Ley anti Leopoldo

En mi condición de paciente del Centro Internacional de Retinosis Pigmentaria "Camilo Cienfuegos" en La Habana, Cuba, donde me encuentro desde el 5 de febrero pasado, gracias al Convenio de Salud Cuba-Venezuela, he tratado de mantenerme al tanto de lo que sucede en mi país, si bien la mayor información la recibo a través de VTV, a sabiendas de que se trata de una visión de un lado, también la televisión española y ecuatoriana me dicen algo, pero la experiencia de vida y la lectura acumulada, logro escudriñar en noticias y opiniones.

Entre los excelentes cuidados médicos y la atención de las enfermeras y el resto del personal, incluyendo la generosidad de Atzani con el internet, que con éxito logran frenar en un punto mi prematura pérdida de vista, me enteró que la MUD concreta a mano alzada una de sus más publicitadas ofertas electorales: la Ley de Amnistía. Además de la oferta electoral, no podemos obviar que la misma sirve también para darle credibilidad al pacto Allup-Leopoldo, mediante el cual el veterano dirigente adeco se adueñó de la presidencia de la Asamblea Nacional y el jefe de Voluntad Popular se coloca a las puertas de la suite que tiene como calabozo.

A media vista intento adentrarme en los vericuetos de la Ley. Si bien no soy abogado, me encuentro en la edad en la que soy beneficiado por el dicho "más sabe el diablo por viejo que por diablo"; así me asomo a la certeza de que el instrumento jurídico, con retoques de última hora por alguien que recordó la palabra mesura, llena los requisitos para cumplirle al compañerito encanado, alborotar el avispero antichavista en las calles y reforzar los ataques de la prensa internacional contra el camarada Nicolás Maduro. No en vano, el señor Obama recrudece su virulencia contra nuestro Presidente, mientras se arrecia el desabastecimiento y la oposición clama por la salida de Maduro.

Mueven todos los recursos para darle matarile al gobierno, agitan cuanta vaina se pueda agitar y ligan con los dedos cruzados que los gobernantes cometan algún error en sus reacciones, seguros de que la Ley no tiene asidero legal ni lógico, ni humano. Calladitos celebran que Leopoldo siga encanado. No olvidemos que los adecos nunca supieron gobernar, pero siguen siendo expertos en maniobras.

Eso sí, desvían la atención del gobierno para que siga dejando de lado el tema de las colas. Juegan al desgaste, y lo están logrando. Ajá, pero con el compañerito preso.



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Pedro Salima


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