No es fácil dialogar

Nuestro país, durante muchos años, ha vivido de sobresaltos en sobresaltos. La confrontación política entre el gobierno y la oposición, ha sido la causante de los mismos. De hecho, las palabras que han estado en boga en todo ese tiempo tienen que ver con la tolerancia/Intolerancia y, se relaciona con las tensiones y obstáculos en la consecución de soluciones a los problemas que afectan a la población. De allí que el dialogo político, se hace indispensable para buscar la paz y la estabilidad del país. Así lo considera la ONU a través de Ban ki moon, cuando plantea un dialogo inclusivo. De la misma manera, Shannon, asume que el dialogo es la solución para resolver los problemas del país. (Lo dicen después que Estados Unidos sufre una derrota en la OEA). En efecto, la OEA también  considera esta posibilidad como una forma de resolver nuestros problemas a propósito de la reunión en la cual se quería aplicar la Carta democrática a nuestro país. A nivel interno, desde hace mucho rato, el Dr. José Vicente Rangel lo viene proponiendo.

Sin embargo, ha sido evidente que la intensidad con que la oposición se planteó, primero, el reto de sacar de la presidencia a Chávez, ha continuado desde el mismo momento, en que asume Maduro el poder. Esto dice mucho de las intenciones que tiene la oposición de continuar en su afán golpista, por lo que se infiere que la posibilidad de dialogar no está en sus planes. Después de todo lo que sabemos, ha pasado, cabe el refrán que dice  “tanto nadar para morir en la orilla” y eso no creo que se lo vayan a dejar aplicar.

En otras palabras, el empecinamiento, la casi obsesión de un sector por sacar de la presidencia a Maduro, obnubila a los líderes de la oposición en relación a aceptar  un dialogo para el cual han recibido invitación, primero de Chávez, Cristo en mano, en el año 2002, después del golpe; y luego del presidente Maduro en varios momentos de apremio, producto de las guarimbas. Sin embargo, existe una especie de renuencia al mismo, y a esto se le suma que en nuestro país, no existe una cultura del dialogo político, lo que incide en la no aceptación del mismo por parte de la oposición. Si acaso hubo algún dialogo político efectivo después de 1958, fue el Pacto de Punto Fijo, considerado de cúpulas y en el cual no se incluyó al partido comunista de Venezuela, ni al pueblo. Fue excluyente y se mantuvo durante 40 años.  

Otro antecedente que habla de la negativa al dialogo, es que uno de los principales líderes de la oposición, Ramos Allup, no sabe lo que es dialogar, si él fue, durante los    gobiernos adecos, el que se encargaba de informar a la población sobre la suspensión de las garantías constitucionales y aplicaban la represión desmedida en contra del pueblo. Asimismo, se entiende que avanzar hacia el objetivo del dialogo es difícil, si se oye a  algunos líderes de la oposición, en cuanto a su manera pesimista de enfocarlo. Pues, se sabe que, la intención de la oposición es confrontar al gobierno hasta acorralarlo, y causar su rendición o renuncia por intermedio de la caotización del país, basados en  la simultaneidad de actos vandálicos en el mismo, hasta que no haya control de la autoridad, sobre tales actos. Bajo las características de estas intenciones, se espera que no sea después de otra tragedia nacional, cuando decidan dialogar.

Pero, a pesar de que muchos sectores de la vida nacional claman por un dialogo en búsqueda de la paz del país, particularmente, creo que después de la derrota de la oposición en la OEA por razones harto conocidas, de pronto los líderes opositores pueden estar pensando que este no es el momento adecuado para sentarse a dialogar, simplemente, porque no tendrían ninguna confianza en los facilitadores y se haría presente el cinismo como una forma de desvirtuar la esencia del dialogo como tal, como en efecto lo han hecho algunos líderes a través de comentarios reflejados en la prensa nacional. En otras palabras, con la “fiera herida” los facilitadores dejan de ser creíbles y, el proceso ya no sería justo, ni habría ecuanimidad.

Asimismo, según lo que hemos visto y sabemos de la oposición, creo que no están para someterse al largo plazo que implica participar en un dialogo que les pueda consumir el tiempo que requiere Maduro para terminar su periodo. Está claro, que su gran objetivo es salir de Maduro a costa de lo que sea y, considero, interpretando su accionar a través de los medios de comunicación, que el tiempo les apremia y no podrían perderlo, porque entonces el cumplimiento del objetivo se les podría alargar.

Pero, en todo caso, es hora de la reconciliación, de la construcción de un consenso nacional que implique una visión de futuro que se fortalezca de acuerdo a la disposición de los interesados, para el bien del país. Reflexión.



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Jesús Rafael Barreto


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