Luego del triunfo del NO de la oposición

¡Qué coño de felicitaciones!

Las victorias, pero sobre todo las derrotas permiten hacer florecer algunos detalles y otros algo más serios, existentes en el seno de los seres humanos devenidos en parte dirigente de las clases sociales.

A raíz del resultado del referéndum de la Reforma Constitucional, son variadas las opiniones que se han vertido sobre la conciencia de miles de simpatizantes y militantes del proceso revolucionario que lidera el presidente Chávez, quien de paso se lució, la madrugada del 3 de diciembre con una disertación donde reconociendo la victoria del enemigo pro imperialista, nos señaló que la propuesta de Reforma Constitucional, lo que en sus palabras significa la lucha por la instauración del poder popular, entendido el poder de trabajadores, campesinos, vecinos, estudiantes, (Reforma Constitucional)etc. seguía siendo el norte.

En la lucha por la revolución todas las opiniones son discutibles. Unas más otras menos tienen una razón de ser que podemos o no compartir, pero que merecen ser discutidas para demostrar en la relación dialéctica teoría – práctica, su base revolucionaria o no. Pero dentro de ellas hay algunas, que verdaderamente hay que desterrar de nuestras conciencias, a menos que consideremos que todo el esfuerzo que hemos realizando como pueblo excluido (explotado y oprimido por el capitalismo) y como militantes revolucionarios es mera banalidad, es un paseo turístico por los mejores sitios de la vida.

Desde que tengo uso de razón y por lo que me ha enseñado la vida a través de mis vivencias personales y del estudio de la historia, la lucha por las transformaciones socio económicas y políticas, es comparable a una pelea de boxeo por la corona de los pesos pesados. Allí dos contrincantes se montan en un ring siendo el objetivo de ambos derrotar, si es por la vía del nockout mucho mejor, al contrario para que no haya dudas de los resultados. Si por la correlación de fuerzas, o por lo parejo de los contrincantes, el resultado es un empate, ya se han realizado los arreglos para una nueva confrontación. Inclusive estos arreglos se dan cuando alguien es el ganador y más si la victoria no es tan clara.

Los boxeadores lo que se dan en el ring no son consejos. Entendiendo lo que son las pasiones del boxeo, se ha normado su práctica y se pone un réferi y unos jueces para “impedir” excesos. Ironía de estas bestias. No es exceso si se destruyen un ojo o se destrozan el hígado. Que la sangre manche el cuadrilátero no es cosa de mucha preocupación si los boxeadores todavía pueden seguir tirando golpes. Si quedan locos, o su cerebro se daña, son apenas gajos del oficio. En esto la historia de la lucha de clases es más “cruel” o más “sincera”. La muerte del contrincante (sociedad con sus relaciones de producción) es el objetivo y la sangre siempre ha acompañado esta operación y no hay nada, ni siquiera en nuestra revolución bolivariana, que desdiga esta lección. ¡Claro!, a menos que aquellos compatriotas y camaradas quieran negar que ya nuestro proceso, ya ha sido regado con la sangre de más de dos centenares de trabajadores, campesinos y pueblo habitantes de los barrios y que los planes son de que reguemos mucha mas y de allí su plan Tenaza.

Durante nuestro proceso revolucionario, el enemigo, y léase bien, nuestro enemigo irreconciliable, está claro en esta situación. De allí que han usado todo lo que está al alcance de su mano para frenar el proceso revolucionario bolivariano y mandar al otro mundo a los que lo defendemos. No le ha importado sacrificar sus medios de producción (lockout patronal del 2d). Tampoco mentir y usar los medios de producción aún activos para seguir su labor contrarrevolucionaria. Menos aún sacrificar la vida y los bienes de los otros, a los cuales ve como sus enemigos irreconciliables. Ni Jesucristo, pudo evitar esto. Tan solo pudo dar un discurso claro de que o se está con Dios o con el diablo y si bien sus enemigos lo crucificaron en su momento, muerte de la cual resucitó, el les prometió el juicio final donde los desmolecularizará o algo peor. Algo nada tierno para quien dice que es el dios del amor y del perdón. Siempre de acuerdo a quienes siguen considerando el amor como algo abstracto, no sujeto a la conciencia de clases que se asuma en un proceso de lucha revolucionaria concreta.

