Pildoritas 18 (año IX)

112 Sísifos

Es verdad que últimamente la derecha fascista ha obtenido triunfos como el de Argentina, el de aquí en la Asamblea Nacional, el más reciente en el referéndum realizado en Bolivia, pero también es verdad, que son triunfos sin una real conciencia popular, de quienes se han prestado con su voto para avalar un  retroceso como el que ya estamos observando en Argentina y el que aquí están intentando a través de leyes neoliberales, a imagen y semejanza del poder imperial, que ha sido el verdadero el triunfador en todos los casos y que a través de la inyección de enormes cantidades de dólares logró comprar  tanta gente como necesitaba para adjudicarse una victoria.

Aquí ha quedado más que comprobado con los casos de los diputados de Amazonas, lo que no descarta que el mismo modus operandi, haya sido utilizado en todo el país, sólo que en esos demás se cuidaron de no dejar rastros, como allá.

Una votación tan abultada como la obtenida por la derecha, ni ellos mismos la pueden explicar, a no ser que confiesen las trácalas de las que se valieron, a las cuales habría que sumarle la enorme campaña mediática de las empresas privadas de la comunicación de aquí y del mundo, la avasallante montaña de mentiras echadas a rodas por la redes sociales y la aplicación casi que a la perfección del manual para guerras no convencionales que aquí ha significado la guerra económica que  se les ha facilitado, al menos para meter en la mente de muchos la necesidad de un cambio, y todo porque la Revolución no controla ni los medios de producción, ni las cadenas de distribución  y comercialización y menos las importaciones de productos básicos, este ultimo renglón convertido en desaguadero de nuestros dólares, muchos de los cuales han servido para financiar la contrarrevolución, como lo confesó a quien hoy llaman el bachaquero mayor en una conversación telefónica con otro tahúr del fascismo, cuando afirmo “estoy en guerra”, pero además por haber permitido el accionar de monopolios como el del personaje,  que tienen  en sus manos la capacidad de cerrar los grifos cuando les viene en gana y dejar, como por arte de magia, desbastecidas hasta las bodegas del más  humilde barrio.

Afortunadamente, y esto es casi que una ley de la vida y de la historia, como lo decía Chávez proféticamente, “las revoluciones necesitan del látigo de la contrarrevolución para que despierten del letargo en el que a veces caen”, nosotros ya recibimos, digamos que 112 latigazos y los hemos asimilado, hasta el punto que, no hay que negarlo, ya se nota ese despertar a que nuestro inolvidable líder se refería, el pueblo ha reaccionado y está en pie de lucha como los buenos boxeadores que esperan ver la estrategia del contrincante para platearle pelea y derrotarlo.

El pueblo sabe que quienes votaron por la derecha no lo hicieron conscientes de que estaban propinándose una especie de haraquiri, a ese pueblo no le impulsó  un bagaje de elementos doctrinarios ni de convicción, sino que se dejaron influenciar por factores que más temprano que tarde se desvanecen porque su origen es producto de falsas realidades.

Por ello más temprano que tarde, y ya se puede palpar, a nuestro alrededor, van a caer en el convencimiento de que cometieron un grave error y con seguridad esperar ansiosos, la primera oportunidad para rectificar, simplemente porque quienes lograron obnubilar su mente, no tienen absolutamente nada que puedan ofrecer como alternativa a no ser lo que ya están intentando, que es el desmonte de las enormes y numerosas conquistas que sobre todo los pobres y la clase media han logrado con la Revolución.

Hay antecedentes, sin ir muy lejos Nicaragua, la de Sandino, allí la Revolución fue derrotada, con estrategias muy parecidas incluidas las cruentas, como aquí, pero masificadas allá, con las que el imperio logró colocar una de sus marionetas en el poder, y ¿qué sucedió?, que ese pueblo apenas tuvo la oportunidad reaccionó, rectificó y allí tenemos una Revolución fortalecida, amada por su pueblo y poco a poco llevándole a los más pobres, sobre todo, el derecho que les corresponde a ser felices.

Para allá vamos, esta crisis, creada artificialmente, quizá, a otra clase de gente, distinta a la derecha que aquí padecemos, le hubiese servido para lograr todo el poder de un solo tajo, pero resulta que son tan poca cosa, tienes tantas carencias y poseen  tantos vicios, que todo lo que hacen, aunque de entrada pareciese bien, les sale más temprano que tarde mal, por ello, quienes ahora estamos padeciendo los embates del fascismo más aberrante que se haya conocido en estas tierras, esperaremos con cierto grado de paciencia, en la bajadita a quienes hoy cual Sísifo, intentan llevar su rocas de odio a la cima de la Patria, donde jamás llegarán y si lo hiciesen sería para caer más profundo que la última vez.



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Saúl Molina


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