Objetivo: Miraflores

El llamado a marchar hacia Miraflores el 3 de noviembre  es una incitación temeraria, irresponsable, insensata, arrogante y conspiradora. El solo hecho de justificar una marcha, con alta probabilidad de desencadenarse una violencia civil, para “entregar una carta de despido” al Presidente de la República Bolivariana de Venezuela,  es, en sí mismo, un acto provocador al poder ejecutivo y al gobierno en general.

Lanzar una estrategia de ruptura con la vía constitucional, incluyendo el “paro cívico” convocado para el 28 de octubre, es repetir el formato del 11 de abril de 2002. Es la misma acción golpista predeterminada contra el Comandante Chávez, con una ola de muertes ejecutadas por francotiradores, que luego fueron detenidos y liberados en breve lapso de tiempo. Recordemos que en 47 horas, el entonces Presidente Chávez volvió a Miraflores y se puso al frente del gobierno Nacional, iniciando su alocución con un crucifijo en las manos y perdonando a los que intentaron deponerlo y asesinarlo, junto a varios miembros de su gabinete.

Es necesario destacar, que los medios de comunicación jugaron y juegan un rol fundamental en la opinión pública, y en aquel momento del golpe de Estado del 11 de abril de 2002, el 99% de los canales de televisión y emisoras de radio, transmitían a favor de los conspiradores golpistas y justificaban la persecución a los funcionarios del gobierno  bolivariano, tildándolos de delincuentes y exacerbando el odio hacia los chavistas.

El montaje de las acciones desde el puente Llaguno, donde supuestamente se veían personas disparando a la marcha opositora, fue desmentido por el mismo periodista que se prestó para propagar tal patraña, con la idea de justificar los allanamientos a las casas de varios militantes chavistas. El pueblo caraqueño y de toda Venezuela salió a la calle en defensa de la Constitución Nacional y del Comandante Hugo Chávez Frías, restituyendo la continuidad del proyecto liderado por Chávez.

Hoy, la situación es sumamente compleja, pues existe un conflicto de poderes entre la Asamblea Nacional dominada por el sector derechista y el poder ejecutivo. Prácticamente, la Asamblea desconoce al Presidente de la República y desde el gobierno se declara a la Asamblea Nacional como un poder en desacato. Pero, a su vez, la oposición concentrada en la “Mesa de la Unidad Democrática” descarta condiciones para el diálogo y se manifiesta en franca rebeldía contra el Presidente Nicolás Maduro, condicionando un eventual  acercamiento solo con la activación del referéndum revocatorio presidencial.

No se puede negar que la ausencia del Comandante Chávez, la crisis económica  del país y la gestión ineficiente de algunos gobernadores y alcaldes en la actualidad, han debilitado el apoyo popular chavista, pero es un despropósito desconocer que el chavismo es  una fuerza importante, capaz de hacerle frente a la ofensiva fascista que se gesta y pretende tomar el poder político por la vía del golpe de Estado y la aplicación de la carta democrática a Venezuela.



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Orlando Balbás

Prof. en Ciencias Sociales. Magister en gerencia educativa. Jubilado del MPPE.

 orlandobalbas27@gmail.com      @orlandobalbas

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