Ellos saben que se la están jugando el todo por el todo. Es en nuestra filas, sobre todo en importantes dirigentes, que no tienen esto claro, que surgen lamentos de llorones o lloronas de velorio por las malas jugadas de los contrarrevolucionarios. Allá aquellos que siguen creyendo que la lucha contra el capitalismo depredador es un paseo de tiernos donde se puede convencer a un enemigo con palabras, más allá de los intereses de clase que se defienden. El propio presidente Chávez ha bosquejado este dilema de acero cuando ha dicho que nuestra revolución es pacífica pero está armada y no solo con amor de pareja, sino con amor de de Kalashnikov y milicias.

Dicho todo esto, vayamos al punto de “que verdaderamente hay que desterrar de nuestras conciencias,” y ello es pensar, creer y actuar en consecuencia, de que hay que perdonar a los contrarrevolucionarios que han hecho, todo lo que sabemos y no sabemos, para frenar y derrotar nuestra revolución y ello incluye su plan “tenaza”, su globovisión, su compra de conciencia y nuestros litros de sangre derramada en defensa de nuestros ideales….

Una cosa es reconocer nuestra derrota y la victoria de ellos y otra felicitarlos. ¡No nos jodan con baratijas de una democracia que no existe ni existirá! Nosotros no debemos ocultar lo que está a vista de todos, pues con ello tan solo se nubla la vista de quienes la necesitan clarita para seguir defendiendo la revolución avanzando con nuevas medidas antiimperialistas y anti-capitalistas. No podemos andar con eufemismos para complacer nuestras propias debilidades de conciencia pequeñoburguesa. Esto de pequeño burguesas no lo digo por lo bien que podamos vivir sino por la aspiración de parecernos y ser como los burgueses que viven del sudor de los trabajadores y detentar un o el poder para seguir enriqueciéndonos en este sistema explotador y opresor.

Felicitarlos es decirles que sigan con su lucha, que sigan engañando, que sigan defendiendo su sistema explotador, que sigan recibiendo y pidiendo recursos económicos al imperio y a los monopolios y oligopolios, a los terratenientes, que sigan defendiendo sus ideales siendo una oposición “democrática” como si esto fuese posible hacerlo. Que nuestra lucha es quítate tu que vengo yo y viceversa, de acuerdo a deseos momentáneos y no necesidades históricas de sustituir sistemas que ya cumplieron su papel histórico convirtiéndose en freno y destrucción de la humanidad.

Felicitarlos es como si le hubiésemos dicho a Pinochet, que le felicitamos por su victoria sobre Salvador Allende, aunque criticamos su método, como si la contrarrevolución chilena se hubiese podido imponer por medio del voto y no por la mentira, el saboteo económico, el asesinato de militantes revolucionarios y el golpe del estado. Cualquier semejanza entre la oposición democrática y golpista chilena y la venezolana, no es mera coincidencia. Aprendamos de la historia.

Tenemos que estar de acuerdo en que los revolucionarios no queremos el poder asumido por una minoría, pero otra cosa es felicitar a una minoría que a través de métodos antidemocráticos impone sus posiciones ¿o no fue con métodos antidemocráticos, con terrorismo sicológico y físico que se impusieron en el referéndum?

Nos ganaron esta batalla. Hasta allí nuestro reconocimiento. Pero como no nos ganaron la guerra y mantenemos nuestras fuerzas intactas, de aquí en adelante a corregir errores. A tomar medidas para fortalecer el poder obrero y popular, con el desarrollo de sindicatos clasistas y consejos de poder obrero, popular, estudiantil y campesinos, con poder de decisión sobre la producción y distribución de bienes y servicios y la gestión municipal; avanzar en el bienestar económico y social de todo el pueblo aprobando previa discusión en el seno de las organizaciones populares de la jornada de 6 horas, la seguridad social para los “informales” y la democratización de la elección de los cuerpos directivos en las universidades. Los revolucionarios a buscar sobre la base de ideas, como el de la nacionalización del sistema bancario (planteamos nosotros bajo control obrero y social) propuesto hace meses por los camaradas del PCV, para así restarle fuerza material a la contrarrevolución imperialista.

Vamos compatriotas y camaradas, asumiendo la derrota parcial que hemos sufrido, aprovechemos la fuerza militante con la que contamos para hacer avanzar ideas concretas que permitan fortalecer las bases materiales y económicas de la revolución debilitando a su vez las de la contrarrevolución, y si alguien debe felicitar a alguien, que sea la historia la que felicite a nuestro pueblo venezolano, a nuestro pueblo trabajador latinoamericano por saber avanzar contra el capitalismo y por el socialismo.

eltopoobrero@yahoo.es


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Andrés Santiago A. - El Topo Obrero


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