El único negro al que la oligarquía toleró como economista y ministro fue Matos Azócar, y de la mano de Ramos Allup

Permítaseme esta digresión previa, anoche vi por vez primera este año a la ZKonducta y me sorprendió negativamente ver en la pantallita un escudo tan feo y de mal agüero como el de la CIA.

Nada semiótico, de mi parte, pero dudo que un símbolo así, y además, cerrado, cuadre bien con una comunicación que se supone abierta. No sé, tal vez resulte que yo soy un poquito quisquilloso con respecto a determinados asuntos, tal el aludido; yo echaría ese bicho a la basura y pondría otro más sencillo y adecuado. Por lo demás, esos muchachos ZK son a mi modo de ver, altamente valiosos, una magnífica respuesta a la crisis del periodismo sedicente.

Estoy en antecedente de que la oligarquía chupasangre y de la cual Ramos Allup y Julio Borges son, por cierto, emblemáticos, ha despotricado contra el Ministro Luis Salas; pero es bueno recordarle al pueblo que fue precisamente Ramos Allup, de la mano de Luis Alfaro Ucero y también, no podía ser ajeno, de la guía de su mentor favorito, Gonzalo Barrios, quien apañó desde el entones Congreso ique* Nacional, las vagabunderías del a la sazón Ministro de Hacienda Luis Raúl Matos azocar y de la hermana de aquél, Esperanza Matos.

Frase de Fray Gonzalo Barrios, y que lo dice todo, es: "En Venezuela no existe una sola razón para no robar".

Esa es la escuela del altanero señor Henry Ramos Allup, favorito de Gonzalo Barrios, y no menos discípulo de Romulón, el que decía "Disparen primero y averigüen después", no podría entonces esperarse del sujeto más que atropellos a la democracia participativa.

Canje de bonos con la banca norteamericana, lavado de dinero, el desangre del Banco Industrial por parte de la estafadora Esperanza Matos, ésta, repito, hermana de Matos Azócar, los chanchullos con el tal JP Morgan, con Michael Candesus, con Freddy Rojas Parra, con Toni Casas (presidente del Banco Central), con Maritza Izaguirre, con Teodoro Petkoff, todo eso por sólo remover algunas pistas de esa podredumbre cuartarrepublicana dependían de la aprobación del llamado Congreso y del que Ramos Allup era encargado de aprobar, y las aprobó, lo que desembocó en el estallido popular del caracazo.

Y, por si todo eso hubiese sido poco, es bueno citar que durante esos años, hubo una señora que de simple secretaria de la fracción parlamentaria de Acción Democrática -año 1973- pasó a vivir a la Lagunita Country Club y un par de años más tarde saltó a Nueva York, donde abrió una abultada cuenta bancaria en petrodólares, y poquito después se daba la vidorra en Sutton Place, y esa señora, ¡oh casualidad, ¿o causalidad?!, se llamó Cecilia Matos, compañera de Carlos Andrés Pérez, ¿y, que hizo Ramos Allup sino aplaudir? ¿acaso va Ramos Allup a desnegar su complicidad en esas vagabunderías?

¡Qué caretablismo el de Ramos Allup! Él tampoco sabe nada de otra famosa que de buhonera (vendedora de corbatas a la puertas del congreso) pasó a ser secretaria privada del entonces parlamentario Jaime Lusinchi, curruña del tal Ramos Allup, se trató de la señorita Blanca Ibañez y quien en un alarde de abusos se dio el tupé de vestirse de generala porque era la mujer del luego presidente Lusinchi, ¿y, donde estaba Ramos Allup, acaso comprando una papeleta de kerosén, dónde estaba ese sujeto de marras, dónde?

Ah, pero ahora el caretabla viene a darse golpes de pecho como impoluto, y por cierto, por esos años se prohibió a la prensa entrar al congreso porque la podredumbre del caso recadi fue tal que no hubo manera de taparearlo más, así era la mafia del congreso y que era dirigida por Ramos Allup.

Por cierto, es de aclarar que ahora en la V República también hubo una prohibición a que cierta prensa entrara a la asamblea Nacional, pero fue por otra causa muy distinta y que ahora intento explicar: se trató de que en una determinada sesión se discutía una materia muy delicada referida al cáncer de mamas, y en la ocasión, un diputado nuestro abrió su computadora para explorar algunos datos al respecto y en efecto éste miraba algunas imágenes de senos femeninos, pues señor, eso bastó para que un periodista sedicente captara desde atrás el suceso y luego difundiera a los cuatro vientos al parlamentario, pero con infundios de pornografía para descalificar a los parlamentarios revolucionarios; y esa fue la razón para que no se les permitiera entrar ahí a echar vainas, una cosa muy distinta.

Da la casualidad que la señora de dicho parlamentario padecía de cáncer, era la razón del estudio, porque eso sí, aquí antes de la revolución nadie se ocupó de defender al pueblo.

Es bueno que el pueblo sepa quién es Ramos Allup. ¿Racista, además de ladrón? Califíquelo usted, dilecto lector/a, de acuerdo a su apreciación personal.



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Guillermo Guzmán


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