El zancudo Aedes aegypti, de patas blancas y transmisor de la fiebre amarilla, habita en la AN y es engendro de AD y PJ

¡Mmmm… no es la primera vez que el imperialismo norteamericano difunde una plaga en cualquier parte del mundo para así sembrar desolación y muerte! Ah, por cierto, al parecer el Aedes aegypti también es el maléfico vector del chikungunya y del zika, además de la fiebre amarilla; o sea, que tal mosquito [amarillo-blanco] es full equipo no por casualidad. ¡Al mosquito, ni agua; hay que sofocar su hábitat principal, las aguas estancadas! O sea, hay que mover las aguas batiendo los remos para espantar a esos perniciosos bichos; y, también, hay que batir el aire porque lo que a una acción se le pasa la otra la repasa, como “La Hojilla” doble faz. Borracho de chupar tanta sangre, un ufano mosquito -narra el pueblo llano- andaba como Ramos Allup o como Julio Borges, da igual uno que otro o ambos a la vez en un engendro altanero por guapo y apoyao, disponiendo y creyendo que sus circunstanciales víctimas eran pendejas. Y prosigue el relato conque su madre, que era una mosquita viva y muy buena mujer, siempre lo aconsejaba así: _“Hijo, me tienes preocupada porque tú andas alocado echándole vainas a tutilimundi, déjate de eso, no sigas en las calles y menos contra la “Esquina caliente” y etc, picando a la gente y ofendiendo al pueblo porque seguramente te va a pasar una vaina y después no digas que no te lo advertí”. _Madre, no pierdas cuidado -retrucaba el maléfico mosquito-, más bien la gente y en especial el pueblo chavista me aplaude por doquiera que voy. Pero un día, luego, en un lapso de seis meses, el atribulario y alocado mosquito no volvió a casa.


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Guillermo Guzmán


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