David Nieves: “Existen grupos radicales de derecha y van a seguir existiendo”

Luchador social, guerrillero, subversivo y uno de los dos únicos imputados por el secuestro del empresario norteamericano William Niehaus en la década de los setenta.

Luchador social, guerrillero, subversivo y uno de los dos únicos imputados por el secuestro del empresario norteamericano William Niehaus en la década de los setenta.

Credito: CiudadCCS

4 agosto 2014 - Polémico, convencido de la causa de los pueblos, confidente comprobado y de lealtad sometida a sangre y fuego, hace casi cuarenta años atrás David Nieves fue el primer preso de la historia contemporánea de Venezuela en salir de la cárcel gracias al voto popular.

Luchador social, guerrillero, subversivo y uno de los dos únicos imputados por el secuestro del empresario norteamericano William Niehaus en la década de los setenta, Nieves llegó por voto popular y bagajes de la democracia representativa de la Cuarta República en la defensa del entonces uno por ciento minoritario para convertirse en el “diputado guerrillero” del extinto Congreso Nacional donde se dedicó a denunciar las falacias “del parlamentarismo burgués”.

La vida de Nieves ha transitado desde sus inicios en la lucha política que logró derrocar al perezjimenismo, que luego fue ilegalizada, luego convertida en clandestina, y finalmente redemocratizada, por casi todos los escenarios de la política nacional desde la lucha armada hasta el activismo diplomático con la Revolución Bolivariana.

Ahora está de regreso en el país con ánimos de seguir haciendo aportes y para ayudar a “Nico”, como le dice de cariño al presidente Nicolás Maduro, quien fuera uno de sus primeros pupilos políticos en tiempos de la Liga Socialista.

Hoy está convencido que a la Revolución le falta mucho camino por recorrer y que el socialismo aún está “en plena construcción”, mientras señala la coyuntura actual que atraviesa la oposición con el surgimiento de sectores reaccionarios que recurren a una violencia premeditada lo que hará obligatoria su defensa hasta con “cuchillo entre los dientes”.

—¿Por qué la izquierda de la cuarta nunca pudo llegar al poder?

—La izquierda de esa época tenía mucha sapiencia pero tenía dirigentes y partidos producto de las divisiones de distintas fuerzas políticas. De cada una de esas divisiones se fueron creando parcelas y en cada una de ellas fueron surgiendo liderazgos que teníamos diferentes conceptos de lo que era la lucha revolucionaria, conceptos teóricos, pero que no estaban totalmente claros.

Además, hacíamos actividad política en un ambiente hostil, de persecución, de fuerza callejera de lucha, donde salir a la calle podía significar jugarse entre la vida y la muerte. Éramos una especie de héroes anónimos, que salíamos a la calle a pelear por conceptos, por lo que teníamos en la cabeza, pero no teníamos la verdad. La verdad se había diseminado. Cada sector manejaba un poquito de verdad que nunca se unió como un todo, no logró establecerse como fuerza y cuando uno pelea de forma dispersa uno está condenado a la derrota.

Hacía falta el desarrollo de una táctica y ahí se nos pasó la vida, en el intento de desarrollar una táctica revolucionaria que nos agrupara a todos, que nos reconociera a todos, ágil, que nos llevara a compenetrarnos con las masas, a conocer el verdadero papel que jugaba el pueblo en estas luchas. Incluso, no hicimos algo que dicen los clásicos: conoce a tu enemigo y librarás mil batallas victoriosas, pero conócete a ti mismo también.

Nosotros nunca terminamos de conocer a nuestro enemigo, aunque teorizamos mucho sobre él, y nunca terminamos de conocernos a nosotros mismos.

Cuando llego el momento de entender una táctica concreta nos encontramos ante otro problema, ¿quién liderizaba esa estrategia? Habían dirigentes que sobre su caballo él, sobre él su sombrero, y sobre su sombrero el cielo. Entonces, no podías jugar limpio con nadie porque siempre estaba la zancadilla y partiendo de ahí quedabas nuevamente diluido, dividido.

—¿Cuál cree usted que fue el mejor momento de esa izquierda?

