Provocaciones y reacciones

La banalización del debate político nacional, es lo que busca Ramos Allup con sus consecuentes provocaciones al pueblo venezolano. En apenas cinco días al frente de la Asamblea Nacional, ha logrado su objetivo de concentrar la atención nacional en esa Institución, venida a menos. Cuál propio talibán, ha arremetido contra todo aquello que huela a Democracia Verdadera, atacando los medios del sistema público; asimismo, en un ataque de extremo delirio fascista, Ramos Allup resolvió desterrar de la Asamblea Nacional los símbolos de la Patria y, con ellos, tanto al Padre Libertador Simón Bolívar como a nuestro Comandante Infinito Hugo Chávez, quienes han marcado nuestra historia patria de manera determinante, uno impulsor de nuestra primera independencia y el segundo, propulsor de las grandes transformaciones políticas y sociales alcanzadas por nuestro pueblo, en estos últimos catorce años de Revolución Bolivariana.

Al propio estilo del Estado islámico o de las tropas gringas en Panamá, Irak o Afganistán, el adecopensionado Ramos Allup, actúa con la misma violencia e intentando obtener los mismos resultados: desmoralizar a los pueblos vencidos, ultrajarles en su aprecio por su nacionalidad, sus símbolos patrios. Al actuar de esa manera, deja a trasluz el asesoramiento que está recibiendo de los órganos de inteligencia del imperio, en especial, la CIA. Toda su actuación, está imbricada del terror de quien se cree victorioso y pretende someter a sus derrotados: al pueblo chavista; expresión de ello, son sus ataques y descalificaciones contra los medios de comunicación públicos, contra PDVSA y demás empresas públicas, contra las leyes del poder popular que institucionalizan los grandes logros sociales de la Revolución Bolivariana. Pretende Allup, implementar una especie de “Plan Cóndor” contra todo aquello que huela a chavismo. Extirpar el pasado y sus recuerdos, reduciéndolos a cenizas. Atemorizar a quienes se atrevan a expresar o recordar ideas impropias, insanas dijera un líder del Estado Islámico que aterroriza al Medio Oriente, mientras degollan a los atrevidos impuros.

Matar a un enemigo puede ser suficiente para desterrar sus ideas; pero, si se pretende instaurar un orden “nuevo”, eso no basta, es preciso entonces devastar sus ideas, desterrarlas de los espacios que durante años se mantuvo en el subconsciente colectivo. En Irak, el ejército invasor imperialista de USA, arrasó y mutiló la identidad histórica del pueblo iraquí; catástrofe planificada, para luego transculturizar al pueblo invadido. Saquearon el Museo Arqueológico de Bagdad, quemaron un millón de libros y millones de documentos de la Biblioteca Nacional fueron quemados, no hubo pieza u objeto que rememorara la historia de uno de los pueblos más antiguos de nuestro planeta, que no fuera sustraído y robado por las bandas armadas imperialistas. No basta con la muerte física del adversario, hay que desmoralizarlo. Para lo cual, hay que suprimir los principales elementos de su identidad cultural, que suelen ser los valores que más proporcionan fuerzas para asumir la resistencia o la defensa posterior.

La memoria colectiva viene a ser, como la columna vertebral de la cultura y de la supervivencia, por ello se le ataca y se propicia su destrucción y desarraigo. Nada fortuita, esa actuación -muy bien planificada- de Henry Ramos Allup contra toda la simbología que dentro de las instalaciones de la Asamblea Nacional, recordara la existencia del Padre Libertador Simón Bolívar y de nuestro Comandante Hugo Chávez Frías, menos aún, sí como han definido el momento histórico que vivimos en la actualidad, como de una transición para la restauración de la vieja república: la cuarta. Con esa forma de actuar, Ramos Allup, por demás, envía un mensaje positivo a sus conmilitantes de que sí, efectivamente, van avanzar en la derrota del chavismo, desplazarlo y destruirlo. Que no están hablando paja cuando afirman que en seis meses, Maduro sale del poder.

