El Código Petkoff

Uso y abuso de la Libertad de (ex) Presión en manos de Teodoro

Llamar bobolongo a Miguel Henrique Otero (independientemente de que lo sea), cuadrar con el pelotero Luis Sojo el desmentido contra Juan Vené a cambio de devolverle el BMW que ilegalmente le confiscó, o recortar los presupuestos de la cultura y la comunicación oficial, lo cual dejó en estado paupérrimo a la televisión y a la radio del Estado, son apenas aristas de la doble moral estalinista típica y característica de Teodoro Petkoff, actual editor, director, violador de la verdad y difamador del pasquín Tal Cual.

Breve cronología:

Con la fundación del MAS, en 1971, Teodoro funda junto a Pompeyo Márquez el SEMANARIO PUNTO. Este medio se convierte en un canal de ataque contra la izquierda que no simpatizaba con las propuestas del naciente teodorismo. Fue la principal trinchera de Teo para acentuar la división de la lucha revolucionaria. En PUNTO, Petkoff dio sus primeros pininos como editor cagatintas y calumniador. Lo imprimía en la tipografía de su familia en Chacao, así el dinero quedaba en casa. Su Jefe de Redacción e incondicional colaborador fue el periodista Marcos Torres, el mismo que aparece, entre otros, en videos recientes aplaudiendo a rabiar en Miraflores la juramentación de Carmona el 12 de abril.

En 1978 en un acto electoral realizado en el Nuevo Circo de Caracas, a propósito del proceso electoral que en la izquierda lideraba José Vicente Rangel, Petkoff boicoteo la presentación de Alí Primera. Cuando el cantor del pueblo dirigió su mensaje a los presentes, el búlgaro inició una algarabía solicitándole a Alí que se limitara solo a cantar. ¿Qué tal? Este es el mismo tipo que acusa de autoritaerio al presidente Chávez. Qué descaraado.

En 1983, Petkoff le planteó a José Vicente Rangel que para mantener el apoyo del MAS en sus aspiraciones presidenciales de cambio revolucionario debía inscribirse formalmente en la tolda naranja. Rangel prefirió mantener su independencia política y optar por aglomerar las voluntades y respaldos de los partidos y movimientos de avanzada con miras a derrotar el bipartidismo adeco-copeyano. Petkoff debutó como candidato a la Presidencia en diciembre de 1983. Alrededor de Rangel se conformó un movimiento electoral denominado Nueva Alternativa. Teodoro desde un principio cerró toda posibilidad a la escogencia de un candidato único. Manifestaba abiertamente su despreció por el resto de la izquierda. Se atrevió a lanzar la primera piedra: en una reunión política, sin ver la viga en su propio ojo, y de manera despectiva afirmó: “Yo no voy ni a la esquina con ese chiripero”. El adjetivo caló entre los masistas. Cualquier intento o discurso que apuntara a la unidad fue calificado como “vainas del chiripero”. El cantautor de la canción necesaria y militante comunista Alí Primera, candidato a diputado por la Liga Socialista, respondió como sabía hacerlo, con una canción ante la contundente consolidación de la derecha bipartidista y la militancia divisionista de Teodoro. Así nació “La Patria Buena”, tema llevado al acetato en el elepé titulado “Entre la Rabia y la Ternura”, editado en enero de 1984, bajo el sello Cigarrón. La estrofa del coro lo decía todo:

“Hacen falta muchos golpes para matar al chiripero
y con uno solamente se mata la cucaracha,
apréndete la guaracha y lucha por la unidad,
que toda la gente va con la esperanza en la mano,
buscando darle a la Patria caminos de dignidad”
El propio Petkoff y Los Caldera utilizaron luego el concepto del chiripero para definir el movimiento político que acompañó a Caldera a su segundo gobierno. Teodoro de cuacaracha pasó a ser chiripa, algo verdaderamente ofensivo para la memoria de Alí Primera.
Pero la soterrada intolerancia de Petkoff mostró las garras del poder, por primera vez como ministro de la Cuarta República de Venezuela, en septiembre de 1996.