—Hubo momentos muy bonitos, La Causa R, por ejemplo, inventó formas de vincularse a la gente como la pelotica e’ goma en la calle, parece ingenuo pero eso le demostró a mucha gente que a medida que te vinculas al ser humano por lo que le duele, por lo que siente, por lo que padece, realmente se puede crecer.

En la Liga Socialista (LS), lo hacíamos de otra manera porque nos metíamos al barrio y los ayudábamos a construir una escalinata.

Así fuimos aprendiendo y empezamos a compenetrarnos con ese pueblo, en el cual la participación en esas tareas de carácter reivindicativas podían ser ayudadas por un partido político. Lo que pasaba era que después que construías la escalera se acababa la política y comprendimos que cada actividad tenía que dejar un saldo organizativo. Ese saldo era el que generaba la próxima política.

—Y, ¿en qué momento se dieron cuenta de la necesidad de participar en la vía electoral?

—Nosotros le decíamos a la gente que no votara, pero un día comprendimos que los únicos que no votábamos eramos nosotros. Planteamos eso de boicotear las elecciones, inventamos incluso un sobrecito con nitrato y cloruro de potasio para que una vez lo metiéramos en la urna eso explotara.

Eran locuras, un intento para ir buscando un perfil, y descubrimos que a la gente había que decirle que frente a los procesos electorales había que darle una alternativa a no votar. Entonces inventamos la táctica del voto nulo que fue de gran repercusión nacional, con canción de la Billo’s incluso. Libramos una lucha para que el Consejo Nacional Electoral reconociera una opción por el voto nulo, logramos unificar en torno a esa táctica a personas de la talla de Domingo Alberto Rangel, de lo que podríamos denominar intelectuales orgánicos, creamos comités del voto nulo en toda Venezuela. Y todo eso logró su impacto porque la gente que no quería votar por AD y Copei votó entonces nulo.

—¿Por qué no se repitió ese mecanismo si fue tan exitosa?

—Porque no se le podía seguir diciendo a la gente que votara nulo, pero lo que sí se podía hacer era aprovechar el saldo organizativo que dejó la experiencia para crear una fuerza política, un partido político, así surgió la Liga Socialista.

Esa legalización trajo como consecuencia las críticas masivas de la izquierda diciéndonos que estábamos rajados, que nos habíamos equivocado, pero nos quedó como satisfacción que una vez que nos presentamos uno a uno, los partidos de la izquierda también lo fueron haciendo y empezaron a participar en los eventos electorales. De esa misma lucha, sacamos otra táctica cuando yo estuve preso.

—Siente que haya algo en común entre la situación de la época y el actual Gobierno.

—Bueno algo que, ahora el presidente Maduro también está aplicando en la lucha contra la burocracia como principal enemigo que tiene este país. Hoy día hay funcionarios públicos que no miran a los ojos, son cobardes, andan con un celular en la mano mirando hacía el piso como para no mirar a la gente, funcionarios que les molesta que los paren en la calle para preguntarle algo, que salen de una oficina y se montan en esas camionetas con los vidrios ahumados. Hay diputados que tienen hasta cuatro guardaespaldas, su motorizado y cosa, pero no saben el daño que le están haciendo al presidente Maduro, que le han hecho a la Revolución partiendo de ese concepto burocrático de ver la vida. Uno tiene que decirle al ser humano, preguntarle qué se siente, qué le duele, de cómo están sus hijos, su casa, en qué se le puede ayudar. Los funcionarios públicos están en el deber de preocuparse y hablar con la gente. No esconderse, Ese es el principal enemigo de la Revolución hoy día.

—Las encuestas dicen que la principal preocupación de la gente, incluidos los revolucionarios, no es eso sino la economía.

—Hay quien dice que es la economía, yo no discuto eso, pero sí creo que la burocracia es un gran mal que nos va carcomiendo, que nos va alejando de la gente, del ser humano, y un día nos vamos a encontrar solos. Solos de soledad absoluta, producto de que esos diputados, esos funcionarios públicos, no lo supieron hacer. El presidente no puede hacer todo. Maduro traza la política, traza la economía y ahora sacó el gobierno de calle, que está dirigido a romper con esa burocracia de los ministerios, de las oficinas. Los ministros tienen que salir a las calles, al sol, a hablar con la cara descubierta, para hablar con la gente.

