El político teflón

Henry Ramos Allup es el mejor ejemplo del político teflón, pues a él no se le adhiere nadie. El control de calidad de su condición política de pelmazo antiadherente, lo percibimos por omisión, pues ningún adeco se emplasta ni se apelotona a sus payasadas y desmanes verbales, y mucho menos la Dra. Isabel Carmona, Presidente del Partido, cuyo decente estilo es radicalmente opuesto. Pues bien, para dialogar, el Teflón, condiciona que el diálogo debe ser en la sede de OEA, o en Panamá o en la Conferencia Episcopal. La OEA es Obama, Almagro, Macri, Témer, Santos, Peña Nieto… o sea. De Panamá, solamente Omar Torrijos; todo lo demás hemos de tamizarlo, con riesgo de lesionar el tamiz. Y en cuanto a la última es oportuno advertir que realmente es, nada más y nada menos, que el Partido Clasista Conferencia Episcopal, como lo indica la historia terrenal, que contradice a la llamada historia sagrada. Veamos: El 21 de diciembre de 1958, en la ‘XXXI semana social’ de Bari, el Papa Pío XII (Eugenio Pacelli) afirmó: "Responden plenamente a los designios del Creador tanto la multiplicidad de las clases [sociales] como las diferencias de clases [sociales]. Estas diferencias no mortifican al hombre sino que lo reconocen, lo respetan y lo estimulan al progresivo ascenso hacia el perfeccionamiento de la propia personalidad." ("Historia de las religiones". Ambrogio Donini). Con estas palabras, la primera autoridad católica, mediante una epístola, dogmatizó las ‘virtudes’ nacidas de los intereses materiales de las clases dominantes, pues, dijo que "Responden plenamente a los designios del creador tanto la multiplicidad de las clases [sociales] como las diferencias de clases [sociales], y afianzó que ellas conducirían hacia el "perfeccionamiento de la propia personalidad". De modo tan gozoso justificó la riqueza material mal habida, pues se refiere al capital, que fracciona y divide a la sociedad humana en clases diferentes, pues -según Pío XII- éstas "estimulan" el "progresivo ascenso" de personas y hogares, ya que el clasismo es un sistema discriminatorio ​que identifica por igual a la persona, al grupo familiar, sus costumbres, su modo de vestir, de hablar de "sobrevivir"… Dicho de otro modo, solidarizó a la Iglesia −de aquel que ante su verdugo afirmó: ‘Mi reino no es de este mundo…’− con los intereses políticos y económicos del capitalismo, del explotador, que sí es de este mundo, como también lo es -¡y vaya si lo es!- la mundana, terrenal, tangible y cínica Conferencia Episcopal.

Contrariamente a los principios espirituales de Aquel, la voz pastoral afirma, que las víctimas generadas por la rapiña de las clases dominantes "no [se] mortifican" por "estas diferencias" de clase, y por el contrario ─dijo, sin rubor alguno que─ esas diferencias "lo reconocen, lo respetan y lo estimulan" para que logren ‘superarse’, condicionando lo que para él es ‘superación’, con el ‘valor’ obviamente material de las clases sociales, pues a más capital −piensan− mejor "Responden plenamente a los designios del creador", y por lo tanto desmerece e invierte la frase que resume el planteamiento social básico del cristianismo de entonces, mas no del catolicismo de hoy: ‘Primero entrará un camello por el ojo de una aguja, que un rico entre al Reino de los cielos’. (Biblia, Marcos 10:25). La idea y el mensaje contenido en esas reveladoras palabras de Pío XII, tan contrarias a las del amado y dulce Jesús bíblico, y son aplicables a Él, es decir, al supuesto ‘imperfecto’ de Belén, el mismo que por su humildísima condición político-social habría tenido que ‘ascender’ de clase, es decir, de ‘superarse’ para alcanzar el "perfeccionamiento" de su "propia personalidad", pues: ¿no es esa la "sana" intención política y social de ‘Míster Pacelli’, como le llamaron? Y además, es lógico suponer que ese razonamiento apostólico también alcanza a José y María, misérrimos padres del Salvador, que ignoraban cuánta importancia tenía que se sintiesen ‘estimulados’ para el ‘progresivo ascenso’ que los llevaría a ‘superarse’, y dejar atrás el humilde establo –pocilga, para algunos ya superados– donde parió la Santa Madre Virgen. Ahora entendemos la selección del Dr. Henry Ramos Allup, pues tanto la OEA, como los sucesivos mandatarios panameños –salvo uno−, y la cúpula del Partido Clasista Conferencia Episcopal, la misma cuyos representantes firmaban, charlaban sonreídos y brindaban en Miraflores en 11 de abril, son las únicas costras o eczemas o ronchas que se sueldan al político bufón. Todos se merecen entre sí, son una misma cosa, y la excepción confirma la regla, es decir: Venezuela tiene un político Teflón.

juliancabrerag@gmail.com



Esta nota ha sido leída aproximadamente 886 veces.



Noticias Recientes:

Comparte en las redes sociales


Síguenos en Facebook y Twitter