Por aquellos días, el tabloide Ultimas Noticias denunció en una de sus columnas que Petkoff durante su primera visita a Europa, ya ministro, se habría hospedado en hoteles cuyas tarifas oscilaban entre 3 mil y 5 mil dólares diarios. Ni corto ni perezoso, el búlgaro hijo adoptivo de Caldera acudió al Colegio Nacional de Periodista para desmentir la información, averiguar la identidad del fablistan que hizo la nota y tratar de organizar con el apoyo del CNP una suerte de cruzada contra los propietarios de medios. Petkoff fue recibido por el presidente del CNP y ex presidente de la Comisión de Medios de la Cámara de Diputados, Manuel Isidro Molina, hijo (un ex masista amigo suyo, mejor conocido como “Chiro” Molina, descendiente de un viejo camarada de Teddy), así como por otros directivos del gremio, entre ellos Rafael Díaz Requena, de AD, Nora Uribe, del MAS (en aquel entonces, luego llegó a ser la primera ministra de Información de Chávez) y Nicola Lanzillotta, de Copei.

Petkoff, con cara de inocente y pose de victima, reconoció haber caído en una trampa periodística en relación con los gastos en los hoteles donde se hospedó durante su primera gira oficial a Europa. Indicó, en descargo personal, que el hecho de que no se hubiese firmado esa nota (aparecida el 16 de septiembre de 1996), “indicaba claramente la falsedad de la información”. Afirmó con seguridad: “Fueron los propios dueños del medio los que mandaron a un periodista a que la escribiera”. Quien diría que apenas años después se revelaría a través de “Tal Cual” como el rey de la difamación y la calumnia.

Testigos del encuentro recuerdan como Petkoff vociferó con mucha fuerza un mensaje a García: “Ese periodista tuvo que resignarse, por la relación de poder que existe en el mercado laboral periodístico, a realizarla, por más que tuviera claro que era falsa y que lesionaba mi reputación”; al tiempo, “Chiro” Molina tranquilizaba a su ex jefe político asegurándole que la directiva del gremio periodístico analizaría sus sugerencias de calificar a los diferentes medios de comunicación del país en función de su credibilidad, de manera de ofrecer al público pistas sobre que creer o no en un periódico, emisora de radio o televisora en específico”.

Aquel día Petkoff sentenció: “Ciertos editores de medios son los principales enemigos de la libertad de expresión. De lo que se trata es de que el Colegio encuentre maneras de proteger la integridad del periodista cuando éste sea conminado por los dueños de los medios a realizar notas que van contra su voluntad y contra la veracidad. Este es un trabajo muy arduo y difícil’.

La implosión de Teo

La gestión de Petkoff siguió dando mucho que decir. No son secretos los guisos de Los Caldera y la versatilidad de bocaza de Teodoro para participar en todos los saraos. La aplicación de la Agenda Venezuela puso al país en la peor situación vivida en toda la historia Republicana, pero convirtió en nuevos multimillonario a los jerarcas del poder.
Con el miedo infundado de que Caldera lo designara apagafuegos ante un nuevo 27-F, durante su participación como comentarista en la ponencia ``Necesidades, posibilidades y expectativas de la democracia del futuro'', presentada por el catedrático chileno, Antonio Garretón, al hacer un balance de los desafíos que podrían crear una implosión social, el catire de Sofía afirmó: “Los medios no tienen ningún tipo de control social. Los partidos políticos son controlados. Los parlamentos, la economía, tienen distintos mecanismos de control social, pero los medios de comunicación (...) funcionan internamente de manera autoritaria y no democrática, tiranizan la opinión pública''.