Cuando los nazis vinieron a buscar los comunistas, guardé silencio, porque yo no era comunista. Cuando encarcelaron a los socialdemócratas, guarde silencio, porque yo no era socialdemócrata. Cuando vinieron a buscar los sindicalistas, no protesté, porque yo no era sindicalista. Cuando vinieron a buscar a los judíos, no protesté, porque yo no era judío. Cuando vinieron a buscarme, no había nadie más que pudiera protestar”. En dicho poema, el pastor protestante Martin Niemöller resume las preocupaciones de todo aquel que se considere patriota ante las acechanzas del fascismo. Niemöller, junto al párroco Dietrich Bonhöffer y Karl Barth, fundaron la iglesia Confesante, en mayo de 1934. Se mantuvo titubeante como párroco de una importante feligresía en el centro de Berlín, ya el nazismo era poder. Cuando su compañero de sacristía, Bonhöeffer exhortó a los cristianos a ayudar a los judíos, Niemöller le contestó que la iglesia debía de preocuparse de su propia seguridad antes de alzar la voz por otros. La oposición al régimen nazista por parte de la Iglesia Confesante, se fue haciendo más decidida, a tal punto que Hitler ordena el arresto de sus párrocos, quienes fueron encarcelados y enviados a campos de concentración y aislamiento, en los cuales muere ahorcado Bonhöeffer. En enero de 1946, los integrantes de la Iglesia Confesante se reunieron de nuevo en Frankfort, para debatir su actitud en los tiempos de dictadura y fue allí, que Niemöller subió al púlpito y pronunció su sermón, que tiempos después tituló: ¿Qué hubiera dicho Jesucristo?.

Pues, Jesucristo habló y no lo hizo a través de los fariseos de la Conferencia Episcopal, sino a través de nuestra Fuerza Armada Nacional Bolivariana que alzó su voz como lo hiciera un 13 de abril de 2002. ¡Usted ha ultrajado la Patria toda! Respondieron nuestros dignos oficiales, el pueblo en armas habló: “Se ha ultrajado a través de una grosera, arrogante, y prepotente actitud contra la memoria eterna del Libertador Simón Bolívar como Padre de la Patria. Es el ultraje también a la memoria de un hijo insigne de Bolívar y de la Patria como lo es el comandante supremo Hugo Chávez”, con esas palabras, recogía Padrino López el sentimiento nacional de repudio generalizado a la actitud del fascismo contra quienes creen ellos, son sus derrotados: la patria toda y el pueblo venezolano. Resaltando, en esta hora siniestra que nos ha tocado encarar, la actitud sublime y patriótica de la Sargento Mayor Betty Romero quien, en actitud firme y patriótica, le alzó su voz al insolente presidentillo de la asamblea nacional, Ramos Allup, quien pretendió ingresar a la Unidad de la GNB, acantonada en dicha instalación, a retirar con sus propias manos los cuadros de Bolívar y Chávez que allí pudieran estar, solo encontró allí, la firmeza de la mujer venezolana, firme como tan solo ella puede serlo y con su recia voz, lo paró en seco y le ordenó al cretino parlamentario: “¡No entre aquí, esos retratos son de la Patria!” Y con su temeridad, se retiró, tal cual llegó a provocar a nuestra Fuerza Armada Nacional Bolivariana, el déspota “Régulo” Allup.

Esa actitud del déspota “Régulo” Allup continuará, como quedó evidenciado en su visita de compras al Mercado de Quinta Crespo el pasado sábado 09 de enero, supuestamente sin escoltas, los cuales aparecieron minutos después, para resguardarlo y retirarlo del lugar tras el repudio generalizado de los presentes haciendo sus compras, mientras la mediática burguesa se encargaría de atizarle ese repudio a los colectivos bolivarianos. Esa actuación del déspota “Regulo” Allup, continuará y se acentuará. Intenta Allup, concentrar las miradas del pueblo venezolano en su repugnante figura. La Revolución, estimamos, debe actuar al igual que lo hiciera “Régulo” Allup en aquel montaje del auto atentado a la casa de AD en Caracas, en que él mismo fue sorprendido por periodistas con la espoleta de la supuesta granada que se había lanzado en atentado contra esa sede partidista. Ante la pregunta certera de periodistas de VTV que le desmontaban la supuesta agresión, con su espoleta en la mano, el dirigente adeco en tono nervioso se limitó a responder: “¡No me vas a provocar!

