Deconstruyendo el discurso

El discurso de Julio Borges y las Contraposiciones de Símbolos Históricos

El Pasado 5 de Enero del 2017, como establece La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (muy a pesar deben cumplir con lo que establece o aparecer como que lo hacen) la oposición venezolana, agrupada en la auto-denominada Mesa de La Unidad Democrática (MUD) en el hecho, que a pesar de-según ellos- estar bajo una 'dictadura' eligieron a la nueva directiva de la Asamblea Nacional (AN) , toda vez que en la democracia Bolivariana, se les reconoce la mayoría circunstancial lograda en el marco de la constitución, la cual en el 2002 cuando tenían la influencia en las fuerzas armadas, de la promoción Ibáñez-Matos, que les permitió cumplir su sueño idílico de patear la mesa, lamentablemente para ellos, solo fue un sueño de 72 horas.

Bien retomando el pasado 5 de enero, el nuevo presidente de la AN, Julio Borges, protagonista destacado de las jornadas de abril del 2002, a pesar de sus esfuerzos por negar su participación en esos acontecimientos y su compromiso con toda iniciativa, para salir de la “Revolución Bolivariana” por cualquier vía, muy reñido con su discurso de 'preservación de la democracia' es de destacar que así como el 11 de abril, este “líder” político demando la renuncia de todos los poderes públicos, adelantándose al decreto de Carmona del día siguiente, en su discurso de apertura de su presidencia en la AN, llama a la disolución de todos los poderes, con un llamado a elecciones adelantadas, que tras una apariencia de llamado democrático; en realidad es desconocer lo establecido en la CRBV, solo para tapar el hecho de no alcanzar su meta, la única propuesta de la MUD al país nacional, como lo es salir de Nicolás Maduro, y lograr, según ellos, la “restauración” del rumbo Neoliberal, que llevaba Venezuela, y de donde el país, inicio un camino distinto, desde la llegada al poder, pueblo mediante, de la “REVOLUCIÓN BOLIVARIANA” liderada por HUGO CHÁVEZ.

Durante el discurso de Julio Borges, es de destacar los símbolos históricos, citados por el y contraponerlos, a los “hitos” reivindicados por el proceso bolivariano, que ha rescatado la memoria histórica de la patria, nuestro pasado como memoria de las luchas del pueblo, que también fueron secuestradas por los que secuestraron, el pasado reciente de Venezuela, reivindicando la historia, como el devenir de las elites en contraposición de la historia construida y en construcción; por el Soberano, con la inclusión, y la Visibilisación de los excluidos (por razones de raza, genero, clase socio-económica, etc.)

Entre hitos históricos que menciono Borges, se destaca la reivindicación, de las figuras históricas de: Juan Crisóstomo Falcón, de Eleazar López Contreras, y de las protestas frente al Plebiscito de 1957, llevado a cabo por Marcos Pérez Jiménez; todo esto de manera claramente para contraponerlos, a una de las “Raíces del Samán de la Revolución Bolivariana” como lo es Ezequiel Zamora, en el primer personaje histórico mencionado por el diputado, en el segundo personaje histórico en contra de Isaías Medina Angarita; y en la acción histórica mencionada, contraponiéndola al 23 de Enero de 1958. Estas contraposiciones para nada son casualidades ingenuas, más que un intento de demostrar que se tiene un discurso histórico, que barnice sus convicciones neoliberales “del fin de la Historia y muerte de las ideologías” que es su verdadero pensamiento (recordar que uno de los argumentos del ataque retorico y discursivo de la oposición de derecha venezolana, en contra de la Revolución Bolivariana y el liderazgo de Chávez, y ahora de Maduro, era lo que ellos consideran la recurrencia “...a un pasado que no permite el progreso del país...”) estos personajes históricos y este hito de 1957, comprueban además de reivindicar figuras supuestamente “pro-democracia”, la necesidad de eclipsar en la población referentes históricos, que tienen como denominador común, el ser referentes de lucha popular por una democracia de las mayorías postergadas, como lo es la consigna de “Tierras y Hombres libres” del General del Pueblo Soberano, quien este año 2017 se cumple el Bicentenario de su nacimiento; como también la política de democratización de Isaías Medina Angarita, que incluyo a un reconocimiento del Partido Comunista, la promulgación de la Ley de Hidrocarburos de 1943 y el 23 de enero del 58, que fue una rebelión Cívico-militar y dirigida por la Junta Patriótica Encabezada por Fabricio Ojeda y Guillermo García Ponce, figuras que la historiografía burguesa no ve como figuras “correctas” de reivindicar en lucha por la democracia en Venezuela.