En realidad el objetivo de aquel seminario internacional, realizado en Caracas en febrero de 1997, sobre Integración y Democracia, fue analizar la influencia de los medios de comunicación en procesos de politización y democratización social. No obstante, Petkoff insistió en resaltar sus temores particulares e insistió en que el principal desafío que podría crear una implosión social, era “el poder imbatible de los medios de comunicación, los cuales no tienen ningún tipo de control social y funcionan internamente de manera autoritaria”. Su estrategia estaba enfocada en cubrirse las espaldas. Cualquier protesta masiva en las calles del país debía ser achacada a los difusores de información. La culpa no podía ser de la Agenda Venezuela, ni de los acuerdos con el FMI, ni de la política desmadrada de privatizaciones; entre los periodistas y los medios ha de buscarse a los culpables.

El comunicólogo y profesor universitario Marcelino Bisbal, en su calidad de invitado al encuentro no ignoró la polémica planteada por Teodoro y calificó de “imprudente” aquella actitud: “El ministro de Cordiplan debe matizar ese planteamiento, porque como político puede apuntar en esa posición, pero como ministro, que, además, ha tenido la palestra de los medios para formular y defender las políticas del Gobierno, debe ser diferente. Veo que Petkoff perdió los estribos, ha debido ser más cauteloso”.

Definitivamente, Petkoff como ministro siempre terminaba peleando con los reporteros, a quienes calificaba y trataba muy mal, peor incluso que la propia Casa Militar de la época.

Anunciar, ¿para qué?

La presión de la opinión pública chillaba en los oídos de Petkoff como una olla express. Su personalidad egocéntrica y vengativa y su compromiso con Los Caldera de mantener todo bajo control lo llevaban cada día más a enfrentar a los medios. Contrató a algunos amigos comunicadores, ex militantes del MAS, que se desempeñaban en los diarios de mayor peso. Inventó junto a Matos Azocar, su compinche de Hacienda, seminarios para periodistas de la fuente económica, pero los niveles de inflación, déficit fiscal, desempleo y los desbordados niveles de corrupción trascendían a cualquier intento por neutralizar a los medios.

El lunes 17 de febrero de 1997, asistió como invitado a un evento organizado por el Consejo Nacional de Promoción e Inversiones y durante su charla no logró contener su boca de jarro y delante de propios y extraño dijo: ``Ustedes como anunciantes tienen un enorme poder, que al contrario de otros países no es utilizado en Venezuela. Tienen la posibilidad de decirles a los medios de comunicación social: -yo tengo un interés y si ustedes publican en contra de ese interés yo no anuncio más en ese medio. Así de fácil''. La Agenda Venezuela mostraba su rostro autoritario. El funcionario cuestionó el principio de la libertad de prensa y planteó sus dudas acerca de la actuación de los periodistas: ``Quienes por un lado denuncian, por ejemplo, el exceso de burocracia, pero cuando se emprende una reestructuración, como la fusión de Fomento y el Instituto de Comercio Exterior, por citar un caso, la prensa dijo que Freddy Rojas estaba, prácticamente, tirando al Guaire los cadáveres de los empleados''. Los medios de comunicación, desde la perspectiva de Petkoff, sólo debían publicar lo que más convenía al gobierno de turno.

El ministro de Planificación quedó al descubierto luego que aconsejara a los empresarios no anunciar en los órganos de prensa que publicarán artículos contrarios a sus intereses. Rechazó las críticas y preguntó si la libertad de expresión ``es sólo patrimonio de los diarios''. Afirmó que "la libertad es un camino de múltiples sentidos. Un medio tiene derecho a publicar lo que quiera, pero si yo soy anunciante de ese medio y a mí no me gusta lo que publica, tengo todo el derecho de decirle yo no meto más anuncios en tu periódico o en tu televisora. ¿Yo no tengo derecho a anunciar en dónde me dé la gana?", se preguntó Petkoff.

