Estudiantes y otros personajes muy "sui generis"

Globovisión, el canal que determina por donde debe de incursionar el elemento opositor, tiene por lo que se ve, una gran dificultad. No encuentra líder que promocionar digno de destaque. De los que muestra, si los pone a hablar seguido ¡plaf!, comienza a aparecer en sus escasos vocablos, el lugar común y el desconocimiento total del mundo en el cual se vive.

Y con los periodistas ¡ni hablar! Con mucha rapidez, los termina quemando. No obstante, todavía queda alguna gente que algo les cree. Pocas, pero aún las hay. En los actos de vandalismo que se produjeron ayer por la tarde, que fueron profusamente reseñados por ellos, se vio la embestida de los energúmenos que encabezaban la marcha, contra el destacamento policial que procuraba, protegidos por sus vehículos, que no superaran la barrera que habían establecido.

Creemos que pocas veces en el mundo se ha podido ver, si es que eso ha llegado a ocurrir en algún lugar del planeta, a un grupo de policías cubriéndose con sus escudos, sin ningún otro tipo de armas con la cual defenderse de los vesánicos que les atacaban con piedras, botellas y cuanto objeto contundente que encontraran a mano. Pruebas al canto: existe un grupo de policías con heridas cortantes en el rostro, y otros tipos de lesiones generadas en este tipo de refriega.

Por los estudiantes, un joven con pérdida de dos dientes que, según manifestó se lo produjo la policía. Sin embargo hay un video que lo muestra en la primera fila entre los que pugnaban por apoderarse de una valla metálica de las usadas para impedir el paso. En ese tira y afloje que se produjo -eso es lo que muestra el video-, al quitárselo a los policías se vino repentinamente hacia él con una fuerza inesperada y le habría pegado en la boca pues hacia allí llevó inmediatamente sus manos. Un video lo muestra y se lo distingue por su franela, su morral y su fisonomía. Esta es otra peculiaridad de la realidad venezolana. En toda escaramuza que se produce entre estudiantes, policías y guardias nacionales, los heridos son siempre estos últimos.

Ayer también se produjo un choque entre un grupo pequeño de estudiantes y fuerzas de seguridad en el estado Táchira. Los informativos reseñaron fugazmente los rostros sangrantes de varios policías.

Pero, volvamos al enfrentamiento en Caracas. 5 ó 6 de ellos (los policías) tratando de reforzar el impedimento levantado, se pararon encima del Jeep para evitar que los estudiantes lo volcaran para poder pasar, tal como era su intención, para recibir cuando lograron montarse, todo tipo de objetos que quisieran tirarles.

Más; luego de haber destrozado dos de los vehículos, uno de esos ¿facinerosos, sería el término correcto, o será muy suave para lo que vimos?, protegido por otro que procuraba con una cabilla que golpeaba sobre el techo del carro, que ninguno de los policías impidiera su acción, derramó a través de la ventana torrentes de gasolina con la clara intención de incendiar el vehículo con los policías encima.

Por suerte para los policías y también para los estúpidos que pretendían quemar el vehículo, apareció un estudiante consciente que le arrebató el recipiente al que lo vertía y se lo entregó a uno de los uniformados que estaba en el techo del carro. El estúpido, que regaba el combustible, ni siquiera se paseó por lo que habría sucedido si enciende un fósforo. Él también habría ardido. Ese recipiente no era el único, también las autoridades detuvieron a otro ¿estudiante?, con más de 20 litros de gasolina. ¿Comprenden las autoridades que hay un plan que va más allá que desestabilizar? ¿Captó ya quién auspicia y estimula esas acciones, o todavía no?

Estudiantes eran ¿lo eran realmente? La indignación que ha causado ese ataque criminal, inclemente, contra una policía sin ninguna otra defensa que su escudo, ha permitido percibir, vislumbrar, el efecto mediático en la sevicia mostrada.

No puede haber un estado que se permita tener en su espacio radioeléctrico, una planta televisiva que machaque y machaque insuflando violencia, manipulando a su antojo la información de acuerdo a su conveniencia, procurando con ella subvertir el orden. Este sería un momento muy bueno para que ese canal pidiera a una empresa seria que le efectuara una encuesta sobre los sentimientos que el canal genera en la población. Se sorprendería. Encontraría a un sector grande de ella, para su sorpresa, que responsabiliza al gobierno por su permanencia en el aire, entendiendo esta como perversa.

Tiene que comprender el televidente que aunque el periodista diga estupideces, no necesariamente tiene que ser estúpido. Que los hay, sin duda que los hay, y son fáciles de descubrir pues lo evidencian constantemente. Pero todos, absolutamente todos, deben difundir aquello que los dueños quieran que difundan, y deben de hacerlo por encima de su gusto o de su disgusto. En acuerdo o desacuerdo, debe transmitir aquello que otros le escribieron, y no hay insubordinación ante ello, por lo menos, conservando el cargo y su sueldo. Simplemente, todo elemente que trabaja en la planta, cumple la línea, la orientación que sus directivos le establecen. Son quienes ponen el rostro incluso para lo que podríamos calificar como manipulación tosca, vulgar, grosera, porque es determinada más allá de su influencia. Hay quienes comparten esa dirección que le han dado al medio, sus ejecutivos, aun a sabiendas de la mendacidad que como práctica han asumido, pero lo hacen porque creen que es el bien común lo que se persigue.

Tal como lo que nos pasó con el trabajo anterior, ese canal nos acaba de informar que uno de sus directivos concurriría hasta la Fiscalía para entregar un video donde se ve al estudiante de los dos dientes perdidos, cuando es detenido. Según piensan en ese video estaría la prueba de la agresión que le costó sus dos dientes al estudiante. Nos preguntamos si la otra que exhibió anoche La Hojilla, donde se lo ve a ese mismo estudiante luchando por la posesión de la valla metálica que sería lo que realmente le causó esa pérdida ¿también la llevarán?

Hasta esta hora, la 1 y 40 minutos de la tarde, ha sido infernal la actividad de ese canal. Están desesperados acicateando para provocar cortes de vías y todo aquello que pueda conmocionar el país. Esa intención no requiere una observación muy severa pues son tan torpes que incluso el espectador menos exigente lo nota.

¿Sabe el gobierno que ese canal existe? ¿Escruta su programación tal como le pauta la Ley? ¿Estima que se ajusta a ella?

Ya se comienza a murmurar sobre el exceso de permisividad y la necesidad de ponerle un freno ¿es eso acaso lo que espera el gobierno que suceda para luego actuar? El cielo luce encapotado. Ojalá no suelte su enojo.


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Roosevelt Barboza


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