Un Hilo conductor que se puede ver en las figuras reivindicadas en el discurso inaugural del pasado 5 de enero, es que son figuras vinculadas a la traición de grandes movimientos de masas que lucharon por la democracia no solo en lo político, sino también en lo social y lo económico; es bueno recordar el papel de Falcón en el asesinato de Zamora y en la traición a los postulados originales de la GUERRA FEDERAL, expresado en lo pactado con José Antonio Páez en el tratado de Coche de 1863 (1); el Papel de Eleazar López Contreras al aplicar el Plan de Febrero de 1937, con la política de represión contra el movimiento político emergente después de la muerte de Juan Vicente Gómez, así como la represión de la Huelga Petrolera de 1936 y la persistencia del Inciso VI en la Constitución que prohibía “constitucionalmente” las ideas comunistas, socialistas y anarquistas; en definitiva una negación de la libertad de ideas por parte de este “prócer democrático” y en final es de destacar para el orador del 5 de enero que el espíritu del 23 fue obra de una supuesta sociedad civil, cuando en el caso del empresariado y de la jerarquía de la iglesia Católica entre otros, durante los años de la dictadura de Pérez Jiménez fueron quienes usufructuaron los beneficios de la Política del Nuevo Ideal Nacional, como si la resistencia del PCV y de Militares como Hugo Trejo, se hacen a un lado sobre todo porque luego del 23 de Enero, con el Pacto de Punto Fijo (Lospartidos AD, COPEI y URD), traicionaron el espíritu del 23, por lo que la “democracia Representativa” no avanzo también en la construcción de un nuevo modelo de desarrollo nacional y no de dependencia rentista, que si le convino a los sectores burgueses durante todos los años de la dictadura y no al final de la misma, donde ya hasta los “Yanquis” no les convenía apoyar más a Pérez Jiménez, que es un tema de mayor debate y estas líneas invitan a profundizar en esta discusión.

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1.- Brito Figueroa 1996. Tiempo de Ezequiel Zamora. Ediciones de la Biblioteca.

Universidad Central de Venezuela. Caracas.

Lo cierto es que estas referencias de parte de Borges revelan dos cosas:

  1. la adhesión a una línea de reivindicación del pasado más reaccionario y contrarrevolucionario de la historia republicana de Venezuela y

  2. Que la verdadera restauración que reivindica Julio Borges no es el estado de la “Democracia Representativa” de los 40 años del Pacto de Punto Fijo, sino el rumbo neoliberal de los años 90 en Venezuela.

Años 90 de los que Primero Justicia, su Partido Político, usufructuario de beneficios fraudulentos de la PDVSA 'meritocratica' de Giusti, donde ellos estaban llamados a ser generación de relevo de la clase política adeco-copeyana, teniendo el sello de ser los “Chicago-boys” criollos de Ultra-derecha merecedores de gobernar Venezuela, pero en eso llego Chávez; y su discurso es la reivindicación de las elites y de quienes ellos creen que se deben ratificar como “ejemplos democráticos” como lo son las oligarquías de ayer y de siempre, que creen merecer el poder y que el pueblo venezolano siempre se les enfrenta y de ahí su mayor frustración.



kquiaro@gmail.com



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