Aclaraba y aclaraba, y cuánto más lo hacía, más hundía a su gobierno. Dijo que no estaba prohibiendo a los diarios publicar lo que quisieran, "sino que no voy a financiarlos para que lo publiquen. Yo tengo que tener el derecho y la libertad humana de anunciar dónde quiera". Su tesis de castigo a los medios obligó a Simón García, ministro para las relaciones Gobierno-Parlamento, a salir al paso en la polémica y calificar las palabras de Teodoro como personales. Es decir, que no fueron formuladas como políticas de gobierno: “Él está opinando, y sus palabras tienen relevancia en tanto que es ministro, pero no cada vez que habla un ministro por su boca están saliendo dictámenes y órdenes reales, como si estuviéramos en una monarquía”. Los Caldera prefirieron que fuera un masista quien pusiera el bozal al bocazas. Luego en privado le dieron su regaño.

Incluso desde fuera de la administración nepotista, el “enamorado eterno” de Teddy, Enrique Ochoa Antich calificó de impulsivas sus declaraciones sobre los medios. Advirtió que todo gobierno tiene una ``tentación autoritaria'', y recomendó a su amigo, el ministro de Cordiplan, reflexionar y aceptar que se equivocó.

Los accióndemocratistas, representados por su jefe de fracción Henry Ramos Allup, calificaron de tremendista la posición del funcionario. Agregaron que ``instigar a los anunciantes a empezar una especie de control indirecto de la libertad de expresión por medio del anuncio es una declaración inconveniente''.

Nelson Chity La Roche, jefe parlamentario de los socialcristianos, al tiempo que recomendaba ``mucho cuidado'' a Petkoff, apuntó que pese a que ``lo quieren mucho, peca por locuaz y de hiperestésico''. Añadió que esperan que las declaraciones del ministro no sean parte de una filosofía del Gobierno para establecer más contradicciones en la sociedad venezolana.
La Causa R, en la persona de su jefe de fracción, José Albornoz, indicó que Petkoff se atribuye funciones que no le corresponden, y le formuló un llamado para que ``se dedique mucho más a las cosas correspondientes a su trabajo en del Gabinete Económico y que no haga ese tipo de planteamientos, que crean incertidumbre y parcialidad hacia algunos sectores muy concretos del país''.

Masistas y convergentes, representados por su jefe y subjefe parlamentarios, Luis Manuel Esculpi y Juan Sosa Maury, respectivamente, aunque trataron de justificar a Petkoff, alegando que es un hombre vehemente, no dejaron de expresar desacuerdo con el planteamiento del ministro.

La Comisión de Medios abrió una investigación sobre denuncias de presuntos intentos de coartar la libertad de expresión por parte del ministro de Cordiplan. El periodista y diputado Alexis Rosas (LCR), vicepresidente de la instancia legislativa, tuvo a su cargo la investigación. Cuya conclusión se redujo a que sería negativo que se volviera a vivir el nefasto precedente ocurrido con el diario El Nacional en los años 60, cuando se produjo una desafortunada medida como la planteada por Petkoff a los empresarios''.
Se refería Rosas, a la decisión por parte de las empresas trasnacionales de retirar sus avisos de las páginas del diario de Otero Silva, sí este seguía dando cabida de manera positiva a las informaciones proveniente de la Revolución Cubana, en plena efervescencia para la época. Qué ironía, años en los cuales Teúdulo Perdomo predicaba y defendía su admiración y amistad con Fidel Castro.

Y los medios... ¿Qué decían?

La junta directiva de La Cámara Venezolana de la Industria de la Radiodifusión, presidida por Antonio Armas Camero, consideró que lo dicho por Petkoff era violatorio de los más elementales principios de libertad de expresión e información consagrados en el artículo 66 de la Constitución Nacional (la moribunda ¿se acuerdan?); así como de las Declaraciones Internacionales ratificadas por el Congreso de la República, específicamente en el artículo 13 del Pacto de San José de Costa Rica.

El presidente de la Asociación Nacional de Anunciantes, Andrés Eloy Núñez, sostuvo que las declaraciones suministradas por el ministro de Cordiplan, ``esconden una intención de soslayar la libertad de expresión o tal vez una amenaza. Aseguró el representante de ANDA que los anunciantes venezolanos ``son defensores absolutos de la libertad de expresión; en especial de la libertad de expresión comercial. Esto es, si un producto es lícito, cualquiera está en libertad de publicitarlo y de darlo a conocer en beneficio de un consumidor''.

