Convivencia?... Si. ¿Tolerancia?... necesaria. ¿Reconciliación? ¡Imposible!

La Declaración Universal de los Derechos Humanos del 10 de diciembre 1948, cumple 58 años. Es la carta fundacional que hace posible el desarrollo de la doctrina de los derechos humanos y que da origen, a los Pactos Internacionales de Derechos Civiles y Políticos, (23 de marzo de 1976) y de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales, (3 de enero de 1976), aprobados por la Asamblea General de las Naciones Unidas.
Esta declaración es promovida luego que la II Guerra Mundial, destruyera todo derecho de dignidad humana. Con esta declaración se estableció un precedente importante para promover en los gobiernos las prácticas de derechos humanos, y así propiciar los cambios constitucionales y legislativos de los países que ratifican el contenido de esta declaración.

Sin embargo, los derechos contenidos en esta declaración hizo posible, trece años después, que la élite política venezolana adoptara estos postulados en la Constitución de 1961. Nace esta carta magna carente de derechos humanos, de beneficios importantes para el pueblo, por eso se explica que los cuarenta años de bipartidismo representativo expoliador, elitesco, que hizo una sociedad altamente vulnerable por la violencia del Estado y empobrecida, caracterizada por la represión política en fin por la ausencia de derechos civiles y políticos, y de económicos, sociales y culturales.

Los gobiernos establecen sus prioridades presupuestarias, sus compromisos ideológicos y políticos de acuerdo a sus intereses de Estado, y el peso que se le asigna a las áreas determinan, de igual forma podríamos decir que una constitución establece sus prioridades y compromisos con el peso de sus palabras, por ejemplo: “derechos humanos” aparece una sola vez en la constitución del 61, “cultura” 4, “soberanía” 5, “Pueblo” 5, “Indígena” 1, “derechos culturales” 0, “Niño” 2, “ambiente” 0, saquen sus conclusiones; será por eso que Arturo Uslar Pietri, nos decía cuando iniciaba su programa Valores Humanos...”amigos invisibles”.

La Constitución regula la vida de los pueblos y el comportamiento institucional de un país, la constitución del Pacto de Punto Fijo despreció a los humildes, los ocultó, invisibilizó a los sectores mayoritarios de la sociedad, a quienes se les buscó privar de todo poder. Pero si hubo oportunidad histórica de corregir este rumbo, ellas estuvieron delineadas también en el año 1976 cuando entraron en vigencia los pactos internacionales de los Derechos Civiles y Políticos y los Económicos, Sociales y Culturales, pactos que sí tenían carácter vinculantes para los Estados para que la constitución o las leyes fuesen ajustados .

Cincuenta y ocho años después de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, nace la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela de 1999, acogiendo todo el contenido de éste y ratificando los pactos internacionales. Una Constitución que desarrolla todo un catálogo de derechos humanos; donde veces se inscribe 39 “derechos humanos”, 38 “cultura”, 55 “Pueblo”, 32 “Indígena”, 6 “Niños, niñas y adolescentes”, 10 “Ambiente”, 19 “Soberanía”, sólo por nombrar algunos indicadores, dándole a estos un valor sustantivo, intrínsecos en el desarrollo humano. Si algo se caracterizó el siglo pasado es por la ausencia de “derechos humanos” en toda su expresión, es como entrar al Siglo XXI, sin haber pasado por el siglo XX.

El texto constitucional (1999) altamente humanista, reconoce por primera vez, los signos de la liberación verdadera, con una propuesta de cambio del paradigma de vida, donde se visibilizan los componentes mayoritarios y más débiles de la sociedad dándole roles protagónicos. Pero llegamos a esta Constitución con un pueblo altamente lesionado social, cultural y materialmente, menoscabado en sus principios y sus derechos, laceradas durante cuarenta años en sus esperanzas que endosaban, cada cinco años, en unas papeletas electorales manipuladas por AD y COPEI. Por eso la desconfianza sigue atemorizando sus sueños, ese es el primer objetivo que debemos vencer.

A penas es reciente el goce de estos derechos humanos, ocho años no son suficientes para internalizar la racionalidad que moviliza el espíritu del preámbulo y texto constitucional. Hace falta que opere un cambio de mentalidad en el pueblo, en nosotros, en las instituciones que haga posible vencer las armas mercantiles e individualistas, carente de toda lógica de sobrevivencia humana, y hacernos de una nueva propuesta de vida para nosotros y para el país, esa es la lucha que debemos ganar, no solo la de la reforma posible sino la del cambio cultural que debemos vivir hoy con urgencia.

La Reforma Constitucional promovida durante este año ampliaba una diversidad de derechos humanos, se constitucionalizaban en financiamiento de actividad cultural en el país, el goce de las garantías de seguridad social al trabajador cultural, al pescador, a los trabajadores informales, la reducción de la jornada laboral, propuesta que nos conducía no solo a una nueva visión del trabajo no alienante, sino a la aproximación del quehacer cultural, recreacional y deportivo ausentes en el mundo laboral actual.

La oposición heredera de los principios de la Constitución del Puntofijismo, nos plantea reconciliación, nos proponen en el fondo que depongamos nuestros principios, que disminuyamos nuestras de propuestas para el pueblo, y si tuviesen alguna ocasión conspirativa, volver a la Constitución de 1961, como ya sucedió con el Golpe de Estado promovido contra el Presidente Chávez, por medios de comunicación y elites económicas nacionales e internacionales.

Podríamos reconciliarnos? Si ustedes piensan en el pueblo como: tierruos, pata en el suelo, monos, y nosotros pensamos en que es el motor que mueve la historia. Ustedes piensan en desnacionalizar al país y nosotros en la renacionalizarla, ustedes en la inequidad y nosotros en la equidad, ustedes piensan que un “marine” en una esquina de Caracas les daría tranquilidad, nosotros pensamos contrario a la ocupación militar, pensamos en la soberanía.

Convivencia? Si. Tolerancia? Necesaria. Reconciliación? Imposible…

gemz_92@hotmail.com


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Guillermo Moreno

Economista, mención Formulación y Evaluación de Proyectos.

 guimor56@gmail.com      @guimor56

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