Hay ministros que ya lo están haciendo y están rozando la piel de la gente, y van generando cariño, amor, convicciones y van creando nuevas

ideas en función de la Revolución.

—Qué le parece usted que la derecha insista tanto en radicalizar cada vez más su discurso.

—Yo creo que a la MUD, para juntarlos a todos, le falta una política. Nunca llegará al poder, nunca pasará de los espacios que viene cubriendo, incluso la tendencia es que vayan replegándose y disminuyendo su poder de influencia. Porque la política no puede estar basada en sembrar violencia y nada más. Quien te lo dice peleó en una época y hoy en día puede decir que esa pelea del pasado no condujo a nada. No me arrepiento de lo que hice, me arrepiento de lo que dejé de hacer y mira que hice muchas cosas. Tu encuentras que la derecha, que está dividida y subdividida en varios grupos, no abordado nunca un conjunto de problemas que tiene esta sociedad y que de pronto si leen esto lo copian porque la verdad es que necesitamos y queremos que hagan política para tener el debate necesario. Aquí siguen habiendo problemas graves en el sector laboral, en la vida cotidiana, en el desarrollo normal del ser humano, de las mismas contradicciones de la Revolución pero esta MUD no se ocupa de estas cosas.

Con el chisme, la maledicencia, la calumnia la MUD no va a ningún lado.

—¿Cree que puedan alcanzar el poder a través de la violencia?

—Eso no cala en el pueblo venezolano. Porque si tu sales a la calle hoy día tú ves que la mayoría del pueblo venezolano está en la calle trabajando, alegre, risueño. El pueblo ha entendido que hay otra manera de vivir, que antes los sitios que se le prohibían ahora tienen igual derecho a pasar y a entrar.

La gente ha aprendido, tiene un nivel de consciencia que les permite discernir. La derecha no tiene como combatir esa consciencia que tiene el pueblo venezolano sobre su propia realidad y sobre sus nuevas expectativas como el estudio, la superación de sus propias limitaciones y de ese deseo de nunca más volver al pasado criminal. Sin embargo, esos grupos radicales existen y te digo algo más, van a seguir existiendo.

—¿Por qué cree que van a seguir existiendo?

—Quizás es un atrevimiento lo que voy a decir, pero yo sí lo creo, es más ya hay una guerrilla (de derecha). Aquí hay una guerra, dijimos que era guerra mediática, económica pero hoy en día hay una guerra y hay comandos que realizan operaciones de emboscada, de captura, de sabotaje hacia el gobierno. Recientemente, en el estado Táchira quemaron más treinta motocicletas y no sé cuántas radio patrullas en un estacionamiento oficial en una operación, que en la práctica, fue cometida limpiamente. Para cometer una operación de ese tipo tienes que estudiarlas, chequearla, saber la hora del cambio de guardia, el sitio por donde te vas a meter, por dónde vas a salir, hacer todo un chequeo que sólo lo puede hacer alguien que sabe de eso. Y esas mismas guerrillas podrían más adelante empezar a cometer asesinatos selectivos a cuadros medios de la Revolución.

—Pero, ¿cree posible una toma del poder a través de la zozobra y el miedo?

—A través de una guerra si, y ellos siguen tratando de hacer trabajo a lo interno de las FA, tratan de convencer a los que no pudieron ser convencidos antes. Recientemente, se detuvo a otro general. Ellos siempre buscan de captar a militares que finalmente terminan como siempre, viajando a Miami, buscando dolaritos, pichando a la MUD unos cuantos, pero allá afuera tranquilos.

—¿Cree usted que esa vía pudiera ser aceptado dentro de la misma oposición venezolana?

