el Poder Popular, articulado con herramientas tecnológicas y un marco legal como la Ley de Precios Justos, pueda conocer la estructura de costos de las empresas que reciben dólares. Esa información no debe ser un asunto privado sino de dominio público porque se trata de recursos de todos los venezolanos y nos permitiría saber los márgenes de ganancia que está teniendo la venta de cualquier bien. La única manera de saber si un producto tiene un margen de ganancia superior al establecido es manejando esa estructura, eso debería ser parte de una base de datos que debería estar al alcance del pueblo.

—¿Y dentro del Estado?

—Primero, quitarle el monopolio del comercio y la importación a la burguesía, transparentar la asignación de dólares y la implementación de la Ley de Precios Justos.

—¿Y a qué actores se podrían incorporar para que no se repita esa caracterización que usted describe en la burguesía venezolana?

—Al Poder Popular. Y es que también se ha conformado una élite funcionarial alrededor de las aduanas. Nosotros estamos planteando la diversificación de la calidad y la cualidad de los sectores que pueden importar. Si yo soy parte de una comuna que produce equis cosa y dentro de mis procesos necesito insumos importados, ¿por qué yo necesito ir a un empresario importador, por qué no puedo importar yo mismo mis insumos, por qué no se me puede dar una licencia de importación para los materiales de mi cadena productiva? Si se diversificaran las cualidades y los actores del sector importador, para liberar el comercio exterior de esa casta, podríamos avanzar. No tiene que ser de un plumazo pero tenemos que tomar la decisión porque el Plan de la Patria habla de formar tres mil comunas que van a desarrollar procesos productivos muchos de los cuales necesitan componentes importados, ¿le vamos a entregar esos dólares a una burguesía que lo único que estamos seguros es que va a seguir esquemáticamente defraudando a la Nación?

—En el libro no hablas de inflación sino manipulación sostenida de los precios, por qué lo crees así?

—Porque en el país hay grupos configurados de tal manera que tienen acceso a los dólares, tienen acceso a las materias primas y tienen condiciones oligopólicas para fijar los precios. Por ejemplo, el grupo Polar produce gran cantidad de los alimentos que consumimos, eso es un oligopolio, ni en Estados Unidos están permitidos ese tipo de empresas. Allá habrá empresas más grandes pero configuradas en un universo donde muchas deben competir.

—¿Y cómo aumenta la inflación?

—Según los economistas la inflación se produce porque hay mucha competencia entre muchos actores económicos, o porque hay escasez de un bien y por eso se encarece, o porque existe exceso de liquidez. Pero aquí no hay escasez, ahí están esas empresas donde han incautado millones de productos acaparados, si fuera escasez ese galpón estaría vacío; si fuera exceso de liquidez no se explicaría como el déficit fiscal de Kuwait o España tienen el doble y el triple que Venezuela y su inflación es de 1 o de 2%. Ahora, aquí la explicación hay que buscarla en la configuración del poder económico que le permite apropiarse de una renta que no produce. Al dominar el dólar, en una economía muy dependiente de las importaciones, eso te permite dominar los precios de los productos así como justificar un aumento sostenido de sus precios. La renta petrolera es la mejor locomotora para impulsar el país, pero el rentismo es otra cosa y es lo que ahora es una maldición.

—La oposición dice que hay una crisis producto de la destrucción de la capacidad productiva.

—Si eso fuera así cómo es que la burguesía ha sacado más dólares que durante los últimos 40 años de la democracia. ¿Cómo, si no los dejan producir, obtienen tantos dólares a cambio?, ¿cómo la riqueza del empresario nacional en capitales extranjeros, según cifras de organismos internacionales, está rondando los 508 mil millones de dólares hechos en los últimos 10 años del proceso revolucionario?, ¿cómo una burguesía improductiva, que supuestamente no puede porque el Estado no la deja, ha producido tanto? Lo hace por el asalto al erario público, porque no les interesa producir, tiene los mecanismos de especulación más grandes del planeta. No creo que exista una burguesía con tantas ganancias y un retorno tan rápido como esta. ¿Qué burguesía se va a alentar a establecer un proceso productivo si tienen esquemas de ganancia de 3 mil por ciento?, ninguna. Lo que pasa es que para ellos el mundo es al revés, acusan a otros de que no les dejan producir, pero es que son ellos los que no quieren producir, no les interesa.

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*Biografíamínima

Tony Boza es economista, forma parte de la Comuna de Palito Blanco, en el estado Zulia. Ha dedicado su experiencia a impulsar un modelo sustentable del Estado Comunal. Recientemente publicó La guerra contra el pueblo, donde plantea la necesidad de establecer acciones para combatir los ataques contra la economía.


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