La fecha

La fecha de las elecciones parlamentarias se ha convertido en el tema de la oposición venezolana en sus distintas versiones. Declaran, protestan, van al CNE y hasta algunos se empatan en una de no querer comer. Quieren una fecha precisa. Razonable la petición si nos colocamos en los zapatos de los opositores. El lado de la oposiciṕn que parece andar en la vía electoral, sin dejar de darle un vistazo a los atajos que se puedan presentar, pide la fecha para saber con cuánto tiempo cuentan para terminar on la ronda de conversacines, zancadillas, codazos, maletinazos y medios similares para cuadar candidatos. Esto pasa por reponer algún liderazgo que salió maltrecho de las primarias, reglamentar con mayor rigor las mentadas de madre entre los aspirantes y procurar que las trompadas verbales pasen a mayor. Esto incluye saber si aceleran o no la decisión en torno a personajes incómodos que desean ser parlamentarios, pero no tienen región que los acepte como tales.
La otra parte de la oposición, la que anda apuradita por aposentarse en Miraflores por cualquier medio, incluyendo la posibilidad de ser acompañados por un Pinochet criollito, también urge de la fecha; pues, si bien se anotan en el campo electoral, pese a que su intención sea la toma del poder de manera fulminante, y para planificar y ejecutar necesitan saber con cuántos días cuentan hasta las elecciones. Les urge saber cuánto tiempo tienen para espectáculos mediáticos, traer gente de afuera y negarse a comer.

Los que tienen recursos para pagar paramilitares colombianos que llegan y viven en territorio venezolano, también se inquietan por la falta de fecha. Los paramilitares son costosos, exigen mucho, mientras más tiempo llevan en Venezuela más se apegan y se ponen exigemtes. Los financistas de acá piden más dinero a los financistas en el exterior. Contabilizan y piden. Las guarimbas no han tenido el efecto esperado, ¿qué se inventan mientras anuncian la fecha? Los paramilitares piden acción.

Los que manejan el dólar ilegal, los especuladores, los acaparadores, los creadores del bachaqueo, los contrabandistas también necesitan de la fecha, porque si bien están haciendo su agosto ante las indecisiones del gobierno y los anuncios en cadena se pasean por aquello de que la avaricia puede romper el saco. Ellos ganan mucho con el alza de dólar, de los precios y del achaqueo, pero la rabia de la gente también es mayor. No están seguros que a la hora de un estadiilo sea la cabeza del camarada Maduro la que salgan a buscar, podría ser la de ellos. Además, entre ellos hay gente que desea normalizar sus negocios, que no soportan más tener como socios a los bachaqueros, que se inquietan ante la mirada de los paramilitares.

La fecha, venga la fecha, doctora Tibisay, que a varios dirigentes de la oposición les inquieta que en las colas sus militantes no celebran las mismas, ni hagan comentarios moradces contra el Presidente Maduro, sino que envuelven a los políticos en general, y empiezan a decir que ellos (los de la cola) sufren a causa de los planes para siquitrillar al gobierno, pero a la final son pocos los que se acomodan.

La verdad es que mientras esperamos la fecha, el país va hacia un punto de ebullición.


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Pedro Salima


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