Ya quisiera yo verlos queriendo ir presos con Pérez Jiménez en el Gobierno

Qué extraña dictadura la que el "autócrata" Nicolás Maduro lidera en Venezuela; cuando El Gigante Chávez, por lo menos, se veía que los hampones se daban a la fuga; salían por los aeropuertos como "Pedro por su casa", eso es verdad, sin embargo, no podemos negar que huían antes que le "pusieran el guante", después eran "machos", gritaban duro y todo, pero desde el exterior protegidos por el imperio gringo; ahora con este "monstruo" que tenemos en Miraflores, todos los conspiradores quieren ir presos.

Pero así cualquiera. Aquí un grupo de opositores invitaron a las guarimbas, mataron gente y destrozaron el país con el firme propósito de derrocar la revolución en una operación denominada "La Salida", y ese "tirano" que nos gobierna basó su única contraofensiva en una terrible tortura que a los adversarios les saca las uñas con tenazas y les da corriente en los testículos: su potente ráfaga de brutales llamados a la paz, paz, paz y con esa aniquilante metralla logró neutralizar el Golpe de Estado en marcha.

Como era de esperarse, los responsables que, además aparecen bien filmados en videos incitando y llamando a esos hechos de violencia que provocaron 45 muertes y cuantiosas pérdidas materiales, fueron detenidos. Y enseguida, como está de moda con el "déspota" Maduro: se apoderan de los micrófonos y, envalentonados, como los protagonistas principales de una película de Hollywood, decían: Voy preso, pero no me fugo", entre otras expresiones firmes y a la vez conmovedoras.

Yo hubiese dado lo que no tengo, para verlos en el Gobierno de Pérez Jiménez delinquiendo de esa manera, tal como se vieron en las guarimbas prendiendo cauchos, lanzado bombas molotov, trancando calles, colocando guayas de la muerte, disparando, intentando derrocar la revolución, y después saliendo por la prensas diciendo con poses de héroes trasnochados: me quedó en mi país, amo a mi Venezuela, voy preso.

Ustedes me disculpan, amigos lectores, amigas lectoras, quizás estoy subestimando a valientes, pero tengo casi la certeza de que si no todos, a la mayoría de esos opositores que pagan o han pagado cárcel en Venezuela por corruptos o golpistas, les hubiesen dicho: ahí te busca la Seguridad Nacional y no declaran a la prensa, ni siquiera les sale la voz.

Ahora Manuel Rosales, fugitivo de la justicia y acusado de enriquecimiento ilícito, dice que regresa y es muy probable, le creo, sabe que en Venezuela se garantiza la justicia, sólo por eso viene, porque como les acabo de decir, ya quisiera verlo yo por un huequito aterrizando en el Aeropuerto La Chinita y mirando por la ventanita del avión a Pedro Estrada, macabro director de la Policía Política de Pérez Jiménez, esperándolo paciente que desembarque con los esbirros más crueles del cuerpo de investigación y represión…No se baja por sus propios medios ¡no, que va!, se los aseguro, no le dan las piernas.



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Alberto Morán


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