El Bloque de Prensa Venezolano, institución que agrupa en su seno a los dueños de medios de comunicación escrita, y cuyo fin primordial es la defensa de los intereses de estos grupos, consideró imperativo hacer pública su posición ante las actitudes contradictorias asumidas por altos personeros oficiales en referencia a la libertad de expresión, consagrada en la Constitución Nacional y catalogada por el presidente de la República como ``libertad sacrosanta''. Su presidente en aquel momento el editor de EI Impulso, recientemente fallecido, Juan Manuel Carmona, enfatizó: “Más allá de un globo de ensayo, las declaraciones del ministro de Cordiplan rayan en un esquemático silogismo, cuya secuencia trasluce una clara intención: imponer la censura de prensa. Es increíble que se esté auspiciando un tipo de corrupción. Si la información que ofrecen los medios queda supeditada a los intereses de los anunciantes -tal como lo sugiere Petkoff- estamos frente a la pérdida absoluta de la dignidad de la prensa''.

La Asociación Internacional de Radiodifusión (AIR), organización con sede en Uruguay que representa a más de 17 mil emisoras de radio y televisión privadas de América y Europa, también emitió una declaración en la que señalaba que ``las expresiones del ministro de Cordiplan, Teodoro Petkoff, instando a los empresarios venezolanos a usar su poder como anunciantes para presionar a los medios de comunicación, resultan de extrema gravedad y amenazan preocupantemente la libertad de expresión en ese país''.
Asimismo el comunicado manifestaba la solidaridad de la organización con todos sus asociados venezolanos ``en su permanente defensa por la plena vigencia de la libertad de expresión del pensamiento y la existencia de una radiodifusión privada, libre e independiente, al servicio de los altos intereses nacionales''

En Panamá, donde se reunieron más de 300 ejecutivos y delegados de diarios pertenecientes a la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), la consecuencia de una serie de hechos contra la libertad de expresión en Venezuela destacaron las tremenduras de Teddy:
“(...) Otro método de presión, muy sutil él, que el Presidente niega pero se dio de hecho, ocurrió durante el control de divisas. Varios editores aseguraron que el otorgamiento de dólares y de publicidad estatal iba, preferentemente, para los medios que no criticaban al Gobierno. ¿Recuerdan que el ministro Petkoff recomendó esa medicina a los empresarios?”

Por su parte, el editorial de El Nacional, nuevamente le paró los bigotes a Teodoro, pero de la arrechera, a continuación algunos extractos:

Libertad en peligro

“La exigencia del ministro Teodoro Petkoff a los anunciantes para que se constituyan en censores de los medios de comunicación es de extrema gravedad y se convierte en el síntoma de la visión que tiene el Gobierno Nacional sobre las libertades, en especial la de expresión.
“No sería tan alarmante la situación si no fuera una amenaza proferida por el ministro que con más asiduidad utiliza los medios de comunicación, los cuales no han desestimado sus declaraciones y su presencia sistemática en el ámbito público desde abril del año pasado. Este ministro ha logrado una figuración sin precedentes en el marco de este Gobierno, precisamente porque los medios de comunicación lo han tratado con espíritu constructivo y positivo. El inmenso abanico de temas y materias que considera públicamente, lejos de ser motivo para que los medios mostraran cierta explicable fatiga por la reiterada exposición declarativa, ha sido manejado con el propósito de coadyuvar a que el Gobierno Nacional mejore su desempeño en beneficio de los venezolanos.

“El intento porque los anunciantes presionen a los medios de comunicación sobre su línea informativa ha tenido desventurados antecedentes en Venezuela y en otras partes del mundo en las cuales se ha intentado. No es su misión convertir la publicidad en instrumento de política editorial, lo cual, en el fondo, sólo muestra lo que el Gobierno, según el criterio del ministro Petkoff, debe hacer con su propia publicidad en los medios de comunicación: convertirla en instrumento de chantaje. De darse esa línea gubernamental, se tendría que ninguna institución pública colocaría publicidad en los medios, salvo que éstos le fueran incondicionales.