El Gobierno, las y los revolucionarios, debemos concentrarnos en la búsqueda de soluciones a los gravísimos problemas que aquejan la cotidianidad del pueblo venezolano: el bachaqueo, la especulación, la inflación, la corrupción y toda la gama de situaciones que se concentran alrededor de esa problemática. Los mensajes deben ser positivos, como el enviado recientemente por el nuevo ministro de agricultura, el camarada Wilmar Castro Soteldo en la instalación de la nueva sede del Ministerio del Poder Popular para la Producción Agrícola y Tierras, en el Centro Técnico Productivo Socialista Florentino situado en el Municipio “Alberto Torrealba” en el Estado Barinas, siendo éste quizás, el anuncio más emblemático realizado por el gobierno del Presidente Maduro, en sus tres años a cumplir el venidero mes de abril. Informó Castro Soteldo, que ese ministerio va aplicar una política de reducción de costos de producción, comenzando por los rubros de los lácteos, las carnes y el azúcar. “Para que el pueblo pueda adquirir alimentos de calidad y a precios justos”. Castro Soteldo, igualmente mencionó que “es necesario la generación de conocimiento, la investigación y el desarrollo del área agroproductiva”, a lo que añadiríamos la revisión exhaustiva de Agropatria, empresa estatal que abandonó los fines y propósitos para los cuales fue rescatada de la barbaridad capitalista y hoy, está en eso de lo que fue rescatada: bachaqueando y especulando con sus productos, sometiendo al productor agrícola a la incertidumbre del desabastecimiento. La agricultura es fundamental, pues como señalaba el entonces ministro Jorge Giordani, los alimentos tienen un enorme peso en la inflación y “unos 40 o 50 rubros agrícolas, ligados a las hortalizas, tienen un fuerte impacto en la inflación de los alimentos, impacto que ha disminuido por el aumento de la producción en esos rubros”. Nuestro Comandante Chávez definía al Socialismo como la satisfacción de las necesidades básicas: “El socialismo le permite a todos y a todas la satisfacción de sus necesidades, estoy seguro de que esto se entenderá cada día mejor” (VTV, julio 2012). Analicemos cuánto nos hemos alejado de ese propósito y llevémoslo a números, allí están las cifras del 6D todavía hablando.

En la producción agrícola, está gran parte de la solución de los gravísimos problemas que hoy azotan al pueblo venezolano. La agricultura de puertos que se implantó desde la Vicepresidencia de Soberanía Alimentaria y que permitió, que la corrupción se adueñara de nuestra alimentación coadyuvando esfuerzos con los agentes de la guerra económica, enriqueciéndose ambos factores de la subversión; unos especulando y otros creando empresas de maletín que luego de realizada la importación, sencillamente “quebraban” la empresa y adiós prueba que te acabaste, debe ser exterminada de facto por el nuevo ministro. Inaudito que, mientras se aprobaba la revolucionaria Ley de Semillas por la Asamblea Nacional en manos revolucionarias, llegaba un barco con semillas de papas importadas desde Canadá. Ese solo hecho, deja al descubierto la política de doble rasero que desde esa Vicepresidencia, se instauró en desmedro del pueblo y en provecho de la burguesía parasitaria, socio en las sombras de esa burocracia corrupta. No más dólares para la corrupción importadora de alimentos, acuerdos de gobierno a gobierno. El lema: ¡Producción Nacional! Que se creen, no una sino miles de granjas agrícolas de propiedad colectiva. ¡Solo el pueblo salva al pueblo! Retomemos esa idea del entonces ministro de finanzas, Jorge Giordani, en su conseja para “amarrar” la inflación y derrotarla, para lo cual hace falta “más oferta de papa, cebolla, pimentón y tomate. Pero, hay que garantizar bajos costos, semillas, insumos suficientes y a tiempos y créditos”. He allí, un resumen sustancial de lo que debiera ser la hoja de ruta a seguir camarada Soteldo, en materia de agricultura.