—Creo que María Corina Machado y Leopoldo López son capaces de hacer cualquier cosa con tal de tomar el poder. Ellos dos son los principales promotores de la violencia dentro del país. Pero Capriles, por ejemplo, está jugando hacia la socialdemocracia y para allá está yendo.

—¿Cree que ese es el motivo del conflicto dentro de la MUD?

—Claro, por eso se llaman traidores entre ellos. Yo no concibo a Ramón Guillermo Aveledo propiciando la violencia, o a Henry Ramos Allup, o Edgar Zambrano pero el alcalde Metropolitano, Antonio Ledezma, si lo creo capaz, porque para él es el poder o nada a costa de lo que sea. Creo que la lucha sigue, nosotros no debemos cruzarnos de brazos, seguir inventando, hay que desarrollar consciencia en todas estas luchas.

—Hace 40 años, la izquierda definió la necesidad de construir un movimiento de masas y salvar la distancia entre la teoría y la praxis revolucionaria con la creación de un partido revolucionario del proletariado, ¿cree que esas condiciones han sido superadas hoy día?

—No, este es un socialismo que aún se está construyendo. Aquí el socialismo no se ha construido, estamos en proceso de su construcción pero esta revolución que tenemos ahorita, es la que tenemos, es la nuestra, y tenemos que defenderla con la vida, a costa de lo que sea. Por eso yo llamo a la gente a defender al presidente Maduro con todo el corazón, con todas las armas que tenemos, con todo el alma, con el cuchillo en los dientes, una lanza en la mano y la constitución en la otra pero tenemos que defender esta Revolución.

Revolucionario cabal

David Nieves nació el 22 de enero de 1940 a dos cuadras de la casa natal del Libertador, hijo del matrimonio entre la hija del propietario de una panadería  y un administrador que militaba en Acción Democrática. Desde temprana edad participó en la lucha de la izquierda. Apresado, perseguido y torturado varias veces durante varios gobierno por su militancia socialista quienes lo conocen dan fé de su integridad.  “Una vez le di un carta para que la llevara a Barcelona, llegando a su casa lo agarró la policía y David se tragó la capsula, que no era más que una carta de amor. Así era él”, describe uno de sus conocidos para referirse a su obstinación contra el enemigo. Nieves fue diputado del extinto Congreso gracias al voto popular luego que fuera lanzado como candidato como única forma de sacarlo de la cárcel en 1976 por su participación en el secuestro del empresario gringo William Niehaus.

Táctica y estrategia contra la tortura

David Nieves, acaba de lanzar la tercera reedición de su libro La Tortura y el Crimen Político, un testimonio de su vivencia en los cuerpos de seguridad del Estado durante la Cuarta República. “Es un libro para que la juventud revolucionaria sepa que esperar de un interrogatorio policial. De llegar la derecha al poder, no tengo dudas de que pasarán por eso”, confiesa al destacar la vigencia del texto.

—¿Cuántas veces estuvo preso?

—(Recordando)…Maracaibo, La Pica, San Carlos, yo estuve preso tres veces por largos años.

—¿Por cuánto tiempo?

—Yo calculo que el Estado me debe nueve años de mi vida. El estar preso es un daño que se le hace al ser humano internamente muy grande, cuando ves que viene un tipo, que no conoces, y le pone un candado a una reja, y comprendes que lo que te quedan son las paredes, te cambia la vida por completo.

—¿Que aprendió usted de esa experiencia?

—El estar preso fue parte de mi lucha como revolucionario y para eso aprendí que también hay que diseñar una táctica y una estrategia para poder sobrevivir y salir por la puerta grande. Yo caí preso por el caso de (William) Niehaus, en esa oportunidad estuve un año encerrado en una celda tapada con una plancha de zinc. No sabía cuando era de noche o de día, exceptuando por las horas donde me traían la comida, pronto descubrí que en la plancha había un hueco pequeñito por donde podía ver un lucero, un lucero que se convirtió en una diversión, una satisfacción personal contra mis captores que así me querían quebrar. Todo eso era para quebrarte tu dignidad, para quebrarme moralmente y que delatara a mis compañeros. No lo hicieron y si aquí estoy fue gracias a que logré trazarme una táctica.



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