Julio de iglesia

La burguesía en Venezuela vive el fin de su ciclo, es una burguesía decadente con interés en volver a dirigir las masas. Sin embargo, sigue en un momento peligroso, buscando su seguridad que en el fondo habla mucho de su decadencia. Es decir, a medida que lucha por sobreponerse a través de diversos voceros políticos, económicos, está reconociendo que está decayendo. Una de sus instituciones preferidas, la iglesia, ya no está en posibilidades de hacerle el trabajo; su discurso lo entiende una gran mayoría de venezolanos que han preferido alejarse de la misma a fin de no prestarse a la actividad política que desde el púlpito hacen muchos sacerdotes. En otras palabras, la perdurabilidad de la alianza que tuvo la burguesía, en otros tiempos, con la iglesia ha ido mermando.

Hoy estamos ante una burguesía desesperada que arremete con todos los medios posibles a fin de debilitar la revolución bolivariana. Pero, la iglesia ha perdido su relación directa con los venezolanos, por lo que su poder de convocatoria ha incidido en la debilidad de la burguesía que les patrocina. Su objetivo de justicia, que aun esgrimen, según sus intereses, les hace ver como hipócritas, cuando mucha gente sabe que su labor pastoral va en beneficio de los intereses de poder de la burguesía. Pues es de destacar que, la deferencia que ella tiene con la iglesia siempre ha sido por conveniencia, en donde no ha privado lo religioso, sino que se le utiliza para contrarrestar a la revolución, tratando de hacer el trabajo a nivel del pueblo que en estos tiempos anda en otras tareas.

Si la burguesía venezolana cree que todavía la iglesia es un factor poderoso que se puede utilizar para opacar revoluciones, está equivocada. Solo se observa una jerarquía que juega a hacer ese papel pero, sus acciones no son trascendentes. Los venezolanos han aprendido a observar el histrionismo de algunos sacerdotes que hacen lo posible por aparecer ante los pueblos como piadosos, pero que detrás de bastidores, juegan su otro papel con quien les paga y le sigue utilizando, sobre todo en estos tiempos, cuando el capitalismo está en crisis.

Finalmente, de nada vale repetir desde los pulpitos de las iglesias del país, el mismo discurso, casi guion de película o telenovela que maneja y ha manejado la oposición en todos los ámbitos de poder en donde ha ido a mal poner al gobierno venezolano y a pedir intervención militar extranjera. Mientras tanto, la revolución en julio, sigue resistiendo.



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