Recuperar confianza y expectativas positivas, son otras de las tareas fundamentales que tiene el gobierno del Presidente Maduro, dejar en su show al “Régulo” Allup que, sin duda, continuará en su afán de centralizar las atenciones de la opinión pública nacional. Voceros fracasados y deprimentes, como esos de la CBST: Oswaldo Vera, Carlos López, Will Rangel y otros, que hoy prometen hacer lo mismo que prometieron hacer en 2014: “incrementar la productividad”, “acabar con las colas”, “fiscales populares”, deben ser execrados de la propaganda revolucionaria, inimaginable la cantidad de votos que esa aristocracia sindical cercenó a la causa revolucionaria. La vocería de la Revolución debe ser propositiva y creíble.

El simbolismo que hoy se lanza desde la trinchera fascista de la Asamblea Nacional, pretendiendo presentarnos como un pueblo vencido, debe ser respondida con hechos de masas y con actuaciones, que conlleven a ir desmontando toda esa tramoya que hemos padecido como “guerra económica”. Los medios públicos de la Revolución, más que información deben dar el salto de complementar la propaganda de la obra de gobierno con la información y la comunicación de nuestra historia Patria para reafirmar los valores de nuestra nacionalidad, de la contrapropaganda para neutralizar los antivalores que difunden –masivamente- los medios de la burguesía apátrida para intentar hacerlos creíbles y consustanciales a los valores de nuestro pueblo. En una Mémoire Confidentiel, publicada durante la ocupación nazi, Francisque Gay expresó su convicción de que “una cierta propaganda al servicio de un ideal de libertad puede contribuir poderosamente, sin duda, a devolvernos el sentido de las disciplinas necesarias, pero, al mismo tiempo, a suministrarnos los medios de resistir el asalto de las fuerzas niveladoras”. Por desgracia, las fuerzas democráticas entonces, no pudieron inventar a tiempo esa propagada y no ofrecieron a la ideología conquistadora del fascismo, ninguna resistencia organizada hasta que la guerra las obligó a movilizar sus armas para contrarrestarlos, a qué costo? En términos de vidas humanas.

Quienes nieguen el uso de la propaganda en la comunicación e información, están en contradicción con la Democracia Participativa y Protagónica que propugna nuestra Constitución, pues, no hay verdadera Democracia sino cuando el pueblo está al corriente de lo que sucede y es llamado a conocer y participar en la vida pública, como lo destaca Alfred Sauvy en su libro Le Pouvoir et l´Opinion: “La democracia total, la democracia, simplemente exige, amplia, muy amplia divulgación de los conocimientos. El soberano debe ser esclarecido. No se trata únicamente de instrucción, de formación intelectual, sino de conocimiento de los asuntos públicos”. Las buenas acciones y actuaciones deben ser propagandizadas; de manera tal, que nuestro pueblo las convierta en ejemplos que deban ser replicados y continuados en todos los rincones de nuestro territorio patrio. El Estado Mayor de la Comunicación, tiene bajo su responsabilidad esa compleja tarea, nada fácil. Pues, si bien, nuestro Comandante Chávez reunía en su ser, todas las habilidades que le hacían un excelente comunicador, propagandista y agitador, hoy todas y todos los venezolanos que amamos esta patria, que la sentimos hasta en las vísceras, como dijera Augusto Mijares; debemos posesionarnos de sus buenos valores y símbolos patrios. De manera que, después de la catástrofe, si nos llegara, no tengamos que asumir la misma postura derrotista de Niemöller. Esta patria, nuestros hijos e hijas, nuestros nietos y nietas, nunca nos lo perdonarían…



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Henry Escalante


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