“Lo que no advierte el despropósito del ministro Petkoff es que los intereses de los anunciantes son, necesariamente, los del Gobierno. Esta situación podía conducir a que luego el Ejecutivo presionara a las empresas para que adoptaran determinada línea publicitaria, so pena de estar expuestas a entrabamientos en sus gestiones ordinarias. Esta cadena de chantajes no conduciría a otro resultado que a la extinción de la libertad de expresión y de información. Es decir, a la extinción de la democracia.

“El ministro Petkoff tiene una manifiesta confusión respecto del origen del tono prevaleciente en los medios de comunicación nacionales y regionales. No hay actitud deliberada por oscurecer las ejecutorias de los funcionarios gubernamentales, como, repetimos, ha sido la disposición excepcionalmente abierta con el propio ministro. Lo que existe es una realidad de terrible inseguridad personal y jurídica, que se acompaña con el deterioro sin precedentes de la calidad de vida de los venezolanos, con las protestas cotidianas de los gremios y con una incapacidad manifiesta del Estado para reformarse y cumplir sus fines. Lo que existe es un liderazgo político que la sociedad, en muchos casos, cuestiona. ¨ ¿Podemos los medios de comunicación ignorar estas realidades? ¨ ¿Debemos, acaso, convertirnos en los complacientes panegiristas de un país boyante, aéreo e inexistente?
“No obstante, una duda persiste sobre la conducta oficial en materia de libertad: ¿¨se trata de una intemperancia personal o de un sentimiento que engorda en el Gobierno? ¿Se ha hecho, acaso, la libertad de expresión un fardo demasiado pesado para el sector oficial? ¿La propuesta de que otros asuman la censura será la antesala de un intento censor del propio Gobierno?”


El interés de Petkoff

No creemos que Teodoro no supiera lo que estaba haciendo cuando instó a los anunciantes a utilizar su poder contra los medios: de hecho, lo que hizo fue utilizar un poder contra otro, generando una tensión que lo llevó a ocupar la primera plana de los propios medios. Petkoff hizo suyo un consejo del pensador francés M. Foucault : “Dónde hay tensiones, hay oportunidades”. Se erigió en el paladín de los anunciantes contra los medios, trató de encubrir su propio interés, disfrazando sus pretensiones de someter a los medios.

La disyuntiva de Petkoff consistió en estar comprometido a aplicar un programa de ajustes, sin margen de autonomía, por la globalización y el monitoreo de los organismos internacionales de crédito, y lograr una posición de apoyo decidida de los medios.

Cómo desviar la atención de la opinión pública o tapar el sol con un dedo. Qué no hubiese dado Petkoff para desaparecer de las hemerotecas hechos como el día en que insultó a Miguel Rodríguez en el Congreso cuando en 1989 presentó su paquete fondomonetarista. Lo demolió furiosamente por neoliberal y tecnócrata autista sin burdel ni corazón. Pero resultó que en su gestión planificadora etiquetó a los médicos, maestros, profesores y demás gremios, de sinvergüenzas porque pedían aumentos de salario. Cinco años después Teodoro reivindicó al Fondo y despotricó de los gremios. Los venezolanos no olvidan, aunque les quemes todas las hemerotecas, Teddy.

En conclusión, la tal Agenda Venezuela no fue más que un vulgar paquete económico, un clásico ajuste de esos que aplican los muchachos del Fondo Monetario Internacional con su secuela de miseria, hambre y dolor para las clases populares. Un brutal empobrecimiento apra el país pero de gran enriquecimiento para Petkoff y Los Caldera. Desapareció la clase media y proletarizo hospitales y escuelas públicas y generó las más altas cifras de desempleo que recuerde la historia del país, y una delincuencia a prueba de toda eficacia policial. Los intentos por callar la verdad fueron muchos, pero en vano.

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Armando Guerra


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